Echar de menos no es estar triste, sino acordarse mucho de
alguien. Pero, cuando echas de menos a tu madre, irremediablemente, terminas por
ponerte triste. Una madre lo es todo: es tu principio, es tu raíz, es tu fuente,
es tu vida…
Aunque pasen los años, sientes el duelo desgarrado de su
ausencia, piensas que su marcha fue muy pronto, es un dolor inmenso el que se
siente por la pérdida de una madre... las madres deberían ser eternas.
Cómo no acordarme de mi madre. Cuando pienso en ella siento paz, pero hay
veces que siento un dolor inmenso y últimamente no puedo parar de acordarme de
ella y no puedo dejar de llorar... ¡La echo tanto de menos! Miro y remiro su
fotografía para no olvidar su cara y sentir su presencia y escuchar su voz… Tengo que decir que mi madre lo era todo para
mí, lo hacía todo con ella y por ella, y hoy, a pesar de la tristeza y aunque la echo de menos, la
presiento a mi lado y eso alivia y consuela mi pena…
Sé que ella no quiere que esté triste y me diría que no sufra
por su ausencia, a mí no me basta acordarme de ella, yo quisiera tenerla a mi
lado, pero Dios también la quería a su lado. ¡Bendito sea Dios! ¡Gracias por
darme a la mejor madre!
Por: Madre Teresa de Calcuta...
"Mira que estoy a la puerta y llamo...". Apocalipsis 3,20.
Es verdad. Estoy a la puerta de tu corazón, de día y de
noche. Aun cuando no estás escuchando, aun cuando dudes que pudiera ser yo, ahí
estoy: esperando la más pequeña señal de respuesta, hasta la más pequeña
sugerencia de invitación que me permita entrar.
Y quiero que sepas que cada vez que me invitas. Yo vengo
siempre, sin falta. Vengo en silencio e invisible, pero con un poder y un amor
infinitos, trayendo los muchos dones de Mí Espíritu. Vengo con Mi misericordia,
con Mi deseo de perdonarte y de sanarte, con un amor hacia ti que va más allá
de tu comprensión. Un amor en cada detalle, tan grande como el amor que he
recibido de Mi Padre: "Yo los he amado a ustedes como el Padre me ama a
mí..." Jn. 15,10. Vengo deseando consolarte y darte fuerza, levantarte y
vendar todas tus heridas. Te traigo Mi luz, para disipar tu oscuridad y todas
tus dudas. Vengo con Mi poder, que me permite cargarte a ti: con Mi gracia,
para tocar tu corazón y transformar tu vida. Vengo con Mi paz, para
tranquilizar tu alma.
Te conozco como la palma de mi mano, sé todo acerca de ti,
hasta los cabellos de tu cabeza he contado. No hay nada en tu vida que no tenga
importancia para mí. Te he seguido a través de los años y siempre te he amado,
hasta en tus extravíos. Conozco cada uno de tus problemas. Conozco tus necesidades
y tus preocupaciones y, si, conozco todos tus pecados. Pero te digo de nuevo
que Te amo, no por lo que has hecho o dejado de hacer, Te amo por ti, por la
belleza y la dignidad que mi Padre te dio al crearte a Su propia imagen. Es una
dignidad que muchas veces has olvidado, una belleza que has empañado por el
pecado. Pero te amo como eres y he derramado Mi Sangre para rescatarte. Si sólo
me lo pides con fe, Mi gracia tocará todo lo que necesita ser cambiado en tu
vida: Yo te daré la fuerza para librarte del pecado y de todo su poder
destructor.
Sé lo que hay en tu corazón, conozco tu soledad y todas tus
heridas, los rechazos, los juicios, las humillaciones, Yo lo sobrellevé todo
antes que tú. Y todo lo sobrellevé por ti, para que pudieras compartir Mi fuerza
y Mi victoria. Conozco, sobre todo, tu necesidad de amor, sé que tan sediento
estás de amor de verdad y de ternura. No busques satisfacer tu sed en
vano, buscando ese amor con egoísmo, tratando de llenar el vacío dentro de ti
con placeres pasajeros, con el vacío aún mayor del pecado... ¿Tienes sed de amor?
"Vengan a Mí todos los que tengan sed..." (Jn. 7, 37). Yo te saciaré y te
llenaré. ¿Tienes sed de ser amado? Te amo más de lo que te puedes imaginar... hasta el punto de morir en la cruz por ti.
TENGO SED DE TI. Si, esa es la única manera en que apenas
puedo empezar a describir mi amor. TENGO SED DE TI. Tengo sed de amarte y de
que tú me ames. Tan precioso eres para mí que TENGO SED DE TI. Ven a Mí y
llenaré tu corazón y sanaré tus heridas. Te haré una nueva creación y te daré
la paz aún en tus pruebas. TENGO SED DE TI. Nunca debes dudar de Mi
Misericordia, de mi deseo de perdonarte, de Mi anhelo por bendecirte y vivir Mi
vida en ti, y de que te acepto sin importar lo que hayas hecho. TENGO SED DE
TI. Si te sientes de poco valor a los ojos del mundo, no importa. No hay nadie
que me interese más en todo el mundo que tú. TENGO SED DE TI. Ábrete a Mí, ven
a Mí, ten sed de Mí, dame tu vida. Yo te probaré qué tan valioso eres para Mi
Corazón.
¿No te das cuenta de que Mi Padre ya tiene un plan perfecto
para transformar tu vida a partir de este momento? Confía en Mí. Pídeme todos
los días que entre y que me encargue de tu vida y lo haré. Te prometo ante Mi
Padre en el Cielo que haré milagros en tu vida. ¿Por qué haría Yo esto? Porque TENGO SED DE TI. Lo único que te pido es que te confíes completamente a Mí. Yo
haré todo lo demás...
Desde ahora, ya veo el lugar que Mi Padre te ha preparado en
Mi Reino. Recuerda que eres peregrino en esta vida viajando a casa. El pecado
nunca te puede satisfacer ni traerte la paz que anhelas. Todo lo que has
buscado fuera de Mí sólo te ha dejado más vacío, así que no te ates a las cosas
de este mundo; pero, sobre todo, no te alejes de Mí cuando caigas. Ven a mí sin
tardanza porque cuando me das tus pecados, me das la alegría de ser tu
Salvador. No hay nada que yo no pueda perdonar y sanar, así que ven ahora y
descarga tu alma.
No importa cuánto hayas andado sin rumbo, no importa cuántas
veces me hayas olvidado, no importa cuántas cruces lleves en esta vida, hay
algo que quiero que siempre recuerdes y que nunca cambiará... TENGO SED DE TI,
tal y como eres. No tienes que cambiar para creer en Mi Amor, ya que será tu
confianza en ese Amor la que te hará cambiar. Tú te olvidas de Mí y, sin
embargo, Yo te busco a cada momento del día y estoy ante las puertas de tu
corazón, llamando. ¿Encuentras esto difícil de creer? Entonces, mira la Cruz,
mira Mi Corazón que fue traspasado por ti. ¿No has comprendido Mi Cruz?,
entonces escucha de nuevo las palabras que dijo en ella, te dicen claramente
por qué Yo soporté todo esto por ti: "...TENGO SED" (Jn. 19,28).
Sí, TENGO SED DE TI. Como el resto del salmo que Yo estaba rezando dice de Mí"... esperé compasión inútilmente, esperé alguien que me consolara y no le
hallé." (Salmo 69:20). Toda mi vida he estado deseando tu amor. Nunca he
cesado de buscarlo y de anhelar que me correspondas. Tú has probado muchas
cosas en tu afán por ser feliz. ¿Por qué no intentas abrirme tu corazón, ahora
mismo, abrirlo más de lo que lo has hecho antes?
Cuando finalmente abras las puertas de tu corazón y
finalmente te acerques lo suficiente entonces Me oirás decir una y otra vez, no
en meras palabras humanas sino en espíritu: "No importa qué es lo que
hayas hecho, te amo por ti mismo. Ven a Mi con tu miseria y tus pecados, con
tus problemas y necesidades, y con todo tu deseo de ser amado. Estoy a la
puerta de tu corazón y llamo... ábreme, porque TENGO SED DE TI..."
Oración:
Jesús es Dios, por lo tanto,
su Amor y Su Sed son infinitos.
El, Creador del universo,
pidió el amor de sus criaturas.
Tiene sed de nuestro amor....
Y estas palabras: "Tengo sed"
¿Tienen un eco en nuestra alma?
Fotografía: Pixabay-DigiPD
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