Las sirenas son seres fabulosos. En la mitología griega eran ninfas o deidades marinas descritas como mujeres hermosas con cola de pez que hechizaban a los marineros con sus cantos. Siempre me sedujo escuchar las historias de marineros y ninfas marinas. Esas sirenas que se esconden en las profundidades del mar pero se hacen oír para que los marineros empiecen a soñar…
Todo muy romántico y fantástico, pero no voy a hablar de esa sirenas mitad mujer mitad pez. Quiero hablar de esos agoreros y cantamañanas que llevan tiempo robándonos las esperanzas diciéndonos que lo peor ha pasado y que ya podemos respirar tranquilos… No puede uno fiarse de quienes no tienen capacidad política ni capacidad de gestión social, por tanto, tampoco credibilidad para creernos que ven ‘la luz’. Esos no ven la luz, esos llevan cada uno la suya propia iluminándoles sus anchos senderos. No podemos confiar nuestras ilusiones a los voceros de intereses partidistas.
«No hagamos caso a cantos de sirena». Se suele emplear esta expresión para advertir del peligro de dejarse seducir o llevar a la perdición por falsas promesas o incitaciones ilusorias. Con esta otra definición de las sirenas nos echamos a temblar. Se califica de sirena a una bella nadadora y a una mujer peligrosamente seductora o ‘fatal’, aunque, en origen, las sirenas fueran seres físicamente monstruosos. Las sirenas eran unas ninfas marinas que, en la mitología, atraían con sus cantos dulces e insinuantes a los marinos hacia los escollos de la costa, donde, tras hacerles naufragar, los devoraban, no dejando de ellos más que los huesos amontonados.
Decía Jacobus Joubert: «Hay que saber ser profundo con claridad, y no con palabras oscuras». Las promesas cargadas de engaño están acabando con la esperanza de millones de personas en España y, a día de hoy, Cáritas Diocesana de Canarias considera que el mensaje de políticos y empresarios de que la economía mejora está alejado de la realidad social, caracterizada aún por un incesante aumento de la pobreza que, además, es cada vez más crónica y duradera en el tiempo. Cáritas no tiene la capacidad de respuesta a la demanda de tanta gente necesitada, aunque esa labor la deberían acometer las administraciones públicas.
Los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadísticas nos vienen a decir que, lo que podría considerarse un buen dato —que hay menos españoles viviendo por debajo del umbral de la pobreza—, en realidad esconde un drama: los ingresos medios anuales de los hogares en 2012 se redujeron in 3,5% con respecto a 2011. Estos números vienen a poner nombre a una realidad que muchos españoles sufren en sus carnes al no poder llegar a fin de mes. Es muy triste que millares de personas se encuentren con el agua al cuello, mientras que unos cuántos, impunemente llenan maletines de dinero…
España se encamina al pan y cebolla, y Cáritas alerta contra la desigualdad y la pobreza en España. La pobreza severa ya alcanza a tres millones de personas en España (se aplica a los que tienen ingresos inferiores a 307 euros al mes).
Por tanto, con estos datos aportados por las organizaciones que conocen el rostro de la pobreza, cuando viene un ‘vocero’, ya sea político o economista, a hablar de la luz al final del túnel, lo que el observatorio de la realidad nos muestra es que estamos en el túnel de la injusticia y la pobreza.
Vivimos en una sociedad donde nos podemos encontrar con unos números macroeconómicos muy buenos y mucha gente que no puede salir adelante, donde la diferencia entre ricos y pobres aumenta aún más en España. Según un estudio del banco Credit Suisse, en 2012, aumentaron en 47.000 el número de millonarios, y el problema corre riesgo de cronificarse dado el incremento de parados de larga duración o, incluso, podría intensificarse por el agotamiento de las ayudas económicas y las políticas de ajuste y recortes que crean un caldo de cultivo para la irrupción de una segunda oleada de empobrecimiento.
No deja de ser sorprendente que en España se tenga que hablar de pobreza, o mejor dicho, hayan españoles sufriendo pobreza, pasando hambre y miseria mientras los gobiernos se suceden sin mirar por su gente…
Los drásticos recortes en sanidad y educación han llevado a un desarrollo inquietante de la pobreza de las familias. Eso afecta especialmente a los niños que viven en la indigencia y con problemas de nutrición. Muy preocupante es el incremento de la pobreza infantil, por eso insta a las autoridades a «que adopten y pongan en práctica unas estrategias más rotundas y coordinadas, con objeto de afrontar las causas originarias de la pobreza infantil y prevenirlas».
Llegan unas fechas entrañables por lo que supone para todo bien nacido: fechas que nos amplifican el corazón y nos inundan de alegría; fechas que nos hacen más humanos y solidarios; fechas que despiertan al niño que llevamos dentro y nos recuerdan que la felicidad y la paz están en uno mismo, en nuestro interior.
La Navidad es un tiempo para profundizar, contemplar y asimilar el Misterio de la Encarnación del Hijo de Dios. Los cristianos, por medio del Adviento, nos preparamos para recibir el alma a Cristo: ‘Luz del mundo’, rectificando en la vida y renovando el compromiso de seguirlo. En la Navidad recordamos que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros. Así como el sol despeja las tinieblas durante el alba, la presencia de Cristo irrumpe en las tinieblas del mundo y de la carne para mostrarnos el camino a seguir. Con su luz nos muestra la verdad de nuestra existencia.
La Iglesia en su papel de madre y maestra celebra la Navidad, esa presencia renovadora de Cristo que viene a salvar… Pues, vivamos con recto sentido la riqueza de la vivencia real y profunda de la Navidad.
Bill McKibben dijo: «No existe la Navidad ideal, solo la Navidad que usted decida crear como reflejo de sus valores, deseos y tradiciones». Aunque las luces y el consumismo embriagan a todos por igual, en verdad cada cual hace de la Navidad su fiesta particular: unos la viven con valor y sentido profundo, y otros se dejan llevar por la vorágine trepidante de lo externo.
«Bendita sea la fecha que une a todo el mundo en una conspiración de amor», sentenció Hamilton Wright. Seamos generosos y compartamos algo de lo poco que tengamos… Benditos aquellos que se solidarizan con los que nada tienen, y no tienen porque se lo han arrebatado esos corruptos avariciosos que han llenado maletines para llevarlos a paraísos fiscales. Esos avariciosos tendrán el dinero en el paraíso, pero no se ganan el Paraíso. El verdadero Paraíso será para todos aquellos que han dejado con la mano extendida, vacía, sin pan…
No pongamos oídos a los cantos de sirena y abrámoslo a los cantos angelicales. «Que esta Navidad convierta… cada deseo en flor, cada dolor en estrella, cada lágrima en sonrisa, cada corazón en dulce morada…»
Para todo ser humano de buena voluntad… ¡¡Feliz Navidad!!
Fotografía: Duke University Archives, cc.
No hay comentarios :
Publicar un comentario