sábado, 4 de octubre de 2025

Conmovedor relato...

 


Hoy quiero hacerme eco de un conmovedor relato: la historia de un adolescente que fue obligado por su madre a acusar a su padre de maltrato, y hoy que es un joven de 23 años, ha podido darse cuenta y reflexionar sobre las consecuencias que la manipulación de su madre ocasionó a su padre y al él mismo. Admirable la valentía de este joven que ha dado a conocer el drama familiar que supone "las falsas denuncias" amparadas por las Instituciones, cuyo deber es velar por la verdad y la justicia, y proteger los derechos de los niños, su bienestar y su salud emocional y mental.  

Hay que reconocer que desde hace tiempo la familia ha experimentado un gran deterioro, el deterioro se refiere a la desintegración de los lazos y roles familiares, a menudo manifestándose en una familia disfuncional con problemas de comunicación, falta de límites, violencia, adicciones y abusos, lo que genera consecuencias negativas en el desarrollo psicológico y social de sus miembros, como aislamiento, baja autoestima, ansiedad y trastornos de comportamiento.

Se han estudiado especialmente los efectos negativos de la desintegración familiar en los hijos. A grandes rasgos, las investigaciones han dado a conocer que la desintegración familiar dificulta la satisfacción de las necesidades que se espera que cumpla una familia. Bien es verdad que hay caso de maltratadores que debieran estar encerrados de por vida, sobre esos malditos que caiga todo el peso de la Ley, pero no se puede a la primera palabra de la mujer, sin constatar que pueda estar mintiendo, condenar a un padre a no poder relacionarse ni ver a su hijo; hijos que sufren esas privaciones y que no llegan a entender, mientras escuchan a sus madres hablar de monstruos que ellos nunca han visto.

Los hijos son las principales víctimas de este tipo de familia que ha implantado estos gobiernos que no quiere que vivan en armonía. Han fomentado la discordia, la confrontación, las alegres denuncias, mayormente falsas por parte de la mujer, que es la que lleva su venganza al límite con el apoyo de las Instituciones, que son las que deben velar por la justicia y la verdad. "Y esas madres que dicen amar a sus hijos, de amar a sus hijos, nada: son tan crueles y despiadadas que son capaces de dejar a sus hijos sin padres y sin abuelos, y si los ve llorar les dice que son malos". Inequívocamente, los niños para su buen desarrollo personal y emocional, necesitan de su padre y de su madre, y no que una madre manipuladora transmita odio hacia su padre, mientras los hijos les añora y les echa de menos. De eso va el relato que me impactó y que transcribo a continuación... Fuente, libertaddigital 3/8/2025 por Yésica Sánchez:


El conmovedor relato de un joven que acusó a su padre de violación inducido por su madre: "Hablo con dolor y vergüenza".

"Crecí escuchando que mi papá era peligroso", se justifica. "Fue una mentira" que le fue "impuesta por una figura adulta en la que confiaba".

"Mi nombre es Tomás Ghisoni. Estoy haciendo este vídeo para contar algo que me costó años decir en voz alta: cuando era adolescente, acusé falsamente a mi padre de algo gravísimo. Y lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación durante más de 10 años".

Son las palabras con la que un joven argentino de 23 años comienza una conmovedora confesión pública que ha dado la vuelta al mundo. Su padre —el obstetra Pablo Ghisoni— ha pasado tres años en prisión preventiva por culpa de unas acusaciones que eran "mentira".

"Hace aproximadamente dos meses, y no por un clic mágico e instantáneo, sino por un proceso largo y doloroso, empecé a ver con claridad", asegura en su video el estudiante de Derecho. "Crecí escuchando que mi papá era peligroso, que tenía que tener miedo, que nos había hecho daño".

"Yo, como hijo, creí lo que me decían", afirma. "No fue una mentira inventada por mí, fue una historia sostenida, repetida, impuesta por una figura adulta en la que yo confiaba plenamente: mi madre". "Esa historia", añade, "con el tiempo se transformó en una verdad emocional" aunque "no tenía sustento realmente".

Las consecuencias para su padre fueron terribles, tanto para su salud como para su vida. "Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su dignidad", reflexiona el joven. "Yo también perdí. Perdí la verdad, perdí la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una década".

Según ha explicado Tomás en sendas entrevistas en medios argentinos después de la difusión del video, su madre también "destruyó los vínculos" que tanto él como su hermano pequeño (que sigue siendo menor y vive con ella) tenían con otros familiares, incluidos sus abuelos y tíos maternos "porque no la apoyaban".

En declaraciones al programa ‘Telenoche’, el joven explicó que fue precisamente su familia materna la que "me hizo ver que ella ya tenía esta personalidad manipuladora desde antes". "Llegó a decir que mi abuelo también era un abusador. Ahí dije: ‘Algo acá no está bien’", exclamó.

La búsqueda de la verdad.

"Con los años empecé a ver cosas que no me cerraban: contradicciones, manipulaciones, gestos, silencios...", sigue, "fue un proceso hasta que, por dentro, algo mío, quebró y entendí que la historia que yo había defendido con tanta fuerza no era cierta".

"Yo no fui abusado. No fui una víctima de mi padre, pero sí fui usado. Fui utilizado como una cosa. Fui víctima de un entorno que me enseñó a repetir un relato, que me enseñó qué decir, cómo dibujar, qué no decir (...). Yo sin entenderlo del todo, lo hice y eso destruyó a un hombre inocente".

Las denuncias falsas son abuso.

"No estoy de acá para negar que existen abusos reales, porque sí los hay y merecen justicia", indica en el video. "Pero también estoy acá para decir que las falsas denuncias también sobre una forma de abuso, porque roban años, destruyen familias, siembran desconfianza en las voces que sí necesitan ser escuchadas". "Una ley que regule las falsas denuncias no es una amenaza para las víctimas reales", reflexiona el estudiante de Derecho.

"Al contrario, es una forma de cuidar la verdad y que no sea utilizada como un arma, de que el sistema no pierda legitimidad por quienes lo utilizan con otros fines". Según explica el joven, en estos últimos años ha podido conocer historias de abusos reales que "me conmovieron y hasta me despertaron". Le dieron las fuerzas necesarias para "buscar la verdad". "La justicia debe proteger a quienes realmente sufrieron, pero también debe cuidar que nadie más sea condenado por una mentira".

"Yo no estoy acá para tirar piedras y buscar culpables, no cambié de vereda para atacar desde el otro lado. Estoy acá porque elegí salir del silencio y de la confusión. No estoy hablando por rencor, hablo con dolor y con vergüenza. Pero principalmente con verdad", asegura. "Aprendí que callar una mentira también es sostenerla. Hoy quiero que mi historia sirva para que nadie más, ni víctima ni inocente, sea destruido por un sistema que no se atreve a escuchar todas las voces", sentencia. "Esta es la mía y por primera vez la estoy diciendo con libertad".


La situación del padre.

El padre de Tomás, Pablo Ghisoni, fue absuelto el 12 de septiembre de 2023 por el Tribunal en lo Criminal N°3 del Departamento Judicial Lomas de Zamora. De hecho, el fiscal ni siquiera lo acusó al considerar que no había elementos suficientes ni siquiera para sostener la imputación.

El 27 de mayo de 2025 la Sala I del Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires rechazó el recurso de apelación presentado por Andrea Karina Vázquez, la mamá de los tres hijos de Pablo Ghisoni. El mayor nunca se dejó influir por la mujer y terminó también en el banquillo de los acusados, aunque fue absuelto.

¿Y ahora qué?

El fiscal de juicio N°1 de Lomas de Zamora, Jorge Bettini Sansoni, presentó hace unos días una denuncia para investigar si la mujer incurrió en los delitos de "falso testimonio calificado, instigación a la comisión del delito de falso testimonio y asociación ilícita".

Existe la sospecha de que la madre pudiera haber pagado a peritos para que presentaran pruebas a su favor en la denuncia que sus dos hijos menores presentaron en su momento contra su padre —según dice ahora el mayor de ellos, Tomás— alentados por su madre, que incluso les felicitaba cuando le hacían desplantes.

Digo yo: "Por esta situación, en España hay muchos casos que claman justicia. Madres manipuladoras que no piensa en el bienestar de sus hijos, que a través de la violencia vicaria, utilizan a sus hijos para vengarse de sus padres —a los que suelen amenazar de que les van amargar la vida—. Una madre capaz de ver sufrir a sus hijos y que su dolor y angustia no le conmueva, es un ser sin sentimientos. No piensan que sus hijos vivirán con un trauma de por vida, y muchos no podrán gestionar esas emociones dolorosas que arrastrarán como una carga insoportable.  ¡Qué pena de niños!

¡Justicia para esos niños que la mentira les ha arrebatado a sus padres!


Fotografía: Tomás Ghisoni el día que se llenó de valor y contó su historia. Internet



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