sábado, 1 de febrero de 2014

Un hombre de paz

Mahatma Gandhi.

Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en Porbandar, una ciudad costera del pequeño estado principesco de Kathiawar, actualmente en el estado de Guyarat (India). Su familia era de la casta vaisia (comerciante). Fue el hijo de Karamchand Gandhi, el Diwan (primer ministro) de Porbandar. Su madre, Putlibai, la cuarta esposa de su padre, tuvo una gran influencia en su niñez, cuando Gandhi aprendió a muy temprana edad a no hacer daño a ningún ser viviente, a ser vegetariano, a ayunar para purificarse y a ser tolerante de otros credos religiosos. Fue el menor de tres hermanos, dos varones y una mujer.

A sus trece años, sus padres arreglaron su matrimonio con Kasturba Makhanji, con la cual tuvo cuatro hijos. Gandhi fue un estudiante mediocre y en 1887 logró pasar a duras penas el examen de admisión de la Universidad de Bombay, matriculándose en la Escuela de Samaldas, en Bhavnagar. No estuvo mucho tiempo allí porque aprovechó la oportunidad que se le presentó de estudiar en Inglaterra, país al que consideraba como «cuna de filósofos y poetas, el centro de la civilización».
Estudió derecho en la University College de Londres. Regresó a la India después de lograr su licenciatura para ejercer la abogacía en Inglaterra. Trató de establecerse como abogado en Bombay, pero no tuvo mucho éxito, pues en aquel entonces la profesión de abogado estaba sobresaturada y Gandhi no era una figura dinámica en los tribunales. Regresó a Rajkot ejerciendo la modesta labor de preparar peticiones de litigantes. Tuvo que dejar esta tarea tras un altercado con un oficial británico en un incidente en el cual trató de abogar por su hermano mayor. Gandhi llevó una vida simple, confeccionaba sus propias piezas de ropa y se oponía radicalmente al maltrato de los animales.

Mahatma Gandhi, abogado, pensador y político hindú, recibió de Rabindranat Tagore el nombre honorífico de Mahatma (comp. en sánscrito e hindi de majā ‘grande’ y ātmā ‘alma’).
Desde 1918 figuró abiertamente al frente del movimiento nacionalista indio. Instauró métodos de lucha social novedosos como la huelga de hambre, y en sus programas rechazaba la lucha armada y predicaba la áhimsa (no violencia) como medio para resistir al dominio británico. Pregonaba la total fidelidad a los dictados de la conciencia, llegando incluso a la desobediencia civil si fuese necesario; además, bregó por el retorno a las viejas tradiciones hindúes. Mantuvo correspondencia con León Tolstói, quien influyó en su concepto de resistencia no violenta. Fue el inspirador de la Marcha de la Sal, una manifestación a través del país contra los impuestos a los que estaba sujeto este producto.

Encarcelado en varias ocasiones, pronto se convirtió en un héroe nacional. En 1931 participó en la Conferencia de Londres, donde reclamó la independencia de la India. Se inclinó a favor de la derecha del partido del Congreso y tuvo conflictos con su discípulo, Nehru, que representaba a la izquierda. En 1942, Londres envió como intermediario a Richard Stafford Cripps para negociar con los nacionalistas, pero al no encontrarse una solución satisfactoria éstos radicalizaron sus posturas. Gandhi y su esposa Kasturbá fueron privados de su libertad y puestos bajo arresto domiciliario en el Palacio del Aga Khan donde ella murió en 1944, en tanto que él realizaba veintiún días de ayuno.

Una vez conseguida la independencia, Gandhi trató de reformar la sociedad hindú, empezando por integrar las castas más bajas (los shudrá o ‘esclavos’, los parias o ‘intocables’ y los mlecha o ‘bárbaros’) y por desarrollar las zonas rurales. Además, desaprobó los conflictos religiosos que siguieron a la independencia de la India, defendiendo a los musulmanes en el territorio hindú. Casualmente, fue asesinado por Nathuram Godse, un fanático integracionista hindú, el 30 de enero de 1948 a la edad de 78 años. Sus cenizas fueron arrojadas al río Ganges.

Sobre economía política, pensaba que el capital no debería ser considerado más importante que el trabajo, ni que el trabajo debería ser considerado superior al capital, juzgando ambas ideas peligrosas; que, más bien, debería buscarse un equilibrio sano entre estos factores, siendo ambos considerados igual de valiosos para el desarrollo material y la justicia. Fue un hombre muy espiritual. En la oración encontró el sentido de la vida: cómo ella transformaba toda su vida y la relación con los demás, haciendo ocupar a Dios el lugar central en su corazón y colocándolo como motor de la transformación social.

Gandhi decía que «Sin oración no puede haber conciencia de la propia debilidad. La oración es la llave que abre la puerta de la mañana y cierra la puerta de la noche. Solo de Dios viene toda nuestra fuerza, por medio de la oración. Rezar no es pedir. Rezar es la respiración del alma. Encontré gente que envidia mi paz. Esta paz que viene de la oración. No soy hombre de cultura, pero pienso, humildemente, que soy un hombre de oración.
La oración me salvó la vida. Sin ella estaría loco hace mucho tiempo. Si conseguí salvarme de la desesperación fue gracias a la oración. La oración no fue parte de mi vida, como lo fue la verdad. La oración brotó simplemente de la necesidad, cuando me encontraba en situaciones en las que no podía ser feliz de ninguna manera sin ella».
«Al pasar el tiempo, mi fe en Dios aumentó, y el deseo de rezar se volvió irresistible. Para vivir en medio de los hombres es necesaria una fuerza eficaz, absoluta; la de la oración. El cuerpo humano puede vivir, temporariamente, sin alimento. El alma, sin oración, muere. No existe el ayuno de la oración».

Hoy quiero compartir con todos ustedes la filosofía de vida de un hombre de paz. Sus oraciones y pensamientos están cargados de sabiduría. Esta hermosa oración del Mahatma Gandhi, me parece que tiene un hermoso mensaje y está llena de reflexiones y bendiciones para todos nosotros. Él oraba con humildad:
Mi Señor… Ayúdame a decir La Verdad delante de los Fuertes…
Y a no decir Mentiras para ganarme el aplauso de los Débiles…
Si me das Fortuna… no me quites La Razón…
Si me das Éxito… no me quites La Humidad…
Si me das La Humildad… no me quites La Dignidad…
Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla…
No me dejes inculpar de traición a los demás… por no pensar igual que yo…
¡Enséñame a Querer a la Gente como a mí Mismo!…
No me dejes caer en el Orgullo si triunfo…
Ni en la Desesperación si Fracaso…
Más bien recuérdame, que el Fracaso es la experiencia que precede al Triunfo…
¡Enséñame que Perdonar es un signo de Grandeza!…
Y que la Venganza es una señal de Bajeza…
Si me quitas el Éxito, déjame fuerzas para aprender del Fracaso…
Si yo Ofendiera a la gente, dame valor para Disculparme…
Y si La Gente me Ofende, dame Valor para Perdonar…
¡SEÑOR… SI YO ME OLVIDO DE TI… NUNCA TE OLVIDES DE MÍ!…
Si sus oraciones son profundas no menos lo son sus frases:

«Cuida tus Pensamientos porque se volverán Palabras…
Cuida tus Palabras porque se volverán Actos…
Cuida tus Actos porque se volverán Costumbre…
Cuida tus Costumbres porque forjarán tu Carácter…
Cuida tu Carácter porque forjará tu Destino…
Y tu Destino será tu Vida…»

«Humildemente me esforzaré en amar. En decir la verdad. En ser honesto y puro. En no poseer nada que no me sea necesario. En ganarme el sueldo con el trabajo. En estar atento siempre a lo que como y bebo. En no tener nunca miedo. En respetar las creencias de los demás. En buscar siempre lo mejor para todos… ¡En ser un hermano para todos mis hermanos!»

“He tomado sobre mis espaldas el monopolio de mejorar sólo a una persona… ¡Esa persona soy yo mismo y no sé, cuán difícil es conseguirlo!”

«¡La fuerza no proviene de la capacidad física, sino de la voluntad indomable!»

«No debemos perder la Fe en la humanidad que es como un océano… ¡Ella no se mancha porque algunas de sus gotas estén sucias!»

«Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala…¡Es el silencio de la gente buena!»

«El verdadero Progreso Social, no consiste en aumentar las necesidades, sino en reducirlas voluntariamente… Pero para eso hace falta ser humildes».

«¡Ojo por ojo… y el mundo se quedará ciego!»

«!No dejes que se muera el sol, sin que hayan muerto tus rencores!»

“!Sé el cambio que quieras ver en el mundo!”

«!No hay caminos para La Paz… La Paz es el camino!»

«Si no tenemos miedo de los hombres y buscamos sólo la verdad de Dios… Estoy seguro de que ¡Todos podremos ser sus mensajeros!»

«¡El hombre no posee el poder de crear vida! Por consiguiente ¡Tampoco posee el derecho a destruirla!»

Esta última frase viene muy bien para acallar ‘las revueltas’ de la gente que piden poder matar impunemente a los inocentes…

Hoy más que nunca el mundo necesita «El viento de Paz de la Oración». El 30 de enero de 1948, Gandhi fue asesinado cuando se dirigía a una reunión para rezar. Una prueba de la lucha de Gandhi y su búsqueda de Dios está en sus últimas palabras antes de morir. Exclamó: «¡Hey, Rama!». Esto se interpreta como un signo de su espiritualidad, así como su idealismo en la búsqueda de la paz en su país. En su Honor el 30 de enero se celebra ‘El Día Mundial de la Paz’.

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