Por esto os digo: No os angustiéis por vuestra vida, qué vais a comer; ni por vuestro cuerpo, qué vais a vestir. Porque la vida es más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido. Mateo 6:25.
El afán es una de las enfermedades más letales de este siglo.
Noches sin dormir, corazón agitado, pensamientos incontrolables de dolor; sin
duda, la ansiedad se ha convertido en una mala compañera.
Actualmente podemos ver como una ansiosa sociedad camina apresuradamente a su destino, porque la ansiedad se ha vuelto parte de sus vidas y no hay nada que los pueda hacer escapar de esa cárcel. Y ¿por qué llamarla cárcel? Porque la ansiedad te presiona y te inquieta, la ansiedad te hace esclavo de los pensamientos, la ansiedad te hace siempre ver un mal donde no lo hay; te paraliza y te llena de temor en muchos aspectos de la vida, la ansiedad no te permite actuar correctamente, la ansiedad confunde.
Vive el presente y no te afanes. En infinitas ocasiones nuestra mente se encapsula en solo pensar “que será de nuestra vida mañana”, el miedo al futuro puede estar robándonos el hermoso presente. Y es así como aceptamos vivir con ansiedad. Hay momentos de nuestra vida donde debemos entender que no podemos controlarlo todo. Entender que nuestra humanidad no puede resolver ciertas cosas y es por ello, que debemos acudir a Dios antes de dejarnos dominar por la ansiedad que lleva a la desesperación.
Todos como seres humanos debemos comprender lo valiosa que es
la vida y no podemos medir nuestra felicidad a causa de lo que tenemos. No podemos
pasarnos la vida preocupados por las cosas más vanas, esas cosas sin importancia. Lo importante es tener paz en el alma y la tranquilidad de que cada problema puede tener una solución.
La vida es más que vestir, comer y divertirte. La vida te proporciona actitudes y acciones que alimentan sin ser comida y visten sin ser ropajes. Toma en cuenta que mientras pasamos el tiempo afanados buscando dinero o cosas banales, podemos estar perdiendo el tiempo valioso que Dios nos ha entregado. Hay afanes que puede destruir nuestro futuro. El afán puede traer consigo episodios de depresión, cuando ves que las cosas no salen como tú quieres o no consigues tus propósitos, y los propósitos no siempre van destinados al crecimiento personal, sino al crecimiento de egos comparativos.
¿Por qué te afanas? Son muchas las situaciones que al día de hoy nos llevan a vivir en ansiedad, puede ser una ruptura familiar, la falta de salud, un hijo rebelde, una separación de pareja, la pérdida de empleo, una situación económica difícil, o la perdida física de una persona que amamos, etc. Es importante identificar qué nos está robando la paz y analizar qué nos impide dormir, soñar, amar, crear, o simplemente vivir. Cuando ya sepas qué es eso que te genera ese dolor punzante en tu estómago, esas palpitaciones aceleradas y esos sentimientos que te angustian, podrás intentar buscar alguna salida, (que no siempre es fácil, porque siempre hay factores determinantes). "Si un problema tiene solución ¿por qué te preocupes? Y si no tiene solución ¿por qué te preocupas?". Aunque yo creo que las preocupaciones va unida a la conciencia que tengamos de la realidad que vivimos.
Las preocupaciones terrenales nos son propias, pero no está en nuestras manos todas las soluciones, pero cuando tenemos fe en lo espiritual, tenemos otra vía, que desde otro plano nos ayuda a liberarnos del peso de las preocupaciones, ayudándonos a verlo desde otras perspectivas más sosegada y menos dramática. Por eso debemos buscar liberar nuestras pesadas cargas desde la fe, llevando nuestras preocupaciones a la cruz de Cristo. Acercándonos al Señor le pedimos que sea Él el liberador de los afanes que angustia nuestra vida y nuestra mente. Hay cosas que "humanamente" no podemos controlar, pero dejemos que sea Jesús el ancla de nuestra vida.
La vida está llena de dificultades que nos agobian, pero aun así, no te afanes, trata de controlar tu impotencia desde la serenidad que nos otorga la fe. La oración y la esperanza son fuente y camino. Llena tu vida de oración, busca al
Padre en todo momento. No escuches esas voces que siembran dolor, tú camina con fe y pon tu confianza en las manos del Señor nuestro Dios.
Acuérdate lo que dice la biblia en Filipenses, 6: Por nada estéis afanosos, para que sean
conocidas vuestras peticiones llevarlas delante de Dios en oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.
A veces no entendemos el porqué en nuestro entorno pasan tantas cosas preocupantes que nos angustia, y lo peor es que no encontramos la solución y eso nos lleva a la desesperación y en la desesperación nos perdemos. Ese es el momento de buscar fuerzas, de buscar apoyo y calma para poder encontrar alguna salida que ayude a poner en orden las posibilidades resolutivas. Aunque, a veces, la solución no depende solo de ti, porque tú viendo el caos propones salidas, pero tus salidas no son las de los demás y rechazan tu disposición, y no te queda otra que resignarte y esperar a que amaine el temporal.
No te afanes por la vida, deja que fluya, el desencanto es parte de la vida. En los momentos malos debemos mantener la calma y agarrarnos a la fe, esa fe que sustenta la esperanza, esa fe de donde emana las fuerzas que sostiene la entereza física y espiritual. La fuerza espiritual es la mayor de las fuerzas de resistencia, porque esa fuerza viene de Dios y Dios es amor y fuera de Dios nada podemos hacer; así que coloca tus peticiones delante de Él, esas dudas, esas frustraciones o sentimientos heridos, y no permitas que la ansiedad te haga prisionero de acusaciones malintencionadas de algo que no has hecho, o de algo que no puedes solucionar.
No te afanes con problemas que no tienen solución, ni estés detrás de situaciones que no pueden ser modificadas; comprométete con aquello que puedes mejorar aunque sea un poco sin desanimarte: los grandes caminos se hacen siempre comenzando con un solo paso.
Así que no te afanes: suelta los cargos de las cargas que otros te quieren cargar. ¡Libérate, que la verdad te hace libre!
Fotografía: Internet
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