martes, 4 de noviembre de 2014

Las canciones de la abuelita

Una abuela y su nieto dan un paseo.


El niño era muy feliz junto a su abuelita. Esta se pasaba tiempo contándole cuentos e historias y su nieto escuchaba sin pestañear. También le cantaba las canciones que recordaba de cuando era niña y algunas que había escrito para su nieto.
Con el fin de que aprendiera las letras vocales, la abuelita le cantaba:
Vamos a cantar, con la letra a.
Vamos a leer, con la letra e.
Vamos a escribir, con la letra i.
Yo, con la letra o.
Tú, con letra u.
a, e, i, o, u… a, e, i, o, u.
El niño con gran expresividad imitaba los gestos de la abuela y llenos de alegría se abrazaban y se reían alborozados.
Cuando la abuela tenía que interrumpir los juegos para atender alguna tarea, el niño la acompañaba y paciente esperaba que terminara para iniciar los entretenidos y amenos ratos.
La abuela también con la idea de indicarle los tiempos de juego y descanso le cantaba:
¿Qué hora es?
Es la hora de jugar, de jugar.
¿Qué hora es?
Es la hora de reír, ja, ja, ja, ji, ji, ji.
¿Qué hora es?
Es la hora de comer, ñam, ñam, ñam, de comer.
¿Qué horas es?
Es la hora de dormir, de dormir, ¡chiiist!
A jugar… A reír… A comer… A dormir…
Era divertido porque, señalando el reloj en la muñeca, cada actividad iba seguida de gestos y risas. Además, la abuela llegado el momento de comer o de dormir, se lo recordaba cantando.
Parecían dos niños amorosos. La abuelita y el nieto se querían y se entendían, su corazón era uno que latía en dos cuerpos.

Fotografía: Suny Schmidt, cc.

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