martes, 16 de abril de 2013

Estoy cansado

Un niño grita enfadado.

El cansancio es humano y tanto el cansancio físico como el abatimiento de sentirte impotente frente a la injusticia, agota. Nos cansamos de trabajar, de caminar, de esperar, también cuando nos desilusionamos disminuye nuestra energía y nos sentimos cansados y sin fuerzas. Últimamente estamos muy cansados y molestos por los engaños y abusos de los poderosos. Estamos cansados hasta el agotamiento y eso nos arrastra al aburrimiento, la indefensión y al temor. En ese estado nos quieren los gobernantes para, según decía el intelectual, escritor, economista y humanista recién fallecido, José Luis Sampedro: «Nos gobiernan a través del miedo».

Sí, el miedo y la desesperación se han adueñado de la gran mayoría de los españoles. Mientras, los ricos, que por eso son poderosos, a los que se alían los políticos de turno, hacen y deshacen a libre conveniencia sin pensar en el interés general. El pueblo es avasallado y la justicia, comprada o vendida, convenientemente se pone la venda y el ultraje pasa como ‘obras inocentes’ pero las cargas políticas se dirigen contra el pueblo al que se le han arrebatado sus derechos. El Estado de Bienestar, para ellos y los demás, se corta, y recorta las mínimas ayudas existentes. Encima te piden que te aprietes el cinturón mientras ellos se lo aflojan. Suben impuestos para seguir manteniendo las prebendas inconstitucionales que se han atribuido. Ellos involucrados en despilfarros, malversaciones, evasión de capitales, hechos y cohechos demostrados, campan libremente protegidos y defendidos por sus compañeros de partido que sin pudor dan la cara por hechos tipificados como delictivos…

Frente a este panorama nos sentimos indefensos y desprotegidos. La democracia prostituida y mancillada. La barbarie que nos rodea nos tiene agobiados, decepcionados y cansados, un cansancio que no lo repara un mullido colchón… Los que levantan el país son los trabajadores honestos y honrados, mientras las élites se enriquecen de forma corrupta con nuestros sudores. No más robos, no más privilegios, no más injusticias…
¿Dónde está la Democracia? Estamos cansados que nos hagan pagar con sacrificio, para que unos se lo lleven descaradamente y a cambio recibir burlas, engaños y mentiras. Se regodean de estar aforados y que la ley está con ellos. Estamos cansados…

Bill Cosby es un brillante comediante americano que nos ha hecho pasar ratos divertidos. Un hombre sin escuela pero educado y autodidacta, trabajador incansable que lo que tiene lo ha ganado gracias a su esfuerzo y constancia. Quizás más lúcido que muchos, protesta con razón, la misma razón que tenemos todos porque en muchos países las políticas cargan contra los que se han esforzado para vivir con dignidad, y como nadie regala nada hay que ser hormiguita y no cigarra.
La holgazanería está de moda pero los parásitos viven de los demás; esa actitud molesta aquí y allá… Eso viene a decir Bill Cosby, cansado de la verborrea política, aunque ellos no dan ejemplo de nada y viven a cuerpo de rey… Bill Cosby dice lo que piensa y así lo expresa:
Tengo 76 y estoy cansado

Tengo 76 años, excepto por un breve período en los años 50, cuando yo estaba haciendo mi Servicio Nacional, he trabajado duro desde que tenía 17 años.
A excepción de algunos graves problemas de salud, trabajé semanas de 50 horas, y no llamé a nadie para decir que estaba enfermo en casi 40 años. Hice un salario razonable, pero no heredé mi trabajo o mis ingresos, y he trabajado muy duro para llegar a donde estoy. Y teniendo en cuenta el desastre de la economía, parece que haber ahorrado para mi jubilación no fue mala idea, y estoy cansado. Muy cansado. 

Estoy cansado de que me digan que tengo que «repartir la riqueza» a las personas que no tienen mi ética de trabajo.
Estoy cansado de escuchar que el gobierno tomará el dinero que ganaba, por la fuerza si es necesario, y dárselo a la gente demasiado perezosa para ganarlo.
Estoy cansado de que me digan que debo bajar mi nivel de vida para luchar contra el calentamiento global, a pesar que a nadie se le permitió debatir. 
Estoy cansado de que me digan que los adictos a las drogas tienen una enfermedad, y que yo debo ayudar a apoyarlos y tratarlos, pagar por el daño que hacen. ¿Fue esto causado por un germen gigante que salió corriendo de un callejón oscuro, y los agarró, y les hizo meter ese polvo blanco dentro de sus narices o introducirse una aguja en su brazo, mientras trataban de combatir al germen? 

Estoy cansado de escuchar ricos deportistas, artistas y políticos de todas partes hablando de errores inocentes, errores estúpidos o errores juveniles, cuando todos sabemos que piensan que su único error fue ser atrapado. 

Estoy realmente cansado que la gente no tome responsabilidad por sus vidas y sus acciones. También estoy cansado y harto de ver a los hombres y mujeres jóvenes en la adolescencia y a principios de los 20 llenarse de tatuajes en la cara y rellenarse de hierros, logrando ellos mismos de esta forma, quedarse sin un empleo, para luego reclamarle mi dinero de impuestos al Gobierno por estar desempleados.

Sí, estoy malditamente cansado, pero, también estoy contento de tener 76 años, porque, mayormente, no voy a tener que ver el mundo que estas personas están haciendo. Sinceramente lo lamento por mi nieta y sus hijos… Gracias a Dios que estoy en el camino de salida y no en el camino de entrada.
Como yo, muchos de ustedes coincidirán con las quejas de Bill Cosby. Es el único derecho que nos queda: quejarnos por tanto abuso de poder que crea injusticia y desigualdad. Estamos cansados. Dijo, y dijo bien, Mario Benedetti: «Acá hay tres clases de gente: la que se mata trabajando, las que deberían trabajar y las que tendrían que matarse».

Fotografía: Mindaugas Danys, cc.

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