¿Por qué tenemos la sensación de que el tiempo
pasa cada vez más rápido? Este fenómeno del tiempo ocurre en el llamado ojo de
la mente, donde se almacenan las imágenes mentales que el cerebro selecciona y
organiza a lo largo de los años. El deterioro del cerebro dificulta la
apreciación de cambios en las imágenes mentales, lo que acelera nuestra
percepción del tiempo.
Ya lo dijo Einstein, "el tiempo es relativo". No fluye siempre
al mismo ritmo. De hecho, una hora puede sentirse como un instante o como una
eternidad.
Entre otras cuestiones, su velocidad depende de lo que
estemos realizando: todos sabemos que no es lo mismo estar una hora disfrutando
de un recital de nuestro artista favorito que estar una hora haciendo una fila
para un tedioso trámite. En el primer caso, el tiempo pasa volando. En el
segundo, parece no avanzar. Una hora son siempre 60 minutos, pero la percepción
puede ser muy diferente.
A medida que envejecemos, es común escuchar expresiones como
"el tiempo vuela" o "parece que fue ayer"… El paso del
tiempo es una experiencia subjetiva que puede variar de persona a persona. Muchos
de nosotros hemos experimentado la sensación de que los días, los meses e
incluso los años parecen pasar cada vez más rápido. ¿Pero por qué ocurre esto?
¿Hay alguna explicación científica detrás de esta percepción?
La percepción del tiempo es un fenómeno complejo que está
influenciado por diversos factores, como la atención, la memoria y las
experiencias emocionales. A medida que envejecemos, nuestra percepción del
tiempo puede cambiar debido a una combinación de factores psicológicos y
fisiológicos. En la actualidad, se desconoce cuál es la causa exacta y son
múltiples las hipótesis que tratan de darle una explicación.
La rutina y la falta de novedad. A medida que avanzamos en la
vida, tendemos a establecer rutinas y adquirir responsabilidades que ocupan
gran parte de nuestro tiempo. La repetición de actividades y la falta de
novedad pueden hacer que nuestra atención se desvíe y percibamos que el tiempo
pasa más rápido.
Cuando somos jóvenes, cada año representa una porción significativa de nuestra vida. Por ejemplo, el paso de un año cuando tiene 5 años representa una quinta parte de su vida hasta ese momento. Sin embargo, a medida que envejecemos, cada año representa una porción cada vez más pequeña de nuestra vida total. Esto puede hacer que los años parezcan pasar más rápido en relación con la percepción de nuestra vida acumulada.
La velocidad de procesamiento mental. Algunos estudios
sugieren que a medida que envejecemos, nuestros procesos cognitivos pueden
volverse más rápidos. Esto significa que percibimos y procesamos la información
más rápidamente, lo que puede contribuir a la sensación de que el tiempo pasa
más rápido. Nuestro cerebro se vuelve más eficiente en el procesamiento de la
información, lo que puede acelerar nuestra percepción temporal.
Sin embargo, el profesor de Ingeniería Mecánica de la
Universidad de Duke, Adrian Bejan, teoriza justo lo contario: los días parecen
ser más cortos conforme envejecemos porque el procesamiento de la información
visual a lo largo del tiempo se enlentece.
Si percibimos menos imágenes por segundo, esto puede generar
la sensación de que el tiempo ha pasado más rápido y viceversa: cuando captamos
más imágenes por segundo, podemos tener la sensación de que el tiempo avanza
más lento, como cuando vemos un vídeo a cámara lenta.
La falta de eventos memorables. Cuando somos jóvenes, vivimos
muchas primeras veces y experiencias nuevas que son más memorables. Estos
eventos tienden a crear una sensación de que el tiempo se está alargando. Pero, a medida que envejecemos, es posible que experimentemos menos eventos
novedosos y memorables, lo que puede hacer que el tiempo parezca pasar más
rápido, al no tener tantos hitos que se marquen en la memoria.
Según el neurocientífico David Eagleman, la novedad ayuda a ralentizar el tiempo. Él explica que cuando una experiencia se repite con frecuencia, las neuronas que se encargan de registrarla se activan menos. En cambio, el recuerdo de las experiencias novedosas será mucho más rico. Esto viene a decir, que nuestra percepción del tiempo se basa en la cantidad de nuevos recuerdos. Verdaderamente la etapa por excelencia de nuevas experiencias es la infancia, porque durante la niñez vivimos aventuras innovadoras a diario. Todo es puro descubrimiento: los animales, los colores, los juegos, las actividades con amigos, las comidas y cualquier otra cosa que ocurre pueden abrir un mundo mágico y fascinante, que puede hacer que el tiempo no se volatice y deja recuerdos inolvidables.
Y, según aseguran los investigadores de la Universidad de
Cornell (Estados Unidos) en un nuevo estudio, a la pregunta de ¿por qué cada
uno tenemos una percepción distinta del tiempo? La respuesta es que, depende del
corazón de cada persona. Los investigadores descubrieron que nuestra percepción
momentánea del tiempo no es continua, sino que puede estirarse o encogerse con
cada latido del corazón.
La investigación construye la evidencia de que el corazón es
uno de los cronometradores importantes del cerebro y juega un papel fundamental
en nuestro sentido del paso del tiempo, una idea contemplada desde la
antigüedad, dijo Adam K. Anderson, profesor en el Departamento de Psicología y
en la Facultad de Ecología Humana (CHE).
"El tiempo es una dimensión del universo y una base central
para nuestra experiencia del yo", dijo Anderson. "Nuestra investigación muestra que la
experiencia del tiempo momento a momento se sincroniza y cambia con la duración
de un latido del corazón".
En conclusión, la sensación de que el tiempo pasa más rápido
conforme envejecemos es una experiencia común compartida por muchas personas. Y esta percepción puede ser influenciada por una combinación de factores
psicológicos, como la rutina y la falta de novedad, así como por factores
fisiológicos, como la relación entre la edad y la proporción del tiempo vivido,
como también, tiene que ver el latir de nuestro corazón. Sea por la razón que
sea, a mí el tiempo se me pasa muy rápido.
Si bien la percepción del tiempo puede variar en consonancia con las emociones de cada persona, comprender estos factores puede ayudarnos a apreciar y aprovechar al
máximo cada momento de nuestra vida. A pesar de las circunstancias ¡vivamos! y que pase el tiempo, porque el tiempo tiene que pasar...
Fotografía: Internet
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