Los escritores narran, relatan, cuentan crónicas e historias, unas reales y otras ficticias. Algunas, salpicadas de vivencias y experiencias, otras, imaginadas o idealizadas, pero cuando escribimos, si lo que contamos se da por cierto y real, significa que las vibraciones sensibles entre el escritor y el lector se encuentran en el mismo nivel empático y conectan emocionalmente.
Hoy quiero recoger los ecos para ser altavoz de la voz de una mujer que lucha por erradicar la barbarie. Mujer, que aún bajo amenaza de muerte no se amedranta y alza la voz para denunciar las injusticias, enfrentándose a la maquinaria represiva de los opresores. Es increíble que en el mundo, a día de hoy, las mujeres sigan sufriendo los mayores abusos y maltratos de los ‘machos gallitos’, aunque hay lugares donde la violación y la violencia contra las mujeres es más cruel y sangrante.