Mi nieto... el pedacito de cielo que la vida me regaló.
Es una oportunidad de amar sin medida y sin preocupaciones.
Me da el aliento necesario para superar los achaques de la edad.
El sueño más perfecto que se ha hecho realidad.
El sonido de su inocente voz se ha convertido en mi bandera.
Quiero ser quien le seque las lágrimas cuando esté triste.
Vino a este mundo para terminar de ablandar aún más mi corazón.
Y, qué más da si mis hijos, yerno, nuera no logra comprender este amor tan profundo.
Cuando llegue el día de convertirse en abuelos comprenderán mi comportamiento
Mi nieto es mi felicidad eterna; después de haber criado a mis hijos durante muchos años y verlos crecer, ayudarlos en todo, ahora que se ha ido, un pedacito de su ser, una pequeña extensión de ellos me necesita.
Mi nieto es un obsequio del cielo, la segunda oportunidad que me da la vida para dar amor incondicional.
Mi pequeño no necesita que yo lo críe. No necesita que yo esté ahí guiándolo como sus padres. Necesita mi atención y mi cariño, necesita amor de abuela.
Mi nieto es el único que puede hacerme sacar la leona que llevo dentro, pues no me importa enfrentarme al mundo por protegerlo.
Mi nieto es quien me da las fuerzas para hacer todo, y en cada visita y cada vez que estoy a su lado, quiero alargar el tiempo y espero con ansia volverlo a ver y tenerlo en mis brazos.
No bastan todas las canciones de cuna, todas las historias que cuente de noche y todo lo que le enseñe, saca lo mejor de mí y lo que quiero es que crezca feliz a mi lado.
Mi pedacito de cielo, mi mundo, mi felicidad y mis ganas de vivir.
Gracias mi amor, por enseñarme a amar de nuevo, por hacerme sentir útil, amada y con mucho para dar.
El día que yo me vaya, te estaré cuidando desde los cielos y todo lo que me pidas, por Dios y por mí será concedido.
Te amaré con locura hasta el día de mi partida
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