domingo, 19 de mayo de 2013

Los líderes políticos más viejos

El Presidente uruguayo, José Mujica.

Algunos —bastantes diría yo— dirigentes de varios países sobrepasan los setenta años o los ochenta. La mayoría llevan muchos años en el poder y no porque le hayan elegido democráticamente… Pienso que para gobernar se necesitan proyectos ilusionantes y compromiso social, y creo que con las edades avanzadas y décadas en el poder, más que gobernar, se habrán acomodado como si fuera el salón de su casa.

En la actualidad, el más joven es Rafael Correa, presidente de Ecuador (50).
Joachim Gauck, presidente de Alemania (73).
Michael D. Higgins, presidente de Irlanda (72).
Abdelaziz Buteflika, presidente de la Rep. de Argelia (76).
Simon Peres, presidente del Estado de Israel (90).
Jacob Gedleyihlekisa Zuma, presidente de Sudáfrica (71).
Manmohan Singh, primer ministro de la India (80).
Robert Mugabe, presidente de Zimbaue (89).
Hifikepunye Pohamba, presidente de Namibia (77).
Ellen Johnson Sirleaf, presidenta de Liberia (74).
Paul Biya, presidente de Camerún (80).
Girma Wolde-Giorgis, presidente de Etiopía (89).
Raul Castro, presidente de Cuba (82).
Teodoro Obiang Nguema, presidente de Guinea Ecuatorial (71).
Giorgio Napolitano, presidente de la República Italiana (87).
José Mujica, presidente de Uruguay (78).

Unos nombres nos suenan más que otros pero se dice que el Presidente más honesto del mundo es José Mujica, de Uruguay. Bonachón, diferente, intelectual, todo un personaje de bien es José Alberto Mujica Cordano. Conocido popularmente como Pepe Mujica, el actual presidente de la República Oriental del Uruguay, no tiene hijos y vive con su mujer en su chacra (casa de campo con huerta) de las afueras de Montevideo. Conduce un Volkswagen escarabajo viejo y gran parte de lo que gana lo dona para viviendas de madres solteras. Dona a fondos de ayuda social un 90% de su salario, establecido en unos 12 mil dólares americanos, pero de ese sueldo solo utiliza para su manutención mensual unos 20 mil pesos (un poco más de mil dólares), según el portal elmundo.es.

Él dice que es austero y gasta poco, es económico, pero no porque sea pobre. Pobres son los que quieren mucho y nunca te dejan entrar. Este hombre sencillo se ha ganado la confianza de su pueblo. Sus frases van cargadas de esperanza y de futuro: «Vamos a invertir primero en educación, segundo en educación, tercero en educación, cuando tome posesión de mando del Uruguay. Un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y mentirosos». «El poder no cambia a las personas, solo revela quiénes verdaderamente son».
Pero últimamente, sus frases salidas de tono están dando mucho que hablar por calificar a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner: «Esta vieja es peor que el tuerto», refiriéndose a su difunto marido. Sin percatarse que el micrófono estaba abierto, dijo lo que pensaba, pero no siempre conviene decir lo que se piensa. El incidente se zanjó con las disculpas públicas del propio presidente uruguayo: «Debo pedir sentidas disculpas a quienes pude lastimar en estos días por mis dichos y sobre todo porque son como nosotros integrantes del suelo de la patria grande y federal».
De sus frases me quedo con: «Somos polvo y vamos al polvo. Esas ínfulas de los estatus y los recuerdos es vanidad y vanidad».

Decir que no todas las personas que están al frente del gobierno de un país están capacitadas, bien porque tienen la cabeza hueca o llena de pajaritos, y los pajaritos los convierten en pájaros fanáticos y opresores. Son un peligro público los que van tras el poder para sembrar el miedo y someter al pueblo, y la mayor desgracia se cierne cuando por las ansias de poder fomentan revueltas para que estalle la discordia, declaran guerras que producen las mayores tragedias y arrastran a las poblaciones a la desolación más miserable. Así, los odios y la venganza permanecen en el corazón de los hombres por años porque las generaciones no olvidan.

Están los gobernantes que gobiernan para hacer apaños, para vivir bien él y los afines. Cada gobernante hace de las leyes su ley a conveniencia y hacen y deshacen sin tener en cuenta los intereses generales, más bien, pasan de ellos… Pobres países, democráticos o no, si están bajo el poder de personas poco apropiadas. Todos los gobernantes buscan lo mismo: utilizar el poder a su antojo y doblegar a la sociedad imponiendo miedo y mintiendo. La corrupción se convierte en forma y manera de gestionar y los dineros públicos desaparecen de las arcas con total impunidad. Los países están endeudados por décadas, los políticos garantizados de por vida y la austeridad y los recortes se reparten por igual entre los pocos que tienen un trabajo… Decía Tierno Galván: «Los bolsillos de los gobernantes deben ser de cristal».

Dicen que no existe gobernante inteligente; si fuera inteligente no fuera gobernante. También dijo Sócrates que: «Reyes y gobernantes no son los que llevan cetro, sino los que saben mandar».
Ahora que Jacobus Joubert tiene toda la razón: «Como la dicha de un pueblo depende de estar bien gobernado, la elección de sus gobernantes pide una reflexión profunda». Pero, ¿a quién elegimos?

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