viernes, 15 de agosto de 2025

El dogma de la Asunción


 

La Iglesia católica celebra la fiesta de la Asunción el 15 de agosto. La Virgen María fue asunta al cielo en cuerpo y alma, un dogma de la Iglesia católica conocido como la Asunción de María. Se entiende que María, al final de su vida terrenal, fue llevada a la gloria celestial no solo en espíritu, sino también con su cuerpo físico.

La Asunción es un dogma de fe, lo que significa que es una verdad revelada por Dios y propuesta por la Iglesia para ser creída por todos los fieles. Este dogma fue definido solemnemente por el Papa Pío XII en 1950, pero la creencia en la Asunción de María existe desde los primeros siglos del cristianismo.

La Asunción se diferencia de la Ascensión de Jesús, donde Jesús asciende al cielo por su propia virtud, mientras que María es asunta, es decir, llevada al cielo por la gracia de Dios.  El término "Asunción" significa "ser elevada" o "ser llevada al cielo", según la Iglesia católica.

¿Qué significado podemos extraer de la Asunción? La Asunción de María es un modelo y una esperanza para todos los cristianos, ya que muestra el destino glorioso que nos espera si seguimos a Cristo. María, al ser asunta al cielo, es considerada la reina del cielo y la madre espiritual de todos los creyentes. La Asunción también destaca la grandeza de María, quien fue preservada del pecado original y elegida por Dios para ser la madre de su Hijo.

La solemnidad de María Asunta al Cielo, debe llevarnos a los cristianos a la reflexión, para meditar sobre la lecturas de este solemne día,  (Ap 12,1-18).

El capítulo se abre con, «Y apareció en el cielo “un gran signo”»: este signo indica un mensaje por descifrar y se manifiesta en el cielo, por lo tanto, se trata de un mensaje que no pertenece al mundo terrenal, sino al mundo de Dios y como tal es decisivo.

Es “una mujer revestida del sol”: ¿cuál es el significado de esta imagen? Esta representa al mismo tiempo la Virgen María y la Iglesia. La mujer revestida del sol representa el esplendor y la luz de Dios y expresa una condición que se refiere en toda su magnitud al Ser de María: Ella es la toda “llena de gracia”, colmada del amor y de la luz que es Dios.

Esta mujer tiene “la luna bajo sus pies”, la luna evoca el tiempo del hombre, los días y las estaciones, la luna está bajo sus pies, esto representa que ella tiene dominio sobre esa, o sea, ella supera los acontecimientos del hombre. La luna indica también la muerte y la mortalidad. El hecho que esté bajo sus pies significa que María “está plenamente unida a Jesucristo su Hijo, en la Victoria sobre el pecado y la muerte; es libre de cualquier sombra de muerte y totalmente llena de vida. Como la muerte no tiene ningún poder sobre Jesús resucitado (Cf. Rm 6,9), así, por una gracia y por un privilegio singular de Dios Omnipotente, María la sobrepasó, la superó. Y esto se manifiesta en los dos grandes misterios de su existencia: al inicio, haber sido concebida sin pecado original… y al final, haber sido asunta en cuerpo y alma al Cielo, a la Gloria de Dios. Pero también, toda su vida terrenal ha sido una victoria sobre la muerte, porque se ofreció por entero al servicio de Dios, en la oblación de sí misma a Dios y al prójimo. Por esto María, es en sí misma es un himno a la vida: es la creatura en la cual se ha realizado la palabra de Cristo: “Yo he venido para que tengan Vida, y la tengan en abundancia” (Jn. 10,10).

Hay otro detalle importante: María tiene “en la cabeza una corona” (Ap 12,1), símbolo de su realeza; y la corona está formada por doce estrellas, aquí es clara la referencia a las doce tribus de Israel y a los doce apóstoles. Ella es la madre y la reina del pueblo del Antiguo y del Nuevo Testamento, que juntos, forman el pueblo de Dios. De este modo la mujer revestida del sol se convierte también, en símbolo de la Iglesia, la comunidad cristiana de todos los tiempos. Ella “lleva en su seno a Cristo y lo debe traer al mundo”: este es el trabajo de la Iglesia peregrina sobre la tierra, que en medio a las consolaciones de Dios y a las persecuciones del mundo debe llevar a Jesús a todos los hombres”. – “El Hijo varón que debía regir a todas las naciones” (12,5) – en vano porque Jesús – a través de su muerte y resurrección, subió al Cielo y está sentado a la derecha en el trono de Dios”. Por este motivo el dragón dirige sus ataques en contra de la mujer, la Iglesia. Sin embargo, “en todas las épocas, la Iglesia ha sido sostenida por la luz y la fuerza de Dios, que nutre en el desierto con el pan de su Palabra y de la Santa Eucaristía. Y así, en cada tribulación, a través de todas las pruebas que encuentra en el curso del tiempo y las diferentes partes del mundo, la Iglesia sufre persecuciones, pero siempre sale vencedora”.

El tiempo de la persecución y de la tribulación, es un tiempo limitado, de hecho, la mujer está en el desierto “por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo” (Ap 12,14). El significado muy confortable es que no debemos temer nada, porque el Señor está siempre con nosotros y no permite que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas.

El destino que nos espera es la Resurrección, el mismo destino de Jesús y María, que en el Cielo nos esperan y que nos han preparado un lugar desde la eternidad.

«Todas las generaciones me llamarán bienaventurada porque el Señor ha hecho obras grandes en mí». (Lc 1, 48-49).

«La Santísima Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la resurrección de todos los miembros de su Cuerpo». (CIC, 974).


Fotografía: Internet


 

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