La tarde era de ensueño,
estaba encendido el cielo.
El fuego nos envolvía
con su embrujo y misterio.
Mi mirada se perdía
en el infinito, a lo lejos,
extasiada en el paisaje
profundo como un espejo.
Se entremezclan los colores
cuando el sol casi se ha ido;
contemplar tal maravilla
hace vibrar los sentidos.
Te sientes tan hechizada
que pareces estar levitando;
la paz te envuelve el alma
y oyes ángeles cantando.
Compruebas que no es un sueño
y te sientes agradecida
al universo, a la naturaleza
por disfrutar de la vida.