Del latín secrētus: un secreto es algo oculto, escondido y
separado del conocimiento de los demás. El secreto, por lo tanto, es ignorado
por la mayoría de las personas, excepto por aquellas que comparten el secreto.
Existen secretos de distinto tipo y que surgen en diferentes situaciones. Un
secreto puede consistir en ocultar información o estar vinculado incluso a una mentira. Y muchas veces la carga de un secreto pone en riesgo la unidad familiar.
Guardar un secreto es algo común, ¿quién no ha guardado un
misterio personal alguna vez? Si nos paramos a pensar, seguro que hay algo que
no hemos querido contar nunca. Incluso las personas más sinceras y
extrovertidas han reservado para sí, en algún momento de su vida, algún asunto
privado. Así lo revela un estudio publicado en el 'Journal of Experimental
Psychology de Estados Unidos'.
Según la ciencia, asociamos guardar un secreto con algo perjudicial para la salud. Mantenerlo supone para nosotros una carga física y emocional que requiere un mayor esfuerzo en nuestra rutina diaria. Los expertos en psicología lo explican con una metáfora: Como si lleváramos una mochila cargada de piedras, el peso del secreto nos aleja de nuestras metas y, sobre todo, nos hace evitar cualquier asunto que pueda suponer un juicio negativo hacia nosotros. Lógicamente, cuando uno se deshace del peso de ese secreto, la sensación es de absoluta liberación.
En todas las familias hay secretos, porque durante la vida de
cada generación se suceden acontecimientos y no todos son agradables.
Existen secretos inconfesables que se tratan de ocultar, y siempre son los
mayores los que imponen silencio para salvaguardar el buen nombre de la casta.
La psicóloga, Diana París, ha escrito el libro "Secretos familiares", donde afirma que nuestro árbol genealógico tiene que ver con nuestros problemas. Gracias a Dios, siempre hay alguien que con sabiduría te ayuda a ver la luz de lo incomprensible. Cuando tú piensas que lo que te pasa es imposible, para ese imposible encontrarás una respuesta, he aquí una que me clarifica ciertas actitudes…
Al parecer, todo está en nuestra infancia y más allá de ella y
eso es algo que parece innegable. Eso es lo que afirman psicólogos vocacionales
y algunos, como Diana París, psicoanalistas profesionales. El psicoanálisis,
que a tantos colegas escritores ha salvado de la quema, requiere bucear hasta
los confines de uno mismo y es probablemente en ese lugar donde se encuentra la
psicogenealogía transgeneracional, de la que habla Diana París en su último
libro "Secretos familiares" (Nuevo Extremo). Claro que convendría precisar qué
es eso de "psicologenealogía transgeneracional", porque, cuenta diana que las
cosas que cuesta pronunciar se suelen entender poco: "Se trata de una modalidad
de la psicología que intenta encontrar las raíces de los obstáculos, traumas,
conflictos o dolencias que atraviesa un sujeto. Y esto es a partir del estudio
del árbol genealógico".
Queda claro que ésa era la pretensión de cualquier tipo de
psicología. En todo caso -dice Paris- lo que me interesa saber es cuántas
sesiones se requieren para descubrir qué secreto interfiere en la vida de
alguien. "Muchos pacientes lo hacen en
la primera. Tengo ejemplos muy variados de tantos años de clínica; pero a
algunos pacientes les lleva mucho tiempo entender por qué, pongamos por caso,
una mujer joven muy enamorada, queriendo tener hijos no puede quedarse
embarazada, aunque ella y su pareja lo deseen. Y tal vez en la primera
entrevista, en el árbol está muy reflejado que las mujeres de su clan, cuando
han parido el primer hijo, han tenido algún otro accidente de volumen
importante, una muerte cercana, la pérdida de una casa, la urgencia de tener
que emigrar... y en el inconsciente de esa familia se graba que un hijo tiene
que ver con una situación desafortunada y le dicta a esta mujer, muy deseosa de
tener un hijo, la imposibilidad de embarazarse, como un modo de protegerla de
repetir la historia familiar".
Sorprendente que se mezcle lo físico, digamos, con lo
químico. Pero así es exactamente la vida y por eso cuesta más entenderla. Y
muchas veces resulta difícil, por no decir imposible, hacerlo solo porque
es necesario encontrar a alguien en el camino que nos ayude. "Cierto. Es como
tener un ovillo de hilo con muchas puntas, para saber por dónde tirar para
empezar a desenrollarlo. Y es complicado. A lo mejor hay que hablar con esos
parientes que todavía la edad avanzada le permite algún recuerdo del pasado.
Quizá hay que revisar un cajón de fotos donde siempre aparece una persona que nunca
dijeron quién es, pero que está en todos los cumpleaños y Navidades; o revisar los libros de Registros de
las Iglesias donde se asientan bautismos o defunciones. Ahí hay datos que las
familias a veces no nos cuentan".
Está claro, que en todas las familias existen secretos que
suelen tardar mucho tiempo en descubrirse, si llegan a descubrirse, y que a
veces permanecen ocultos durante generaciones. Y al descubrirse quedan claras
ciertas claves que parecían misteriosas.
El pasado no es nuestro. París ha escarbado tanto en los "Secretos familiares" de tantas familias, y se ha encontrado con tantas historias
tan sorprendentes e increíbles que le aportaron el argumento necesario para
transmitir su teoría. Para escribir el libro ha investigado mucho y ha
profundizado en muchas historias familiares y ha dejado claro que el pasado, y
no solo el nuestro, sino también el de nuestros ancestros, tiene mucho que ver
con lo que nos pasa y con quienes somos.
Puede que, a veces, guardar secretos puede ser emocionante;
pero otras tantas, podría volverse como un martirio. Hay quién, se esfuerza para que algo de su pasado no se sepa, porque al saberse alguien puede cambiar su concepto sobre ella... Y en ese empeño sobreviene un estrés emocional, y las investigaciones
han descifrado que cuando una persona tiene algo que ocultar puede limitar sus
capacidades. Los expertos señalan que la mente crea una relación "secreto-carga" que pueden producir consecuencias en la psicología cognitiva,
perceptiva, social y en la salud de las personas, disminuyendo su bienestar y produciendo
estrés, ansiedad y agotamiento.
Los secretos pueden ser una gran ventaja; pero mantenerlos no
es tan fácil como parece y esto aumenta cuando se trata de información
importante o que puede traer consecuencias serias a algún involucrado. De acuerdo
con la psicología, el hecho de guardar secretos sin la presión de ocultarlos genera tensión: "ya que vaga igualmente por la mente, fuera de los contextos. Y esa
frecuencia con la que rondan por el pensamiento es la que predice un bienestar
inferior". Ya estudios anteriores ya habían dado conclusiones similares y
advertían que guardar secretos podía ser perjudicial para la salud.
Hay secretos y secretos, están los inconfesables y los (evidentes) secretos a voces, y un secreto compartido deja de ser un secreto... Los secretos son cargas muy pesadas, he
visto madres llorando amargamente por ocultar haber tenido un hijo y darlo en adopción,
y desde el momento que lo cuenta libera el dolor que la oprime y siente que se
ha quitado un peso de encima. El hecho de mantener un secreto puede resultar
pernicioso para la salud, está claro. Pero no todos los secretos son tan "graves". Esto es porque no todo a lo que llamamos secreto se
considera "secreto". Algunas cosas son, solamente, privadas. La
conceptualización de ambos términos, a pesar de que coloquialmente es más
difusa, viene trabajándose desde hace muchos años por parte de expertos en
sociología y psicología.
A nivel psicológico también tienen diferencias fundamentales.
Mientras que los secretos tienen una carga importante: una información que no
debe ser transmitida por la amenaza de una consecuencia, lo privado se considera
algo lícito. El hecho de que una persona solicite que algo se mantenga en su
ámbito privado no afecta de la misma manera, ni genera el estrés asociado a los
secretos.
Para cargar con la carga de un secreto es necesario estar
constantemente evaluando qué se puede y qué no se puede decir, o cómo hacerlo,
delante de quién o si alguien podrá sospechar. También está la preocupación de
cometer el error de liberarlo por un descuido, y eso consume una cantidad
inmensa de energía.
No hay secreto que el tiempo no revele. Jean-Baptiste Racine
La vida es más placentera sin nada que ocultar. Creo que se
vive mejor sin la presión de cargar secretos y con el miedo de que se descubran.
No hay nada como vivir tranquilo y en paz, libres sin cargas que pesen ni
cadenas que aten.
Al mar le gusta la impunidad y por eso borra toda huella en
la playa. Ramón
Gómez de la Serna.
Fotografía: Internet
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