sábado, 18 de julio de 2020

No hay envidia sana

¿Por qué hay gente que siente envidia? La envidia no es más que el síntoma de una enfermedad llamada ‘inferioridad’. 

No hay envidia sana, la envidia es envidia y eso no es bueno. El envidioso es un ser perturbado por su obsesión. La envidia está catalogada dentro de las emociones negativas, es decir, aquellas que nos dan una sensación de inquietante malestar, el resentimiento, la inferioridad o los celos nos corroe el ánimo. Además de estar comparándote, implica un deseo frustrado por lo que el otro tiene, un sentimiento de inferioridad ante el envidiado, tristeza de las propias carencias, angustia, resentimiento comparativo, rencor...

Como medida de salud y bienestar, Alfonso Andrés Fernández nos ayuda a identificarla, aunque casi todos en algún momento hemos sentido envidia, y hasta cierto punto es normal. Lo importante es que al reconocerla podamos optar por regularla o dar rienda suelta a este sentimiento, lo cual puede dañarnos e incluso enfermar nuestro organismo. 

¿No puedes evitarlo? La envidia siempre nace de una comparación social, por lo que es común que las personas envidiosas constantemente piensen en qué posee la persona envidiada (ya sean cosas materiales o cualidad físicas) y experimentan un sentimiento de inferioridad respecto al otro. 

La investigadora Gisela Sierra Otero, de la Facultad de Psicología de la UNAM, explicó que si una persona permite que se prolongue por mucho tiempo una emoción negativa puede generarle problemas de salud, ya que provoca estrés, mayor secreción de adrenalina, así como cambios en el ritmo cardiaco, en el pulso y en los jugos gástricos. 

Generalmente las personas interpretan la envidia como una injusticia, lo cual está basado en una comparación y suelen tener pensamientos como: ¿Por qué le dieron el ascenso a él? ¿Por qué tiene un coche mejor que el mío? ¿Por qué es más bonita? ¿Por qué es más admirada? Estas expresiones pueden demostrar un sentimiento de inferioridad y una baja autoestima. 

Sierra Otero señaló que justificando lo que la persona considera una injusticia, se autoriza a sí misma agredir; busca hacer un daño o se alegra de alguna situación poco favorable que experimente la persona envidiada, siendo ambas características las que distinguen a la envidia. 

Agregó que con la envidia no sólo nos hacemos daño a nosotros, sino a la persona envidiada, porque se busca la venganza. Además, este sentimiento implica vergüenza, porque a nivel social es mal visto y la gente lo oculta, lo cual provoca que sea difícil de estudiar. 

La especialista explicó que lo que popularmente se conoce como “envidia de la buena”, más bien sería admiración, en ella no impera ni el coraje ni el odio, sino más bien un sentimiento de superación, a partir de lo que se cree envidiado. 

Finalmente, la investigadora señaló que para manejar la envidia se debe buscar regular esta emoción, si es posible hablar sobre este sentimiento y “convencernos de que a unos nos toca vivir y tener unas cosas; debemos aceptar y saber vivir con lo que tenemos y adaptarnos a las situaciones; ser felices así, porque la gente envidiosa ni siquiera goza su propia vida, no piensa en los aspectos favorables que todos tenemos”, concluyó. 

Sobre la envidia decía Ignacio Manuel Altamirano: La envidia es proteiforme. Sus manifestaciones más comunes son la crítica amarga, la sátira, la diatriba, la injuria, la calumnia, la insinuación pérfida, la compasión fingida, pero su forma más peligrosa es la adulación servil. 

Pobre de quién caiga en las garras de personas envidiosas. Malo que te envidie alguien, pero cuando ese alguien es una hermana que se la ingenia para envenenar a los demás hermanos para que se unan a su cruzada destructiva desprestigiando a la hermana que la gente admira... Esas personas son un peligro, porque el objetivo de su venganza va encaminada a difamar con injurias y calumnias y no parará hasta conseguirlo, solo entonces se sentirá bien consigo misma.

¿Cómo sobrevivir a la envidia? Dentro de las emociones humanas que más conflicto causan en nuestra vida y en nuestras relaciones, sean de noviazgo, amistad, familiar o laboral, se encuentra la envidia. En el Diccionario de Medicina Tradicional de la UNAM, la envidia es clasificada como un sentimiento negativo el cual puede dañar a otros y enfermar a la persona que la experimenta. 

Con el fin de ayudar a esas personas envidiosas y que lo reconocen, los profesionales dan algunas pautas para que las pongan en práctica y aprendan a controlar sus impulsos enfermizos y puedan sobrevivir al mal que las arrastra; por esta razón, Salud180 ofrece algunas claves que ayudarán a contrarrestar los efectos de este sentimiento humano: 

Desarrolla mayor empatía. Trata de colocarte en el lugar del otro. 

Observa, objetivamente, la realidad de lo que te rodea y de quienes te rodean. Esto te permitirá tener en tu grupo o entorno a las personas y condiciones más favorables para tu desarrollo. 

Desarrollo profesional. No te compares con nadie. Recuerda, todos somos únicos e irrepetibles.

Colaborar. En un entorno, principalmente en el trabajo, es bueno que trates de integrarte. Trata de ayudar a tus compañeros. 

Valora tu capacidad. No te subestimes. Todos tenemos cualidades por las que valemos mucho. 

No te compares. No desarrolles tus metas profesionales y de vida basándote en la de otro. Ese es el peor error que puedes cometer. 

La envidia es parte de la vida de todos los seres humanos, por consiguiente, siempre estará presente, pero no por eso debes dejar que domine tu vida para dañar al otro. 

Las emociones humanas nos permiten sentir y vivir. Sólo trata de mantener un equilibrio que te ayude en tu salud emocional. 

La envidia existe solo en aquellas personas que no saben aceptar la felicidad de los demás.

Quiérete y valórate. Vive y deja vivir.

Fotografía: Internet

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