jueves, 13 de mayo de 2010

La Virgen peregrina






El trece de mayo

la Virgen María

bajó de los cielos

a Cova de Iria…

La Virgen de Nuestra Señora de Fátima, o Nossa Senhora de Fátima en portugués, es una advocación mariana del catolicismo que se venera en Fátima, Portugal, localidad que le debe su nombre a la antigua ocupación de los árabes en ese territorio.

La Virgen se apareció a tres pastorcitos… Los hechos sucedieron desde el 13 de mayo hasta el 13 de octubre de 1917. Lucía dos Santos de diez años y sus primos, Jacinta y Francisco Marto de seis y nueve años respectivamente, relatan que sintieron como el reflejo de luz que se aproximaba y vieron a una Señora vestida de blanco surgir de una pequeña encina. Los niños aseguraron que se trataba de la Virgen María, la cual les pidió que regresaran al mismo sitio el 13 de cada mes durante seis meses. En posteriores retornos los niños fueron seguidos por miles de personas que se concentraban en el lugar para ser testigos de las apariciones. Según los testimonios de los niños, la Virgen hizo hincapié en la importancia del rezo del rosario, también se afirma que tres mensajes fueron entregados por la Virgen María a Lucía, la mayor del grupo, llamados «los tres secretos de Fátima» y que ya se han ido desvelando.

En Gran Canaria, en el año 1951 hubo un acontecimiento único: «La Peregrinación de la Virgen de Fátima por toda la Isla». Esta peregrinación cristiana recorrió todas las parroquias a través de todos los caminos de la Isla. Al frente de esta comitiva religiosa iba el padre Paco, emulando quizás la hazaña misionera de la Propagación de la Fe del padre Claret (San Antonio María Claret). Esta peregrinación Mariana fue una iniciativa auspiciada y con gran acierto por los Padres Claretianos, a ellos pregunté sobre esa peregrinación y parece ser que no cuentan con ningún documento donde se relate esta bonita historia misionera, aunque sí que conservan la imagen peregrina de la Virgen de Fátima y la podemos ver en la Iglesia del Buen Pastor y Corazón de María en la calle Obispo Rabadán de Las Palmas de Gran Canaria.

Sobre ese acontecimiento me habló mi madre hace bastante tiempo, pero hace siete años quise conocer algo más de esa peregrinación y para ello, —cómo no tengo a mis padres para que me cuenten— pregunté al que era párroco por entonces de mi pueblo, a una tía y a personas de algún que otro pueblo.

Los que lo vivieron siendo niños lo recuerdan con mucho cariño, y a la que tienen aún muy presente es a la compañera inseparable de la Virgen, una linda paloma blanca que no se separó del trono en todo el recorrido. Tanto del norte como del sur me hablan con admiración de la tranquila y serena paloma blanca.

Por el sur, por la zona de Mogán, me recordó el recorrido por Tauro mi amigo, Alfredo Batista. Él recuerda siendo muy niño, que por el lugar padecían una sequía que duraba ya doce años —sí que llevaba tiempo sin llover—, algo que estaban clamando al cielo, pero con la llegada de la Virgen se desató tal tormenta que hasta se asustaron. La impetuosa lluvia duró poco tiempo ya que enseguida se retiraron las nubes y empezó de nuevo a lucir el sol. Me cuenta que la Virgen llegó en una camionetilla y al retirar la capota que la protegía de la lluvia, se dieron cuenta que la acompañaba una paloma blanca, al ver que no se separaba de la Virgen se preguntaban sobre el misterioso comportamiento de la paloma, puesto que no era normal la tranquilidad y confianza ante el bullicio de tanta gente.

El paso de la peregrinación por mi pueblo me la relató el Rvdo. Don José Domínguez que, por entonces, estaba al frente de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán de Juncalillo de Gáldar.

En los pueblos de la cumbre, Tejeda hizo entrega de la Virgen a Artenara, y ésta a Juncalillo. Los juncalillenses recibieron a la Virgen de Fátima en el límite del barranco que separa los dos pueblos. Fue recibida con enorme alegría y júbilo, un gran día de fiesta. Ante la llegada de tan importante visita, todos se unieron para barrer los caminos y adornarlos con plantas. La gente sacó de sus patios las macetas de flores que fueron repartidas por todo el camino a recorrer por la Virgen.

Por los caminos estrechos el trono era portado por los hombres del lugar y a la procesión se unió toda la vecindad rezando el rosario, con cánticos y plegarias de alabanza.

Aquí también, durante el trayecto llamó la atención la compañera de la Virgen: la paloma blanca. Revoloteaba alrededor de la imagen y se posaba en el trono. Llegaron a pensar que, soltando las palomas de algún palomar, posiblemente, dejaría el trono y se uniría a la bandada, así lo hicieron y para sorpresa de todos, todas fueron a parar junto a la Virgen.

Juncalillo lo conforman cantidad de núcleos de casas-cuevas con nombre propio, decir que la comitiva entró por el Tablado, lugar donde yo nací, continuó por el Andén, la Palmita hasta llegar a la Iglesia del pueblo donde pernoctó. Al día siguiente bajó a Barranco Hondo, luego subió al Retamar, y en su recorrido por todo el pueblo la entraban a las casas donde había alguna persona enferma. Decir que en Barranco Hondo en honor a esta visita se venera a la Virgen de Fátima y este fin de semana, en su gruta cavada en la roca, se celebran sus Fiestas a la que quedan invitados. La Virgen fue despedida por nuestra Comunidad Cristiana con un cariño emocionado, quedando en el recuerdo y en el corazón de nuestro pueblo el agradecimiento a nuestra Madre del cielo por esa visita inolvidable. Con lágrimas en los ojos, los juncalillenses hicieron entrega de la Virgen a la Parroquia de San José de Caideros.

En ese tiempo, este acontecimiento fervoroso tuvo un gran significado ya que por entonces todos los hogares eran cristianos y la fe se transmitía desde la cuna, por eso, esa visita vino a fortalecer la fe y a dar viveza a la llama del amor a María nuestra Madre. Hay que tener en cuenta que se dice que «Juncalillo es el lugar que más curas tiene por metro cuadrado». Algo exagerado, pero es un orgullo que nos tengan por un pueblo cristiano. En Juncalillo cristianas cunas mecieron a Arzobispos, Prelados, Sacerdotes, Religiosas y Misioneros.

Decir que el Papa Juan Pablo II, era muy devoto de la Virgen de Fátima, y ese amor se vio incrementado al salvar su vida en un atentado sufrido el 13 de mayo de 1981, milagro que atribuye a la protección de la Virgen Santísima, a la que visitó en tres ocasiones.

El Papa estaba convencido de que Nuestra Señora intervino ese día para salvar su vida. Posteriormente, proclamaría a María como «mi madre por siempre, y especialmente el 13 de Mayo de 1981 cuando sentí tu presencia providencial a mi lado». Él reconoce que la Virgen le salvó la vida prodigiosamente.

El 13 de Mayo de 1982 Juan Pablo II realiza en Fátima la consagración del mundo, que renovará el 25 de Marzo de 1984 en la plaza de San Pedro. En una de las partes de su oración el Papa reza y dice así a la Virgen:

«¡Oh Madre de los hombres y de los pueblos!… acoge nuestro grito, que, como movidos por el Espíritu Santo, dirigimos directamente a tu Corazón, y abraza, con el amor de la Madre y de la Esclava, a este mundo humano que te entregamos y te consagramos, llenos de inquietud por la suerte terrena y eterna de los hombres y de los pueblos. De manera especial te entregamos y consagramos aquellos hombres y aquellas naciones que más particularmente necesitan esta entrega y esta consagración».


Fotografía: Internet









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