El planeta tierra, el mundo que habitan los hombres, no es un mundo, son muchos mundos. Mundos marcados por las tragedias y las injusticias, por los estatus sociales, o sea, por el dinero: «tanto tienes, tanto vales». El poder no está en ser sino en tener y el que más tiene es el que manda, amordaza y maltrata…
A Europa se le conoce por el primer mundo porque ha sido la descubridora de otros mundos. Esos mundos ya existían y su gente vivía tranquila sin pretender salir más allá de sus fronteras, pero allá llegan los descubridores, a perturbar y avasallar, ultrajando y expoliando. Los relatos desgarrados de las víctimas martirizadas por esos salteadores son estremecedores; espeluznantes crímenes contra la humanidad se cometieron y se sigue cometiendo. El mundo civilizado se ha aprovechado de los mundos de los que ha abusado.