Amiga soledad, me he refugiado en tus brazos como tantas veces en mi vida que he aliviado las penas ahogada en llanto. Me has visto entre tanta gente que vagan solas, pero tú estás a mi lado, amiga soledad. Es verdad que a veces siento vacío hasta en el corazón. ¡Ay, soledad!, que traes contigo a tu inseparable tristeza y ésta me hace recordar que estoy más sola que nunca, o tal vez sea mi añoranza la que trae a mi memoria la inevitable presencia de mis queridos padres a los que no puedo olvidar porque sin ellos mi vida no tiene sentido. Tú no me asustas soledad, más bien me ayudas a serenar la intranquilidad de los avatares de la vida…
No tenemos que temerte, porque también formas parte del ser y ayudas a encontrar el equilibrio perdido tras las tormentas que nos azotan en el camino.
No me lleves en tus brazos, soledad, deja que siga andando, porque andando seré más fuerte y podré alcanzar los objetivos de mi vida. La vida es más que una carrera, es la senda donde aprender a transformar las lágrimas en sonrisas, la soledad en compañía, la desolación en esperanza y la indiferencia en impulso para que aflore la verdad y en la verdad se encuentra el Amor.
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