“Todo gira alrededor del amor, porque este no es solo un sentimiento; es, por encima de todo, la acción expresiva que procura el bien del otro.” Alex Rovira.
Las personas somos un fascinante conglomerado de actitudes, creencias, emociones, atracciones y aspiraciones. Las emociones se arraigan en nuestro cerebro de un modo que es difícil de entender, pero son ellas las que se adentran de un modo implícito, y casi mágico, en nosotros mismos, en nuestra personalidad y también en nuestros deseos. Comprender por qué nos enamoramos de una persona concreta y no de otra es un desafío que ha llamado la atención de los psicólogos durante mucho tiempo.
En ocasiones, la admiración por alguien se traduce en amor. Es esa persona que nos sirve de espejo, ahí donde vemos virtudes, aspiraciones o dimensiones que siempre hemos querido para nosotros y que, de algún modo, no hemos alcanzado.
¿Por qué te enamoras de quien te
enamoras? Tu corazón late con fuerza, te sudan las manos, las mariposas
revolotean en tu estómago y todo gira en torno a una persona en concreto. Todo
ser humano se enamora alguna vez en su vida; o varias. Pero por qué nos
enamoramos, y más aún, por qué surge con una persona y no con otra, ese es uno de
los grandes retos que todavía intentan desentrañar tanto la psicología como la
neurociencia.
El enamoramiento es un proceso donde
intervienen mecanismos biológicos, psicológicos y culturales. Según la ciencia,
el hallazgo de la media naranja tiene un plano menos romántico e irracional de
lo que se había creído tradicionalmente. En numerosas investigaciones se ha
puesto de manifiesto el papel que juegan varias partes del cerebro (el
hipotálamo, la corteza prefrontal, la amígdala, el núcleo accumbens, el área
tegmental frontal, etcétera.) en el amor romántico.
"Al comienzo del enamoramiento,
se produce en nuestro cerebro una activación de las regiones cerebrales que
pone en marcha el sistema de recompensa, en el que un neutro transmisor como la
dopamina nos motiva en la búsqueda constante del ser amado que provoca esa
recompensa", dice el doctor Juan Carlos Portilla, Vocal de la Sociedad
Española de Neurología. Una búsqueda que muestra la sabiduría de la naturaleza,
como se ha demostrado en otros estudios, puesto que el cerebro está programado
para activar las emociones y hallar a esa persona idónea que ayude a garantizar
la preservación de la especie.
Algunos trabajos incluso comparan la
actividad cerebral entre quienes están tocados por las flechas de cupido y
quienes no por medio de resonancias magnéticas: "Cuando los enamorados ven
una fotografía del ser amado presentan mayor activación de regiones cerebrales
relacionadas con la recompensa, el placer, la motivación, la atención y la red
de regulación de las emociones", dice el doctor.
También explica Portilla, que aumenta
la secreción de otras hormonas como la oxitocina (recompensa), las feromonas,
la noradrenalina (sensación de euforia y excitación) y la serotonina (estado
anímico). Así, en el plano físico el enamoramiento produce sensación de
felicidad, de bienestar, de gran optimismo, y genera algunos signos como un
aumento de energía, pérdida del ritmo biológico del sueño y de apetito, aumento
de la frecuencia cardiaca, entre otros.
Una cuestión interesante es que las
investigaciones que analizan los aspectos vinculados con el amor "observan
cómo las áreas cerebrales estimuladas son similares a las que se activan en los
casos de adicciones a sustancias o acciones como el juego. Algo que sucede
también cuando se pierde al ser amado. Así, algunos autores hablan del amor
como una adicción natural", dice el doctor. Incluso por géneros se percibe
la estimulación de las mismas zonas. Sin embargo, los hombres en el juego de la
seducción son más visuales y ellas más de memoria y oído.
Además, hay que contar con el papel que
juega la bioquímica del amor, prendarse de alguien responde a unas necesidades,
creencias, pensamientos, deseos, gustos, experiencias o anhelos inconscientes
que promueven que nos fijemos en un hombre o en una mujer en concreto. El
supuesto de por qué, por ejemplo, a una chica le presentan dos chicos al mismo
tiempo y enseguida se decanta y cae rendida por uno, esta es una de las
cuestiones que trata la psicología. ¿Pero qué desencadena que nos fijemos en
ese alguien determinado?
A pesar de relacionarnos con numerosas
personas a lo largo de la vida, sólo con unas pocas se profundizará en una
relación de pareja. En unos casos, se tratará de uniones que, igual que
comenzaron, un día terminan y, en otros, se caminará al mismo son hasta la
eternidad.
Según Esteban Cañamares, psicólogo
clínico y especialista en temas de pareja y sexualidad, sobre “Por qué elegimos
la pareja que elegimos” las elecciones de pareja son inconscientes. Confluyen
una serie de elementos que no se perciben y que nos impulsan a elegir a una
persona y no a otra.
La atracción física es uno de los
aspectos que influyen de forma determinante. "Se suelen buscar los tipos
físicos representados en nuestra familia. También somos más proclives hacia las
personas que nos recuerdan en alguna cualidad a los progenitores. Habrá mayor
afinidad cuanto más familiares nos resulten. Igualmente influye la impronta del
primer amor", cuenta el psicólogo.
También es frecuente que la persona
en la que se pone el ojo pertenezca al mismo nivel sociocultural y económico.
"Por un lado hay individuos que no se conforman con menos y, por otro, las
diferencias en estos aspectos suelen generar miedo al rechazo", explica
Cañamares. Aunque siempre hay excepciones, el psicólogo afirma que no se da en
el conjunto de la población.
"Algunos factores forman parte
del kit psicológico de compatibilidad y hace que nos acerquemos a ciertas
personas con las que compartimos estatus, un círculo de amigos similar,
gustos... En definitiva, se busca a alguien que encaje en nuestra foto ideal.
Los valores y el esquema y el proyecto de vida también influirán para que se
convierta en algo más estable", añade Isabel Serrano-Rosa, psicóloga
clínica y directora de gabinete EnPositivoSí.
Aquellas cualidades que se valoran y
que no se poseen también son un factor de seducción. "Si alguien es
sociable u organizado..., y yo no lo soy es una vía para formar tándem y
complementarse", agrega Cañamares. "Unas cualidades e ideales que
vienen en muchas ocasiones marcados por la sociedad", puntualiza la
psicóloga.
Por otro lado, se suele rechazar a
quienes inciden en aquellos aspectos psicológicos que no se desean mostrar.
"De forma inconsciente se pierde el interés o sin explicación aparente no
nos va a caer muy bien. Todos tenemos algún tema tabú que preferimos que se
mantenga escondido", manifiesta el especialista.
En otros casos cuando dos personas
han experimentado un sufrimiento y se ha activado un mecanismo de defensa
ocurre que si el mecanismo puesto en marcha es diferente en cada caso surgirá
la atracción entre ambos. "Si alguien cubre su soledad siendo buena y
cariñosa para mantener próximas a otras personas, y otro individuo opta por
centrarse en su profesión, porque considera que con una carrera brillante va a
estar siempre acompañado, es probable que estas personas se atraigan. Por el
contrario, cuando la herramienta para combatir ese sufrimiento es la misma, no
irá más allá de una bonita amistad", asegura Cañamares.
En el plano emocional, los amantes
tienen que estar en un nivel madurativo similar. "Podemos sentirnos
atraídos por alguien que no esté en el mismo estado de maduración porque se
quiera hacer de ONG ayudándole si nos hace sentir que nos necesita, pero a la
larga no tiene posibilidades de fraguar. Si lo hace, será una relación
problemática", indica la psicóloga.
La gratificación, apunta el experto,
que supone estar con él o ella por encima del esfuerzo es fundamental. Si el
coste está por encima de las recompensas que implica estar en una relación no se
persistirá en que continúe. "El amor es dar y recibir. Si sólo es dar es
sacrificio y si es recibir es egocentrismo. Es un espacio de reciprocidad, de
altruismo, autoestima y afecto", detalla la psicóloga.
El mismo esquema de pareja y de
familia, la forma de abordar ciertos temas o de concebir esa relación, la
confirmación de la autoimagen que tenemos sobre nosotros mismos o la
compatibilidad sexual también son esenciales. "Al final si la otra persona
con la que salimos no nos permite ser auténticos va a perder muchos puntos de
cara a una relación más duradera", cuenta Cañamares.
En general, a un nivel más
superficial, nos atrae lo parecido en cuanto a estilo de vida. Sin embargo,
"es probable que dos personas contrarias, si se complementan en valores o
comparten conflictos o problemas, se pueden atraer. En este sentido, aunque
sean el día y la noche pueden ser compatibles", afirma la psicóloga.
Según Cañamares hace 30 o 40 años el mundo era más permanente. En la actualidad el progreso y el ritmo vertiginoso de la sociedad han traído un cambio en el pensamiento, en los valores, en las aspiraciones..., y esto se está traduciendo en un mayor número de divorcios. Aquello que cuadraba hace 30 años ahora puede que ya no sirva por nuestra propia evolución. No se trata de buenos y malos, sólo es progreso personal. Los roles han cambiado y con ello, todo lo demás. Hoy se pasa del encanto al desencanto, en menos que canta un gallo.
Fotografía: Internet
No hay comentarios :
Publicar un comentario