sábado, 12 de octubre de 2024

La Historia de la Historia

 


Desde tiempo remotos ha habido personas defensoras de la verdad de la historia, basada en las fuentes más que en las teorías y en las ideas del historiador, uno de los predecesores como el 'Regius Professor' de historia en la universidad de Cambridge, John Bagnell Bury (1861-1927) había acuñado aquella sentencia famosa de que: "La historia es una ciencia, ni más ni menos". Una ciencia debido a su "minucioso método de análisis de las fuentes" y a su "escrupulosamente exacta conformidad con los hechos". No había habido historiador desde el principio de los tiempos, decía Bury, que no hubiera profesado ese único objetivo de presentar a sus lectores "la verdad sin mancha ni pintura". Bury, entre otros, creía que utilizar el método histórico correcto era la clave para revelar la verdad sobre el pasado.

¿Qué es la Historia? La objetividad y subjetividad de los hechos históricos de siglos. La Historia es la historia de hechos históricos, que sucedieron, que fueron y serán, por tanto, es necesario respetar el relato de lo acontecido para conocer la realidad del cómo y del por qué sucedieron. En el devenir de los pueblos se escribe la historia y su gente tiene la obligación de proteger, preservar, conservar ese conocimiento del ayer que conecta con el hoy. Hay que velar por la verdad de los hechos acontecidos.

Hoy existe por parte de gobernantes que no gobiernan y se dedican a crear conflictos históricos, tergiversando hechos acontecidos en siglos pasados y recientes, para dividir a los pueblos y distraer a quienes le votan y no tener que rendir cuentas de sus desbarajustes y de sus promesas incumplidas…

La historia la escriben los historiadores. Esta afirmación, que bien podría ser calificada de perogrullada, esconde más implicaciones de las que aparenta. Los historiadores no son sino hombres (otra obviedad) que se han especializado en una disciplina concreta. Tienen las mismas inquietudes y los mismos intereses que sus contemporáneos y se plantean idénticas preguntas, sobre la verdad y la vida, que el resto de la sociedad. Sin embargo, su trabajo reviste una importancia trascendental, pues les corresponde estudiar y explicar quiénes fuimos y de dónde venimos. Dicho de un modo grandilocuente, son los guardianes de nuestra memoria. Si, como se suele afirmar, para entender el presente hay que conocer el pasado, el historiador, a través de su investigación, se convierte en arquitecto del presente. No podrá, por sí solo, cambiar nuestra realidad, pero sí aportar instrumentos que permitan luchar contra la mentira, contra la exageración y contra la burda invención.

Una de las construcciones históricas más importantes de los últimos siglos ha sido la nación. No vamos ahora a poner el acento en el origen y en las implicaciones de un concepto sumamente complejo, pues lo que nos interesa resaltar es el uso partidista que en los últimos años se viene haciendo de él. La nación se ha convertido, tristemente y por motivos equivocados, en la panacea de muchos movimientos que, sin entender su verdadero significado, la esgrimen como inspiración de todas sus acciones o como escudo, o arma arrojadiza, frente a quienes piensan de otro modo. La complejidad semántica del término (no existe, y probablemente nunca existirá, una definición unívoca que goce del consenso de los especialistas) favorece su tergiversación y su utilización interesada por parte de quienes, sin un mínimo respeto por la Historia, redefinen a su antojo qué ha de incluirse en él.

Farsantes de la historia… La historiografía del siglo XX en España ha sido secuestrada por la izquierda. El siglo XX en España es un ejemplo nítido de la influencia de la ideología en la historia actual. Son socialistas, pero luego se dicen revolucionarios: cambian constantemente. Son todo y nada. De hecho, el mito del PSOE como partido de intelectuales en la república no se sostiene. Han sido muy astutos al llamarse republicanos y luego socialistas, cuando más bien son populistas, pero piensan que es más útil para ellos presentarse para el público como antifascistas. Estos farsantes “antifascistas” de ideologías totalitarias, son los verdaderos fascistas, pero tienen la desfachatez de llamar fascistas a todo el que se le ponga por delante.

Son estos los que quieren reescribir la historia para darla a conocer a su capricho ideológico y se han sacado de la manga ‘La Memoria Histórica’. La historia es el guardián de la memoria, por tanto “La Historia es la Memoria” y nadie tiene porqué vulnerarla ni adulterarla, ‘limpiando la sangre’ en los acontecimientos que concierne a su partido para presentarse impolutos de tantos crímenes de guerra.

Esas leyes de memoria histórica son muy complicadas, creo que no resuelven nada y han servido para confundir y dividir a la sociedad: o se quita la ley o se homenajea a todos. Creo que lo mejor sería quitar la ley. Guerras, malditas guerras manchadas de sangre que siembran dolor, odios y miserias. La violencia existe antes de la guerra, en la guerra, después de la guerra y entre las facciones de la guerra civil.

Los farsantes de la Historia los encontramos en todos esos lugares donde se apoltrona esas ideologías nefastas de autócratas sin escrúpulos que tienen al pueblo por tonto y los entretiene con ruidos, mientras los va llevando a la ruina. Un ejemplo el último dislate de México, primero uno y ahora la otra, exigiendo disculpas a España por unos acontecimientos sucedidos hace más de quinientos años. "Si España se disculpara por la conquista, sería como pedir disculpas porque México existiera", asegura en declaraciones a La Trinchera de esRadio Juan Miguel Zunzunegui, historiador y escritor mexicano. Doctor en Materialismo Histórico y Teoría Crítica, Zunzunegui lleva años denunciando la manipulación populista de Andrés Manuel López Obrador, que ahora hereda Claudia Sheinbaum, exigiendo una disculpa en su misma toma de posesión cuando, a su juicio, eso es precisamente "lo último que quiere".

"Esta es exactamente la estrategia de estos gobiernos: provocar conflictos donde no existen para que cada vez que todo esté terrible, pues la culpa sea de Hernán Cortés, de España, del Rey y de que no se pidieron disculpas", asegura el historiador, que hace hincapié en cómo, mientras tanto, sigue aumentando "el narco, la violencia, el desempleo y la crisis económica".

Lo más increíble e inaceptable es que se lleven a los libros de textos una falsa historia. El relato nacional contado a su capricho, con el mal que esto supone para entender la España de hoy. La Historia de la Historia de España no se entiende con mentiras, se valora con la verdad.

Decirles a estos comuneros que quieren cambiar la Historia de España que sean conscientes del daño que producirán en esta generación desinformada y confundida: "La materia de Geografía e Historia contribuye a la percepción y el análisis de una realidad cada vez más diversa y cambiante", así comienza el apartado dedicado a estas asignaturas en el nuevo decreto de ESO, al que dio luz verde el Consejo de Ministros de Sánchez. "Cambiante" es el adjetivo elegido para referirse a sociedades, entornos, y contextos. Algo que también ocurre en el texto que fija la ordenación y las enseñanzas mínimas del Bachillerato.

La LOMLOE, más conocida como la Ley Celáa, es un auténtico "disparate". Esta forma de enseñar la asignatura tendrá resultados catastróficos para nuestros jóvenes, que verán la historia "de una manera totalmente desconectada, sin tener una idea de cuál ha sido el orden de los acontecimientos. Cuando vas dando saltos de un lado a otro, al final no te enteras de nada". Se considera que el nuevo decreto incluye como "saberes básicos" valores que son difíciles de calificar. "Cosas como el compromiso cívico o los objetivos de desarrollo sostenible" no se pueden evaluar.

La ideologización de la enseñanza es el "delirio absoluto" de la nueva ley educativa. Lo del compromiso social viene por todas partes, "es la ley más ideológica que ha habido en la historia de España". También en temas como la conservación del patrimonio o la memoria democrática o la ideologías de géneros "es como que intentan apuntalar su ideología en todas las materias". Ya no importan tanto los hechos, los datos, las fechas... "lo que importa es el relato que te quieren imponer".

"Plantean un pensamiento único en el que parece que te invita a hacerte muchas preguntas para valorar tu espíritu crítico, pero al final te dan las respuestas, encubierto en todo el mejunje ideológico del PSOE. Esas respuestas son los valores y compromisos de la 'Agenda 2030'. Lo peor es que "para meter toda esa ideología" se enseña una historia "mucho más adelgazada". De hecho, el decreto de Bachillerato elimina de un plumazo toda la historia anterior a 1812. La asignatura ya no empezará desde la Prehistoria, como se hacía antes. Arrancará con el nacimiento de la nación política.

A pesar de estos dinamiteros, La Historia perdurará. Estos dictadores de apariencia demócrata, quieren sembrar la ignorancia en unos jóvenes aborregados, para ellos garantizarse el poder perpetuo y seguir mangoneando sin crítica ni competencia. ¡Cuánto daño para el futuro de varias generaciones!

Toca a los historiadores conservar y divulgar la verdad de la Historia, para que la Historia siga viva, como seña de identidad de los pueblos.


Fotografía: Internet


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