El trece de mayo
la Virgen María
bajó de los cielos
a Cova de Iria…
La Virgen de Nuestra Señora de Fátima, o Nossa Senhora de
Fátima en portugués, es una advocación mariana del catolicismo que se venera en
Fátima, Portugal, localidad que le debe su nombre a la antigua ocupación de los
árabes en ese territorio.
La Virgen se apareció a tres pastorcitos… Los hechos
sucedieron desde el 13 de mayo hasta el 13 de octubre de 1917. Lucía dos Santos
de diez años y sus primos, Jacinta y Francisco Marto de seis y nueve años
respectivamente, relatan que sintieron como el reflejo de luz que se aproximaba
y vieron a una Señora vestida de blanco surgir de una pequeña encina. Los niños
aseguraron que se trataba de la Virgen María, la cual les pidió que regresaran
al mismo sitio el 13 de cada mes durante seis meses. En posteriores retornos
los niños fueron seguidos por miles de personas que se concentraban en el lugar
para ser testigos de las apariciones. Según los testimonios de los niños, la
Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del rosario, también se afirma
que tres mensajes fueron entregados por la Virgen María a Lucía, la mayor del
grupo, llamados «los tres secretos de Fátima» y que ya se han ido desvelando.
En Gran Canaria, en el año 1951 hubo un acontecimiento único:
«La Peregrinación de la Virgen de Fátima por toda la Isla». Esta peregrinación
cristiana recorrió todas las parroquias a través de todos los caminos de la
Isla. Al frente de esta comitiva religiosa iba el padre Paco, emulando quizás
la hazaña misionera de la Propagación de la Fe del padre Claret (San Antonio
María Claret). Esta peregrinación Mariana fue una iniciativa auspiciada y con
gran acierto por los Padres Claretianos, a ellos pregunté sobre esa
peregrinación y parece ser que no cuentan con ningún documento donde se relate
esta bonita historia misionera, aunque sí que conservan la imagen peregrina de
la Virgen de Fátima y la podemos ver en la Iglesia del Buen Pastor y Corazón de
María en la calle Obispo Rabadán de Las Palmas de Gran Canaria.
Sobre ese acontecimiento me habló mi madre hace bastante
tiempo, pero hace siete años quise conocer algo más de esa peregrinación y para
ello, —cómo no tengo a mis padres para que me cuenten— pregunté al que era
párroco por entonces de mi pueblo, a una tía y a personas de algún que otro
pueblo.
Los que lo vivieron siendo niños lo recuerdan con mucho
cariño, y a la que tienen aún muy presente es a la compañera inseparable de la
Virgen, una linda paloma blanca que no se separó del trono en todo el recorrido.
Tanto del norte como del sur me hablan con admiración de la tranquila y serena
paloma blanca.
Por el sur, por la zona de Mogán, me recordó el recorrido por
Tauro mi amigo, Alfredo Batista. Él recuerda siendo muy niño, que por el lugar
padecían una sequía que duraba ya doce años —sí que llevaba tiempo sin llover—,
algo que estaban clamando al cielo, pero con la llegada de la Virgen se desató
tal tormenta que hasta se asustaron. La impetuosa lluvia duró poco tiempo ya
que enseguida se retiraron las nubes y empezó de nuevo a lucir el sol. Me
cuenta que la Virgen llegó en una camionetilla y al retirar la capota que la
protegía de la lluvia, se dieron cuenta que la acompañaba una paloma blanca, al
ver que no se separaba de la Virgen se preguntaban sobre el misterioso
comportamiento de la paloma, puesto que no era normal la tranquilidad y
confianza ante el bullicio de tanta gente.
El paso de la peregrinación por mi pueblo me la relató el Rvdo. Don José Domínguez que, por entonces, estaba al frente de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Juncalillo de Gáldar.
En los pueblos de la cumbre, Tejeda hizo entrega de la Virgen
a Artenara, y ésta a Juncalillo. Los juncalillenses recibieron a la Virgen de
Fátima en el límite del barranco que separa los dos pueblos. Fue recibida con
enorme alegría y júbilo, un gran día de fiesta. Ante la llegada de tan
importante visita, todos se unieron para barrer los caminos y adornarlos con
plantas. La gente sacó de sus patios las macetas de flores que fueron
repartidas por todo el camino a recorrer por la Virgen.
Por los caminos estrechos el trono era portado por los
hombres del lugar y a la procesión se unió toda la vecindad rezando el rosario,
con cánticos y plegarias de alabanza.
Aquí también, durante el trayecto llamó la atención la
compañera de la Virgen: la paloma blanca. Revoloteaba alrededor de la imagen y
se posaba en el trono. Llegaron a pensar que, soltando las palomas de algún
palomar, posiblemente, dejaría el trono y se uniría a la bandada, así lo
hicieron y para sorpresa de todos, todas fueron a parar junto a la Virgen.
Juncalillo lo conforman cantidad de núcleos de casas-cuevas
con nombre propio, decir que la comitiva entró por el Tablado, lugar donde yo
nací, continuó por el Andén, la Palmita hasta llegar a la Iglesia del pueblo
donde pernoctó. Al día siguiente bajó a Barranco Hondo, luego subió al Retamar,
y en su recorrido por todo el pueblo la entraban a las casas donde había alguna
persona enferma. Decir que en Barranco Hondo en honor a esta visita se venera a
la Virgen de Fátima y este fin de semana, en su gruta cavada en la roca, se
celebran sus Fiestas a la que quedan invitados. La Virgen fue despedida por
nuestra Comunidad Cristiana con un cariño emocionado, quedando en el recuerdo y
en el corazón de nuestro pueblo el agradecimiento a nuestra Madre del cielo por
esa visita inolvidable. Con lágrimas en los ojos, los juncalillenses hicieron
entrega de la Virgen a la Parroquia de San José de Caideros.
En ese tiempo, este acontecimiento fervoroso tuvo un gran
significado ya que por entonces todos los hogares eran cristianos y la fe se
transmitía desde la cuna, por eso, esa visita vino a fortalecer la fe y a dar
viveza a la llama del amor a María nuestra Madre. Hay que tener en cuenta que
se dice que «Juncalillo es el lugar que más curas tiene por metro cuadrado».
Algo exagerado, pero es un orgullo que nos tengan por un pueblo cristiano. En
Juncalillo cristianas cunas mecieron a Arzobispos, Prelados, Sacerdotes,
Religiosas y Misioneros.
Decir que el Papa Juan Pablo II, era muy devoto de la Virgen
de Fátima, y ese amor se vio incrementado al salvar su vida en un atentado
sufrido el 13 de mayo de 1981, milagro que atribuye a la protección de la
Virgen Santísima, a la que visitó en tres ocasiones.
El Papa estaba convencido de que Nuestra Señora intervino ese
día para salvar su vida. Posteriormente, proclamaría a María como «mi madre por
siempre, y especialmente el 13 de Mayo de 1981 cuando sentí tu presencia providencial
a mi lado». Él reconoce que la Virgen le salvó la vida prodigiosamente.
El 13 de Mayo de 1982 Juan Pablo II realiza en Fátima la
consagración del mundo, que renovará el 25 de Marzo de 1984 en la plaza de San
Pedro. En una de las partes de su oración el Papa reza y dice así a la Virgen:
«¡Oh Madre de los hombres y de los pueblos!… acoge nuestro
grito, que, como movidos por el Espíritu Santo, dirigimos directamente a tu
Corazón, y abraza, con el amor de la Madre y de la Esclava, a este mundo humano
que te entregamos y te consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y
eterna de los hombres y de los pueblos. De manera especial te entregamos y
consagramos aquellos hombres y aquellas naciones que más particularmente
necesitan esta entrega y esta consagración».
Fotografía: Internet
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