El voluntariado es un servicio, es el trabajo de las personas que sirven a una comunidad o al medio ambiente por decisión propia y libre. El término también hace referencia al conjunto de dichas personas, los voluntarios. Por definición, los voluntarios no cobran por su trabajo. La acción voluntaria organizada es aquella que se desarrolla dentro de una organización sin ánimo de lucro por personas físicas que, de manera altruista y solidaria, intervienen con las personas y la realidad social frente a situaciones de vulneración, privación o falta de derechos u oportunidades para alcanzar una mejor calidad de vida y una mayor cohesión y justicia social como expresión de ciudadanía activa organizada. Hay diferentes motivaciones que mueven a estas personas a dedicar parte de su tiempo al trabajo no remunerado.
El trabajo voluntario debe cumplir tres condiciones: 1ª ser desinteresado, 2ª ser intencionado y 3ª estar justificado. No es un pasatiempo ni un entretenimiento sin más sino que persigue la satisfacción de una necesidad previamente definida como tal. Del voluntariado se benefician muchas personas que no se valen por sí solas y dependen de una ayuda para desenvolverse, pero en mi opinión, el mayor beneficiado es la persona que ejerce el voluntariado que, al prestar ese auxilio, se siente mejor al ser útil su ayuda para con los demás.
Según el presidente de FAMMA-Concemfe-Madrid, Javier Font, muchos padres, cansados de que sus hijos adolescentes tengan una actitud conflictiva y sólo piensen en estar de fiesta, les llevan a esta organización para que maduren y cambien su comportamiento egoísta viendo que existe otra realidad y colaboren para mejorarla. Según se ha comprobado, es impresionante el cambio en ellos. Adquieren un grado de madurez enorme. Entran en contacto con otras personas que eran como ellos, pero que, por ejemplo, un accidente de tráfico les dejó en silla de ruedas. Los jóvenes confiesan que transmiten esas vivencias y aconsejan que no beban alcohol si van a conducir. Descubrir otras historias con duras realidades les hace ser más responsables. ¡Gran cambio de actitud frente a la vida! Los jóvenes voluntarios reflexionan sobre sus propias vidas y aprecian más el valor y el papel de la familia unida.
Tenemos la sensación de que los jóvenes de hoy son unos inmaduros irresponsables y egoístas, la percepción de que son insolidarios y exigentes, que pisotean los valores inculcados por sus padres, se unen a la ley de la calle y se muestran déspotas, sin respeto ni educación.
«Así mejoran sus relaciones familiares los jóvenes que hacen voluntariado». Con este titular, abc.es ofrece una amplia información sobre la labor tan importante y necesaria del voluntariado. En nuestro país hay unos cinco millones de personas que realizan un trabajo asistencial. El perfil es mayoritariamente femenino, el 42% tiene entre 18 y 35 años, las principales ocupaciones son la atención directa a los grupos beneficiarios y los ámbitos que reciben mayor demanda de personas que desean colaborar son los de infancia y discapacidad.
¿Cómo ser un voluntario? Primeramente, estar capacitados y sentir la necesidad en volcarse en los demás. Definir el ámbito en el que le gustaría participar. Dirigirse a la ONG que más le atraiga y poner la atención en las personas que demandan ayuda que les facilite la vida. Miremos a nuestro alrededor y descubramos donde hay desigualdades injustas…
Ser voluntario beneficia. Se benefician las personas dependientes y se beneficia el voluntario, porque el ser útil a alguien que no se vale por sí mismo te hace sentir corresponsable y parte importante de la sociedad, y las debilidades de los demás sirven para traer el amor al mundo.
Desde que España se sintiera azotada por los efectos de la crisis, ha salido a relucir, más que nunca, que los españoles somos ciudadanos muy solidarios. Muchos jóvenes altruistas, que los hay, en lugar de pasar las vacaciones en casa descansando, con sus amigos en la playa o en piscina, deciden implicarse en una causa solidaria y se acercan a los centros para integrarse en esta labor humanitaria y gratificante.
Por lo general los jóvenes repiten la experiencia. El ayudar a los demás produce una revolución personal. Actúan para mejorar la dura situación que viven muchas personas, se enfrentan a una realidad difícil y, al sentirse responsables del otro, les hace ser generosos, les abre la mente, les enriquece de manera muy personal y, al estar ocupados, no se sienten perdidos y vacíos.
Según estos responsables, los jóvenes dejan de ser tan egoístas. Si a estas edades los jóvenes se caracterizan por pensar sólo en ellos, con su habitual ‘yo, yo y después, yo’, con el voluntariado dejan que sean otros los que tengan el protagonismo. También dejan de quejarse tanto a sus padres porque se dan cuenta de que hay personas que sonríen e intentan ser felices con mucho menos y en situaciones verdaderamente complicadas.
Los jóvenes, por lo general, vuelven a su casa con un mayor espíritu colaborativo, un incremento en el respeto y reconocimiento hacia la labor desempeñada por sus progenitores en su crianza y, sobre todo, muchas ganas de compartir estas vivencias con ellos. Este servicio proporciona a los jóvenes valores de responsabilidad al saber escuchar a los demás, respetar opiniones, defender las suyas, trabajar en equipo, les ayuda a reflexionar sobre su propias vidas y a apreciar más el valor y el papel de la familia, al saber expresar emociones al relacionarse con los padres y hermanos.
Mucho se ha logrado, pero todavía queda camino por recorrer porque aún queda mucho por hacer en la retaguardia. No hay más que escuchar la opinión de los voluntarios, sus experiencias y sus consejos. Para aquellas personas que quieran convertirse en un recurso muy valioso y estén motivados, cualificados, capacitados y que desean conocer los proyectos y quieran ofrecer su colaboración, pueden hacerlo a través de la Plataforma del Voluntariado de España. En su web ofrece un mapa dónde seleccionar, por localidades, todas las organizaciones que necesitan personas voluntarias.
Creo que a todos nos vendría bien ejercitar nuestra generosidad, pero, en este momento, con la que está cayendo, creo que les vendría mucho más que bien a tanto político crecido con su ‘yo’ por las nubes para que tomen contacto de la situación real del ciudadano… Y que no nos vengan con que esta situación es debido a la crisis global porque la crisis de España es única y consecuencia de la corrupción, del despilfarro, la malversación y del ‘reparto’ (el que parte y reparte se lleva la mejor parte). Sabemos que a los ‘protegidos ladrones’ que ocasionan los despropósitos y desaguisados que han llevado al país a la hecatombe no les afecta la crisis, afecta al común de los mortales, a la gente honorable, honrada y decente…
Dijo Paulo Freire que «La solidaridad social y política que necesitamos para construir una sociedad menos fea y menos agresiva, en la cual podamos ser más nosotros mismos, tiene una práctica de real importancia en la formación democrática». Y Concepción Arenales dijo: «Sustituir el amor propio por el amor a los demás es cambiar un tirano insufrible por un buen amigo».
Hoy el mundo llora a Madiba, hombre de Paz. Su figura será recordada en los anales del tiempo. Quiero hacer un homenaje a un gran hombre, un hombre imprescindible que decidió renunciar a la violencia y se convirtió en un líder mundial. Sus ideales han transcendido las fronteras, y nadie ha quedado indiferente. Sus frases dicen mucho:
«Una buena cabeza y un buen corazón son una combinación formidable».
«Mi ideal más querido es el de una sociedad libre y democrática en la que todos podamos vivir en armonía y con iguales posibilidades».
«Una Nación no debe juzgarse por cómo trata a sus ciudadanos con mejor posición, sino por cómo trata a los que tienen poco o nada».
«Luchar contra la pobreza no es un asunto de caridad, sino de justicia».
El ideal de Nelson Mandela era el de una sociedad libre y en paz consigo misma. Usó su tiempo sabiamente, logró conciliar a su pueblo y derrotó el racismo. Su esfuerzo voluntario, bien merece el sueño eterno… porque fue el amo de su destino y el capitán de su alma.
Fotografía: Entreculturas Asturias, cc.
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