Hoy quiero hacerme eco de un conmovedor relato: la historia
de un adolescente que fue obligado por su madre a acusar a su padre de maltrato, y hoy
que es un joven de 23 años, ha podido darse cuenta y reflexionar sobre las
consecuencias que la manipulación de su madre ocasionó a su padre y al él mismo. Admirable la valentía de este joven que ha dado a conocer el drama familiar que supone "las falsas denuncias" amparadas por las Instituciones, cuyo deber es velar por la verdad y la justicia, y proteger los derechos de los niños, su bienestar y su salud emocional y mental.
Hay que reconocer que desde hace tiempo la familia ha experimentado un gran deterioro, el deterioro se
refiere a la desintegración de los lazos y roles familiares, a menudo
manifestándose en una familia disfuncional con problemas de comunicación, falta
de límites, violencia, adicciones y abusos, lo que genera consecuencias
negativas en el desarrollo psicológico y social de sus miembros, como
aislamiento, baja autoestima, ansiedad y trastornos de comportamiento.
Se han estudiado especialmente los efectos negativos de la
desintegración familiar en los hijos. A grandes rasgos, las investigaciones han
dado a conocer que la desintegración familiar dificulta la satisfacción de las
necesidades que se espera que cumpla una familia. Bien es verdad que hay caso
de maltratadores que debieran estar encerrados de por vida, sobre esos malditos que caiga todo el peso de la Ley, pero no se puede a
la primera palabra de la mujer, sin constatar que pueda estar mintiendo,
condenar a un padre a no poder relacionarse ni ver a su hijo; hijos que sufren esas privaciones
y que no llegan a entender, mientras escuchan a sus madres hablar de monstruos
que ellos nunca han visto.
Los hijos son las principales víctimas de este tipo de
familia que ha implantado estos gobiernos que no quiere que vivan en armonía. Han
fomentado la discordia, la confrontación, las alegres denuncias, mayormente falsas por parte de
la mujer, que es la que lleva su venganza al límite con el apoyo de las Instituciones, que son las que deben velar por la justicia y la verdad. "Y esas madres que dicen amar a sus hijos, de amar a sus hijos, nada: son tan crueles y despiadadas que
son capaces de dejar a sus hijos sin padres y sin abuelos, y si los ve llorar les dice que son malos". Inequívocamente, los niños para su buen desarrollo personal y emocional, necesitan de su padre y de su madre, y no que una madre manipuladora transmita
odio hacia su padre, mientras los hijos les añora y les echa de menos. De eso va el
relato que me impactó y que transcribo a continuación... Fuente, libertaddigital 3/8/2025
por Yésica Sánchez:
El conmovedor relato de un joven que acusó a su padre de
violación inducido por su madre: "Hablo con dolor y vergüenza".
"Crecí escuchando que mi papá era peligroso", se
justifica. "Fue una mentira" que le fue "impuesta por una figura
adulta en la que confiaba".
"Mi nombre es Tomás Ghisoni. Estoy haciendo este vídeo para contar algo que me costó años decir en voz alta: cuando era adolescente, acusé falsamente a mi padre de algo gravísimo. Y lo más difícil de admitir es que sostuve esa acusación durante más de 10 años".
Son las palabras con la que un joven argentino de 23 años
comienza una conmovedora confesión pública que ha dado la vuelta al mundo. Su
padre —el obstetra Pablo Ghisoni— ha pasado tres años en prisión preventiva por
culpa de unas acusaciones que eran "mentira".
"Hace aproximadamente dos meses, y no por un clic mágico
e instantáneo, sino por un proceso largo y doloroso, empecé a ver con
claridad", asegura en su video el estudiante de Derecho. "Crecí
escuchando que mi papá era peligroso, que tenía que tener miedo, que nos había
hecho daño".
"Yo, como hijo, creí lo que me decían", afirma.
"No fue una mentira inventada por mí, fue una historia sostenida,
repetida, impuesta por una figura adulta en la que yo confiaba plenamente: mi
madre". "Esa historia", añade, "con el tiempo se transformó
en una verdad emocional" aunque "no tenía sustento realmente".
Las consecuencias para su padre fueron terribles, tanto para
su salud como para su vida. "Perdió su trabajo, su nombre, su salud, su
dignidad", reflexiona el joven. "Yo también perdí. Perdí la verdad,
perdí la confianza en mí mismo, a mi familia y a mi papá durante más de una
década".
Según ha explicado Tomás en sendas entrevistas en medios
argentinos después de la difusión del video, su madre también "destruyó
los vínculos" que tanto él como su hermano pequeño (que sigue siendo menor
y vive con ella) tenían con otros familiares, incluidos sus abuelos y tíos
maternos "porque no la apoyaban".
En declaraciones al programa ‘Telenoche’, el joven explicó
que fue precisamente su familia materna la que "me hizo ver que ella ya
tenía esta personalidad manipuladora desde antes". "Llegó a decir que
mi abuelo también era un abusador. Ahí dije: ‘Algo acá no está bien’",
exclamó.
La búsqueda de la verdad.
"Con los años empecé a ver cosas que no me cerraban:
contradicciones, manipulaciones, gestos, silencios...", sigue, "fue
un proceso hasta que, por dentro, algo mío, quebró y entendí que la historia
que yo había defendido con tanta fuerza no era cierta".
"Yo no fui abusado. No fui una víctima de mi padre, pero
sí fui usado. Fui utilizado como una cosa. Fui víctima de un entorno que me
enseñó a repetir un relato, que me enseñó qué decir, cómo dibujar, qué no decir
(...). Yo sin entenderlo del todo, lo hice y eso destruyó a un hombre
inocente".
Las denuncias falsas son abuso.
"No estoy de acá para negar que existen abusos reales,
porque sí los hay y merecen justicia", indica en el video. "Pero
también estoy acá para decir que las falsas denuncias también sobre una forma
de abuso, porque roban años, destruyen familias, siembran desconfianza en las
voces que sí necesitan ser escuchadas". "Una ley que regule las
falsas denuncias no es una amenaza para las víctimas reales", reflexiona
el estudiante de Derecho.
"Al contrario, es una forma de cuidar la verdad y que no
sea utilizada como un arma, de que el sistema no pierda legitimidad por quienes
lo utilizan con otros fines". Según explica el joven, en estos últimos
años ha podido conocer historias de abusos reales que "me conmovieron y
hasta me despertaron". Le dieron las fuerzas necesarias para "buscar
la verdad". "La justicia debe proteger a quienes realmente sufrieron,
pero también debe cuidar que nadie más sea condenado por una mentira".
"Yo no estoy acá para tirar piedras y buscar culpables,
no cambié de vereda para atacar desde el otro lado. Estoy acá porque elegí
salir del silencio y de la confusión. No estoy hablando por rencor, hablo con
dolor y con vergüenza. Pero principalmente con verdad", asegura.
"Aprendí que callar una mentira también es sostenerla. Hoy quiero que mi
historia sirva para que nadie más, ni víctima ni inocente, sea destruido por un
sistema que no se atreve a escuchar todas las voces", sentencia.
"Esta es la mía y por primera vez la estoy diciendo con libertad".
La situación del padre.
El padre de Tomás, Pablo Ghisoni, fue absuelto el 12 de
septiembre de 2023 por el Tribunal en lo Criminal N°3 del Departamento Judicial
Lomas de Zamora. De hecho, el fiscal ni siquiera lo acusó al considerar que no
había elementos suficientes ni siquiera para sostener la imputación.
El 27 de mayo de 2025 la Sala I del Tribunal de Casación
Penal de la Provincia de Buenos Aires rechazó el recurso de apelación
presentado por Andrea Karina Vázquez, la mamá de los tres hijos de
Pablo Ghisoni. El mayor nunca se dejó influir por la mujer y terminó también en
el banquillo de los acusados, aunque fue absuelto.
¿Y ahora qué?
El fiscal de juicio N°1 de Lomas de Zamora, Jorge Bettini
Sansoni, presentó hace unos días una denuncia para investigar si la mujer
incurrió en los delitos de "falso testimonio calificado, instigación a la
comisión del delito de falso testimonio y asociación ilícita".
Existe la sospecha de que la madre pudiera haber pagado a
peritos para que presentaran pruebas a su favor en la denuncia que sus dos hijos
menores presentaron en su momento contra su padre —según dice ahora el mayor de
ellos, Tomás— alentados por su madre, que incluso les felicitaba cuando le
hacían desplantes.
Digo yo: "Por esta situación, en España hay muchos casos que claman justicia. Madres manipuladoras que no piensa en el bienestar de sus hijos, que a través de la violencia vicaria, utilizan a sus hijos para vengarse de sus padres —a los que suelen amenazar de que les van amargar la vida—. Una madre capaz de ver sufrir a sus hijos y que su dolor y angustia no le conmueva, es un ser sin sentimientos. No piensan que sus hijos vivirán con un trauma de por vida, y muchos no podrán gestionar esas emociones dolorosas que arrastrarán como una carga insoportable. ¡Qué pena de niños!
¡Justicia para esos niños que la mentira les ha arrebatado a sus padres!
Fotografía: Tomás Ghisoni el día que se llenó de valor y contó su historia. Internet
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