La vida te impone cosas que escapan a tu control, pero está en tus manos elegir cómo vivirlas. Celine Dion.
La vida es la carrera entre el momento en que nacemos y el instante en que dejamos de existir, pero ¿cómo podemos encontrar satisfacción entre los dos tiempos que nos concede la vida? Realmente disfrutar cada minuto es más fácil de lo que piensas. No importa si sueñas en grande o en pequeño. Si lo grande te asusta, comienza con algo pequeño, ¡pero comienza!
Si te equivocas, admítelo. Trabaja en ti y deja que otros trabajen en sí mismos. Nadie es perfecto. Sea liberal con sus elogios y tacaño con sus críticas. Aborda los problemas que te molestan, si es necesario, pero hazlo con amabilidad. No envidies a nadie, tú lucha por tus sueños.
Si sientes la necesidad de llorar, hazlo, simplemente no te
quedes atascado en el modo de fiesta de lástima. Si necesitas aliviar el estrés
físicamente, sal a correr o levanta pesas; solo recuerda dejar que las
preocupaciones fluyan de ti como el sudor que brota de tu cuerpo. No te aferres
a la ira, arrepentimientos o errores del pasado, acepta y supera el pasado; vive la vida aceptando y agradeciendo, pero sin hacer daño a nadie y estarás más saludable y feliz. La felicidad es una actitud, no está en el tener sino en el ser. Nuestra mente se enriquece con lo que recibimos y nuestro corazón con lo que damos. Quien disfruta
la vida lo decide cada día y lo plasma en sus acciones.
Todos hemos conocido personas con unas inmensas ganas de
vivir. Personas alegres, activas, sociables y resilientes. Capaces de encontrar
el lado amable de cada acontecimiento y de soslayar la negatividad con una
naturalidad pasmosa. Esa habilidad para disfrutar la vida tiene un componente
innato, pero también depende en gran medida de la decisión diaria que esa persona
toma cada día de ser feliz.
Por ello, aunque nunca hayas logrado identificarte con estos
amantes de la vida, está en tu mano cambiar dicha realidad. Todos tenemos el
poder de determinar nuestro estado de ánimo y nuestras experiencias
emocionales, sólo hemos de cuidar los pensamientos que alimentamos y abrirnos a los demás con sinceridad.
Durante nuestro crecimiento nos enseñan a leer, a escribir, a comportarnos... Sin
embargo, en ningún momento nos enseñan a vivir y a disfrutar del camino de la vida. Nos
enfocamos en competir para progresar laboral y socialmente, invertimos toda nuestra energía
en tratar de alcanzar el éxito y cumplir con imposiciones ajenas. Y olvidamos
que lo único realmente importante, nuestra verdadera misión es tratar de ser
felices, desarrollando las actividades que nos gusta sin pisar a nadie.
La forma en que interpretas los acontecimientos puede hacer que percibas la vida como un regalo o como un castigo. La tendencia a pasar por alto todo lo positivo que nos ocurre y a rumiar de forma incesante sobre los sucesos negativos, envidiando y viendo al otro como rival, nos conducirá irremediablemente a la insatisfacción, la frustración y la tristeza. En gran parte son nuestras ideas las que te acercan o te alejan de la felicidad, y de ahí, esa sensación de no sentirte bien contigo mismo.
Por eso, si ves que tu vida se te hace cuesta arriba y deseas comenzar a disfrutar la vida, has de cambiar tu patrón de pensamiento. No puedes controlar todo lo que ocurre, pero siempre tienes la opción de elegir cómo interpretarlo. Agradece y recréate en cada acontecimiento positivo de tu vida. Aprecia la compañía de tus seres queridos, la realización que te aporta tu trabajo o, simplemente, la posibilidad que tienes de vivir cada nuevo día.
Pon en marcha tus habilidades de afrontamiento, pide ayuda si
es necesario. Pero utiliza tu pensamiento para amarte, para animarte, para
motivarte y para impulsarte. Convierte a tu mente en tu mayor aliado y no en tu
peor juez. Tus pensamientos definen la forma en que te sientes.
Otro de los principales obstáculos que hemos de superar es nuestra tendencia a no vivir en el presente. Es verdaderamente difícil disfrutar la vida si estamos constantemente arrepintiéndonos del pasado o angustiándonos por el futuro. De esta manera nos perdemos lo que está ocurriendo aquí y ahora. No nos permitimos implicarnos en profundidad con las personas y acontecimientos que nos rodean, llevados de resquemores infundados que se agrandan, anulamos nuestras verdaderas emociones y no podemos vivir en plenitud de las personas que deberíamos amar.
Saber disfrutar la vida consiste, en primer lugar, en estar
presente. En poner los cinco sentidos en las sensaciones, las emociones, las palabras... En invertir toda nuestra energía mental en hacer de
cada momento algo importante, a pesar de las circunstancias que nos toque vivir. Nos pasamos la vida esperando a que llegue el
fin de semana, a que lleguen las vacaciones, a conseguir un trabajo mejor o a
encontrar el amor... Y mientras esperamos nos estamos olvidando de vivir un tiempo precioso, el ahora.
En estado de espera posponemos la felicidad pensando que esta llegará en cualquier momentos. La realidad es que la felicidad se construye cada día,
con la voluntad de alcanzar esas vivencias que dan sentido a la vida que aportan el bienestar que nos lleva a sentir la sensación de felicidad. No necesitas que ocurran grandes cosas para
disfrutar, necesitas disfrutar de lo pequeño para convertirlo en memorable.
Por tanto, suelta esa mochila cargada de envidia, rencores, mentiras... No camines por tu vida como un autómata, libérate de tus anclajes nefastos, vive en la verdad y la sinceridad y tendrás un próspero futuro, y presta atención al presente, porque la
vida está ocurriendo ahora, ¡vívela!
El objetivo de la vida es disfrutar el camino, dando lo mejor
de ti y manteniendo tu paz y felicidad interior. David Fischman.
Fotografía: Internet
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