La vida es un tiempo, un viaje, una incógnita con subidas y bajadas, una montaña rusa entre soledades y multitudes, alegrías y tristezas. Siempre vamos apresurados como si el tiempo se fuera a terminar, cada cual va a lo suyo y no nos percatamos de esas personas que se sienten solas aislada en su propio mundo. Los humanos
somos seres sociales con la necesidad de pertenencia al grupo y sentirse
invisible ante los demás provoca baja autoestima, frustración y tristeza.
Satisfacer el sentimiento de pertenencia a un grupo y el reconocimiento por parte del mismo es una necesidad básica del ser humano para
sentirse realizado. Que otras personas tengan en cuenta nuestras opiniones,
deseos, decisiones, etcétera es fundamental para sentirnos felices con nosotros
mismos e integrados en nuestras relaciones sociales. Sin embargo, existen
personas que no aciertan a ver culminado este deseo. Sin conocer el motivo, se
sienten invisibles ante los ojos de los demás y creen que estos no consideran
sus necesidades a la hora de tomar decisiones, ni forman parte de sus vidas.
Y ¿por qué se sienten invisibles? La Dra. Vanesa Fernández López, psicóloga especialista en emociones lo explica: Es frecuente encontrarse en la consulta a personas que expresan dicho sentimiento de invisibilidad ante los demás acompañado por una sensación de vacío, soledad, frustración y tristeza. En estos casos, cuando se tiene la posibilidad de hablar con las personas que les rodean, éstas afirman sentirse desconcertadas ante los sentimientos del paciente, porque nunca antes habían manifestado esas sensación de malestar. Por ello, si sientes que esto te está ocurriendo, es fundamental que le pongas remedio cuanto antes, para mejorar tu bienestar personal y tus relaciones sociales.
Cómo identificar si te sientes invisible. Es posible que las
personas poco sociales no consigan entenderlo, pero lo natural en el ser humano
es que sienta la necesidad de sentirse reconocido, valorado y apoyado por su
grupo de pertenencia, y por esta razón el sentimiento de ser invisible –o 'gris' como otros lo denominan– se asocia a elevadas dosis de emocionalidad
negativa como la tristeza, los sentimientos de vacío, la soledad o la frustración.
Tanto es así, que cada vez más se habla del patrón de chantaje emocional, inclusive de maltrato psicológico, ya que cuando su
víctima no accede a sus demandas, la invisibiliza. Esto es, no solo le retira
su afecto, sino que la castiga con sus vacíos e indiferencia. Estas dinámicas
se dan en todas las relaciones interpersonales (padres e hijos, entre hermanos, en la pareja, en los amigos), así como
en contextos sociales o de grandes grupos, como ocurre en los conocidos casos
de mobbing en el trabajo, o de bullying en el entorno académico de los más
jóvenes. Y es que sentirse 'invisible-ignorado' es uno de los mayores castigos que el ser
humano puede sufrir a nivel emocional.
“Sentirse invisible es uno de los mayores castigos que el ser
humano puede sufrir a nivel emocional”.
Para poder abordar el problema es importante que las
personas que se sienten invisibles sepan reconocer, que tal vez, su malestar emocional se
deriva de la sensación de una percepción. Porque pudiera ser, que una sensibilidad a flor de piel hace que no se interprete bien los mensajes, por eso, conviene sosegar los ánimos para una mejor conexión. Pero si realmente te sientes invisible, es posible que en tu día a
día experimentes algunas de las siguientes manifestaciones:
Sentimiento de vacío y de poca conexión en las relaciones, porque no se tenga en cuenta tu presencia, ni tu opinión ni tu compañía.
Sentimiento de no haber sido escuchado, como si tu opinión o deseos no hubieran sido considerados por parte de los demás.
Sentimiento de una gran diferencia entre tu forma de sentir, pensar y actuar. y falta de comprensión y empatía por parte de los otros.
Sensación de tener que pedir expresamente lo que necesitas para que los demás se den cuenta que existes, porque te sientes ignorado.
Sensación de quedarse en último lugar (por ejemplo, ser la
última persona a la que se tiene en cuenta en el grupo; que no te llamen para salir hasta
que no se llame a otras personas; sentir que la gente con la que te relacionas prefiere
estar con otras personas más que contigo, etc.).
Sensación constante de “contigo no es suficiente” (por
ejemplo, la gente suspende un plan a pesar de que tú estás dispuesto a ir solo
por el hecho de que otros no vienen).
Datos objetivos de falta de atención por parte de otros (por
ejemplo, entrar a un lugar y que nadie conteste a tu saludo, estar en la barra
de un bar o un restaurante y que atiendan a otros antes que a ti).
Causas y consecuencias de sentirse invisible ante los demás. El
motivo por el que te sientes invisible puede estar causado por diferentes
factores. Sin embargo, el más importante de todos tiene que ver con una
carencia de habilidades sociales. Las habilidades sociales son un conjunto de
herramientas que empleamos para relacionarnos de forma satisfactoria con los
demás. Este hecho exige una correcta combinación de comunicación verbal (lo que
decimos a los otros) y comunicación no verbal (cómo se lo decimos a los otros a
través de nuestros gestos, tono del habla, o la distancia personal).
Persona introvertida. Lo más frecuente es que estas
habilidades se vayan desarrollando a lo largo de nuestra infancia y juventud,
dando lugar a personas adultas con unas adecuadas habilidades sociales que
saben cómo captar la atención de los demás y hacerles partícipes de sus
sentimientos, opiniones y deseos. Sin embargo, en ocasiones este aprendizaje no
se lleva a cabo por diferentes motivos. Esto puede ser debido a algunos rasgos
de personalidad (por ejemplo, ser demasiado introvertido), eventos sociales
traumáticos (por ejemplo, acoso emocional), escasez de modelos socialmente
habilidosos, o ausencia de los mismos.
Otro de los grandes motivos que puede hacer que una persona
se sienta invisible son las repercusiones que puede ocasionar en su
comportamiento el miedo al rechazo. El deseo de aprobación y la deseabilidad
social son normales para todos. Sin embargo, cuando sufrimos una dosis
demasiado elevada de uno u otro, puede llevarnos a emplear conductas que, o
bien hagan que los otros piensen bien de nosotros, o bien consigan que pasemos
tan desapercibidos que los otros no tengan ni siquiera la necesidad de
evaluarnos. Es especialmente en este último caso en el que adoptamos
comportamientos que pueden hacer que pasemos por la vida de puntillas sin hacer
demasiado ruido y sin que nadie nos tenga en cuenta.
Esto, no obstante, tiene un coste, ya que, aunque a corto
plazo la persona invisible se ahorra la crítica de quienes no se fijan en
ella, las consecuencias a medio y largo plazo son devastadoras para su
bienestar emocional. Entre ellas, los bajos niveles de autoestima, la falta de
seguridad en sí misma y las emociones negativas como la frustración, soledad,
vacío y tristeza, permanecerán en su día a día interfiriendo emocionalmente de forma
significativa en su vida cotidiana.
Probablemente sentirse invisibles es; no sentirse querido ni apreciado ni valorado… Sin embargo, Carl Jung decía que: "La soledad es peligrosa. Es adictiva. Una vez que te das cuenta de cuánta paz hay en ella, no quieres lidiar con la gente".
Fotografía: Internet
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