Mal, lo contrario, lo opuesto al bien. Lo que se aparta de lo
lícito y honesto. Daño u ofensa que alguien recibe en su persona. Solemos
pensar en lo villano como el mal y en lo heroico como el bien... Nos imaginamos al bien y al mal en
una lucha constante a ver quién gana a quién.
“Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior. Lo que
importa es lo que elegimos potenciar”.
En un sentido general y descriptivo, el mal muestra varios
aspectos: el metafísico, el moral, el lógico, el psicológico, el estético y el
utilitario... Metafísicamente, que es la acepción más general, se dice que el mal
es “lo contrario al bien”: dicho de una cosa, significa que es nociva o daña y
lastima, y así se habla de mal cuerpo, del mal humor; dicho de una propiedad,
es la enfermedad, la dolencia, la desgracia, la calamidad. Moralmente, el mal
es lo que se aparta de lo honesto y lícito; en este sentido se dice que alguien
se ha portado mal, contrariamente a lo que es debido, imperfecta o
desacertadamente; ahí entra todo lo que es censurable o reprochable, de modo
que la voluntad tiene derecho a oponerse a ello para reprimirlo o modificarlo.
Psicológicamente, el mal es lo contrario de lo que se apetece o requiere, lo
que está de manera inadecuada para un fin; así se dice que la estratagema o el
negocio salió mal, o que alguien se ha enterado mal. En sentido lógico, se
habla de un ‘mal razonamiento’. En sentido estético, de ‘malos poemas’. En
sentido utilitario, de un ‘martillo malo’, etc.
Puede describirse al mal, en sentido extenso, como la suma
total de la oposición existente, contra los deseos y necesidades individuales,
que la experiencia muestra en el universo, de donde surgen, entre los seres
humanos al menos, los sufrimientos que abundan en la vida. De esta manera el
mal, desde el punto de vista del bien humano, es lo que no ha de existir. A
pesar de eso, no hay parte de la vida humana en la que no se sienta su
presencia y la discrepancia entre lo que es y lo que ha de ser, siempre ha
requerido explicar la consideración que el género humano ha intentado dar a él
y a su entorno. Para este propósito es necesario: definir la precisa naturaleza
del principio que imparte el carácter de mal, a tan gran variedad de
circunstancias; y determinar, hasta donde pueda ser posible, el origen, del
cual surge.
Con respecto a la naturaleza del mal, debe observarse estos tres tipos: físico, moral y metafísico:
El mal físico comprende todo aquello que causa daño al
hombre, lesión corporal, frustración de sus deseos naturales, impedimento del
pleno desarrollo de sus poderes, sea en el orden de la naturaleza,
directamente, o a través de las variadas condiciones sociales, bajo las que la
humanidad existe naturalmente. Males físicos directamente debidos a la
naturaleza son: la enfermedad, un accidente, la muerte, etc. La pobreza, la
opresión y algunas formas de enfermedad son casos de mal, que surgen de la
imperfecta organización social. El padecimiento mental, como la ansiedad, la
desilusión, el remordimiento y la limitación de la inteligencia, que impiden a
los seres humanos alcanzar la total comprensión de su medio ambiente, son
formas congénitas de mal y cada una varía en carácter y grado, según la propia
inclinación natural y las circunstancias sociales.
Por mal moral se entiende la desviación de la voluntad humana
de las reglas del orden moral y la acción que resulta de esa desviación. Tal
acción, cuando proceda exclusivamente de la ignorancia, no será clasificada
como mal moral, lo que está restringido propiamente a los actos de la voluntad,
hacia los fines que la conciencia rechaza. La extensión de mal moral no se
limita a las circunstancias de la vida en el orden natural, sino también
incluye la esfera de la religión por la que el bienestar del hombre es afectado
en el orden sobrenatural y los preceptos que, como dependientes finalmente de
la voluntad de Dios, son las obligaciones más estrictas posibles. La obligación
para la acción moral en el orden natural, por otra parte, es generalmente
entendida, como dependiente de razones suministradas por la religión y es por
lo menos dudoso, si posible, para la obligación moral, existir del todo
separada de una sanción sobrenatural. El mal metafísico es la limitación de una
o de varias partes componentes del mundo natural.
Tal como comportamiento, la acción perversa de la voluntad de
la que depende el mal moral, es más que una mera negación de la acción
correcta, implica cuando se realiza, el elemento positivo de opción. Pero el
carácter moralmente malo de la acción equivocada, no está constituido por el
elemento de opción, sino por el rechazo de aquello que demanda la correcta
razón. Ningún sistema filosófico ha tenido éxito, escapando de la oscuridad en
la que el tema está envuelto, pero no es demasiado decir que la solución
cristiana ofrece en general, menos dificultades y se aproxima, más que
cualquier otro a la perfección.
Se ha sostenido que la existencia es fundamentalmente mala.
Que el mal es el principio activo del universo y el bien nada más que una
ilusión, una búsqueda que sirve para inducir a la raza humana a perpetuar su
propia existencia. Éste es el dogma fundamental del budismo, es decir,
contemplar la felicidad como inalcanzable y sostener que no hay manera de
escapar de la miseria sino dejando de existir de otra manera, en ese estado
impersonal de Nirvana. El origen de sufrimiento, según Buda, es "la sed
por ser".
El mal ha sido atribuido a uno de los dos principios,
mutuamente opuestos, respectivamente, debido a la mezcla del bien y del mal en
el mundo. El poder Divino inmanente armoniza al mal y al bien en un mundo
cambiante. El mal moral procede de la necedad de la humanidad, no de la
voluntad Divina y es dominado por un fin bueno.
La filosofía cristiana, como la hebrea, atribuyen el mal
moral y el físico a la acción de la voluntad, creada libre. El hombre se ha
provocado asimismo el mal que sufre, transgrediendo la ley de Dios o la
obediencia de la que dependía su felicidad. Cuando la oscuridad es nada más
que la ausencia de luz y no es producida por la creación, entonces el mal es
meramente falta de bondad. La manifestación, parcial, del bien de la creación,
cuya plenitud reside exclusivamente en Dios. El mal moral y físico se debe a la
caída de hombre, pero todo el mal es dominado por Dios para un propósito bueno.
El problema del origen del mal se une así con el del origen
del ser. El mal moral, en particular, surge del error y es gradualmente
eliminado o por lo menos minimizado, por el desarrollo del conocimiento de las
condiciones del bienestar humano. El origen del mal, como el origen de todas
las cosas, es inexplicable. Ninguna teoría puede ajustarse al plan del
universo, simplemente, porque ninguna teoría es posible. Dios crea para
manifestar su propia bondad, poder y sabiduría y se complace con Su reflejo o
similitud, en el que consiste la bondad de la creación. El placer de Dios es
motivo sumamente perfecto para la acción, semejante al propio Dios y a sus
criaturas, no se debe a cualquier necesidad, o la necesidad innata de la
naturaleza Divina. Somos incapaces de imaginar porqué Dios eligió manifestarse
por vía de la creación, pero la humanidad como seres creados a semejanza de Él,
debemos imitar su bondad y generosidad y actuar en pro del bien. Existe el bien
y el mal, pero el mal nos hace imperfectos, aunque Dios nos creó libres y cada
cuál es dueño de sus acciones y las acciones tienen consecuencias…
Normalmente utilizamos el bien y el mal como si tuvieran vida
propia. Para “el bien” existe una personificación muy difundida en el mundo:
Dios. Por otro lado, “el mal” es personificado por Satanás.
Mal de males es hacer mal a sabiendas. ¿Qué te hagan mal a
conciencia...? ¡No hay peor maldad!
“El bien es una armonía, el mal una discordancia”.
“Sólo el que va por el camino del bien sabe a dónde va. Los
que emprenden el viaje de la vida por las vías del mal, saben por dónde
empiezan, pero no por dónde acabarán”.
“Si el mal supiera lo que puede causar tendría vergüenza de sí
mismo”.
“El bueno será siempre libre, aunque sea esclavo; y el malo
será esclavo, aunque sea rey”. Marcial.
“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado
de esforzarse por ser bueno. Sólo podrás conocer la fuerza de un viento
tratando de caminar contra él, no dejándote llevar”. C. S. Lewis.
“Ser bueno no consiste en no cometer ninguna falta, sino en
saber enmendarse”. San Juan Bosco.
Fotografía: Internet
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