domingo, 4 de mayo de 2025

Mi madre en el recuerdo

 


"Mi madre siempre en el recuerdo": Puede ser una expresión poética para evocar el cariño, la nostalgia, o la tristeza que se siente al recordar a una madre. Hay que decir, que “el amor a la madre”, es un sentimiento profundo, tema socorrido en la música, poesía y literatura, donde se expresa el amor incondicional y la influencia que tiene una madre en la vida de sus hijos.

Lo que más recuerdo de mi madre es su amor por mí, y por todos sus hijos. Lo dio todo por cada uno de nosotros para que aprendiéramos a caminar por la vida. Mi madre es la persona que más admiro en el mundo. No solo me ha enseñado que el amor verdadero existe, sino que ha sido mi guía y mi ejemplo a seguir.

Recuerdo que de niña acostumbraba a estar cerca de mi madre ayudándola y aprendiendo de ella, tenía mucha paciencia para explicarme con todo detalle, cada paso a seguir. También me interesaba por saber de su vida y vivencias de niña, de joven y de su noviazgo, de cómo conoció a mi padre, de su boda y de la llegada de tantos hijos, pero yo quería saber de mi nacimiento y del sentimiento que la embargó al verme... Me encantaba escuchar sus relatos emocionados y poco a poco fui conociendo a mi madre en su forma de sentir, pensar y de actuar, y entre más sabía de ella, más la admiraba.

Mi madre era una mujer intachable, generosa y paciente. Me gustaba estar a su lado acompañándola y ayudándola, comprendía que cargaba con mucha responsabilidad y trabajo. Como niña, jugaba con mis hermanos y amigas, pero también, sin que me mandaran, me gustaba ayudarla en la cocina, a lavar, a planchar, a cocer, a plantar, hacer el queso, cortar las papa que se enterraban en la tierra. Son tantos los momentos inolvidables junto a ella, que parece que los estoy viviendo… Yo me quedaba observándola para ver sus ojos brillando de emoción, ella se enternecía bastante y me lo agradecía con una sonrisa.

Cuántos recuerdos junto a mi madre: madre e hija confidentes y amigas. La quise y la aprecié tanto, que no solo me ocupé y me preocupé de que estuviera bien y se sintiera comprendida y acompañada, sino que me interesaba de saber de sus sueños e ilusiones, de sus sentimientos y emociones, de lo que le hubiera gustado conseguir en la vida. Me siento orgullosa de haberme interesado por mi madre y poder conocerla profundamente. Entre más la conocí, más la amé, y la sigo amando con toda mi alma. Igualmente me interesé por conocer a mi padre, decir que los dos eran muy buenos conversadores, una gozada escuchar sus historias vivenciales y la satisfacción de ellos porque yo las escuchara.

A veces pienso sobre el por qué hay hijos tan desapegados y distantes con sus padres. No todos los hijos son iguales y si hay uno que haga la diferencia, ese hijo es una bendición para los padres. Amo y admiro profundamente a mi madre y también a mi padre, y hoy, ya en el ocaso de mi vida, reflexiono sobre la relación con mis padres y doy gracias a Dios por haberme dada la capacidad de valorar y respetar a mis padres, por lo buena gente que eran, por todo lo que hicieron por mí y por todos sus hijos, por sus enseñanzas y sus lecciones de vida, por haber podido mostrarles en vida, mi cariño y agradecimiento y vieran lo orgullosa que me sentía de que fueran mis padres. Por eso hoy y siempre será “día especial” para darles las gracias por ser mis padres. Cada día estaría escribiendo sobre mi madre y mi padre, por su amor verdadero, su valentía y sus enseñanzas.

Mamá, siempre he expresado la admiración que siento por ti. Desde niña me has cuidado como tu mayor tesoro y me has hecho saber que el amor sí existe. De la forma más valiente asumiste la vida con tu numerosa prole y miles de obstáculos aparecieron en el camino, pero tú, esperanzada, seguías adelante, hasta que la enfermedad te venció, y yo estuve a tu lado acompañándote y queriendo aliviar tu sufrimiento.

La vida no ha sido fácil para ti, muchas veces me quedo pensando, en cómo, a pesar de todo, siempre venías a mí con una sonrisa y queriendo adivinar mi estado de ánimo, para animarme. ¡Qué afortunada me siento! En ti siempre encontré todo lo que necesito: Has sido mi niñera, mi amiga, mi maestra y mi enfermera, y hasta mi psicóloga, pero tengo que decir, que en algún momento, yo también he sido todo eso para ti. En tus últimos días estabas tan débil y tan necesitada de cuidados, que no te llamaba, mamá, eras mi niña. ¡Qué quiere, mi niña! La última cena te la di yo, sonreías y me decías que te lo ibas a comer todo.

También sé que la vida te regaló muchos buenos momentos. Si supieras que ahora mismo desearía poderte abrazar, con solo un abrazo yo me sentiría fortalecida y protegida. No tendrías que decirme nada para hacerme sentir que todo estará bien, y que lo mejor está por llegar. Aunque ya no soy esa pequeña niña que se escondía bajo tu falda, aún puedo sentir esa fragilidad al estar entre tus brazos; esa necesidad de tenerte cerca y de sentir tu cariño, tu presencia y tus palabras.

Mamá, eres la persona que más admiro… Con tu ejemplo me has enseñado sobre resiliencia, paciencia y perseverancia. A pesar de las vicisitudes de la vida, nunca te doblegabas y te hacías la fuerte para no venirte abajo, con esa actitud me has hecho entender, que por difícil que sea las circunstancias no hay que perder la fe y la esperanza, y en esa circunstancia estoy hoy.

Por todo lo que te tocó vivir, te tuve lástima y sentía impotencia al no poder evitar que sufrieras. Y, aunque te vi débil, fuiste una mujer valiente, capaz de sobreponerte y como cualquier ser humano, tuviste momentos de vulnerabilidad, pero siempre tenías en tus ojos esos deseos de vencer y de salir adelante. Gracias, porque todo esto se ha reflejado en mi forma de ver y asumir hoy la vida. Sabes qué, me siento grande por ti. Todavía tengo en mi mente esa frase: "El mundo es para los que caminan sin miedo". Y sí, tienes razón. A pesar de los pesares, vencer el miedo es lo que me ha permitido llegar hasta donde estoy en este momento, y llevarte en mi corazón y mi pensamiento me llenan de fuerzas para seguir haciendo camino.

Todo el amor que me brindaste me ha hecho entender; que quién te quiere no es capaz de hacerte daño. Le diste valor a mi vida y has hecho que me sienta grande y orgullosa de lo que soy. Los valores que cultivaste en mí me han convertido en una mujer que mira de frente a la vida. Tengo parte de tu esencia y por eso me siento orgullosa. Soy un ser humilde, fuerte y esperanzado que avanza con amor y determinación en la búsqueda por alcanzar sus sueños, sin hacer daño a nadie.

Mamá, podría extenderme y enumerar todas esas cualidades que te hicieron una gran mujer. Pero incluso así se quedan cortas las palabras para describir todo lo que eres y lo mucho que me importas. Sin temor a equivocarme diré que eres la mejor madre del mundo. La vida me dio el privilegio de ser tu hija y vivo eternamente agradecida a Dios por ello.

Nunca podré pagarte todas y cada una de las cosas que hiciste cada día por mí.  Mi anhelo sería que fueras testigo de mis triunfos y que te sintieras orgullosa y que disfrutaras conmigo todos esos frutos de los esfuerzos que me ayudaste a cultivar. Sabes que te amo y estaré siempre por ti, como tú sigues estando para mí, desde ese lugar tan hermoso llamado, cielo.

El amor es una de las emociones más puras que puede sentir el ser humano, pero que a veces cuesta expresarlo, en especial, si hablamos del amor que sentimos por nuestra familia, y sobre todo por nuestra madre. Qué bueno sería encontrar las palabras para demostrarle, cuánto la queremos y apreciamos, y agradecerle por sus cuidados y decirle, cuánto la necesitamos en nuestra vida, vida que ella nos ha dado.

Madre: La M de maravillosa, la A de amor, la D de dedicación, la R de responsabilidad, la E por lo especial. Mi niñez es una colección de bellos recuerdos gracias a ti, mamá. Sí, eres la mejor madre del mundo. Sé que no hay nadie que me quiera como tú. En estos momentos desearía tenerte cerca para sentirme más fuerte y poder afrontar las vicisitudes de la vida, pero gracias a la fe que recibí de ustedes, mi esperanza difumina mis temores. 

Felicidad era verte sonreír... Mamá, bien sabes que te quiero con toda mi alma, y que por las noches miro al cielo a ver si puedo verte entre las estrellas, pero sé que estás tras ese manto brillante, con Dios, junto a papá, gozando de paz y felicidad, entre santos y ángeles. Pidan por sus hijos, que desnortados no ven el camino que conduce a ustedes.

Gracias por ser mi mejor ejemplo. ¡Te quiero hoy y siempre, mamá!


Fotografía: Internet


 

 

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