domingo, 15 de septiembre de 2013

El arte de relacionarnos

Dos personas conversan.


Según las fuentes consultadas, el arte está en la habilidad, en el talento y la destreza para realizar y expresar nuestro oficio inspirador. La definición del arte es abierta, subjetiva, discutible. No existe un acuerdo unánime entre historiadores, filósofos o artistas. Yo digo que arte no es cualquier cosa, es todo aquello donde la maestría, el genio y el bien hacer se manifiesta…

El arte es un método, conjunto de reglas para hacer bien una cosa y sentirte bien. El arte debe estar presente en todo orden de la vida, por tanto, en nuestras relaciones y en nuestra filosofía de vida el arte debe ser una constante…

El arte de relacionarnos bien con los demás… Sobre esta cuestión he encontrado en internet un informe interesante donde se dan las pautas para interrelacionarnos y así mejorar o cambiar nuestras habilidades. Les hago llegar los diferentes modos y maneras de dar, percibir y corresponder…
¿Quién no conoce a alguien que cae bien a todo el mundo y que se muestra siempre tolerante y no hiere a nadie a pesar de que acostumbra decir lo que piensa? Estas personas sensatas, resultan convincentes y persuasivas sin pecar de autoritarismo ni mostrar indiferencia ante las opiniones o emociones de los demás.

Vivir con los demás es un arte que puede aprenderse no sólo para caer bien, sino porque la integración social es un factor clave del bienestar emocional. Las habilidades sociales son una serie de conductas y gestos que expresan sentimientos, actitudes, deseos y derechos del individuo, siempre de una manera adecuada y de modo que resuelven satisfactoriamente los problemas con los demás. Nos gustaría que todo fuera más sencillo, pero no siempre sabemos hacerlo: o nos quedamos cortos, y pecamos de blandos, o nos pasamos y resultamos excesivamente duros, pero no nos desanimemos porque todos podemos aprender a comunicarnos…

A veces no depende de nosotros, partamos de que nuestra salud mental y equilibrio personal están muy relacionados con la forma en que vivimos las relaciones interpersonales. La convivencia y cómo nos sentimos con los demás, puede resultar reconfortante o convertirse en una pesadilla.

Si cultivamos y dominamos estas habilidades podremos conseguir satisfacciones en el ámbito de la familia, de las amistades y en las relaciones amorosas. E incluso nos ayudarán a la hora de conseguir un empleo, en la relación con nuestros jefes y compañeros de trabajo y en la manera de convencer de nuestras posturas o planteamientos. Las habilidades sociales pueden enunciarse y describirse. Veámoslas:

El lenguaje no verbal. Comencemos por la expresión de la cara. El rostro expresa las seis emociones fundamentales: miedo, rabia, desprecio, alegría, tristeza y sorpresa. Y hay tres zonas de la cara que representan estas emociones: la frente con las cejas, los ojos y la zona inferior de la cara.

La mirada. Mirar a los ojos o a la zona superior de la cara ayuda a establecer el contacto y dependiendo de cómo sean esas miradas se expresan las emociones: se considera más cercanas a las personas que miran más a su interlocutor, pero no si es de forma fija y dominante. Y mirar poco puede ser signo de timidez. La mirada acompaña a la conversación: si miramos cuando escuchamos animamos a la otra persona a comunicarse. En cambio, mirar a los ojos cuando hablamos convierte nuestro discurso en más convincente.

La sonrisa. Casi siempre denota cercanía, suaviza tensiones y facilita la comunicación. Pero si el gesto sonriente expresa ironía o escepticismo puede manifestar rechazo, indiferencia o incredulidad. La postura corporal. Los gestos del cuerpo expresan como se siente interiormente la persona según sea su manera de sentarse, de caminar…

Se pueden trasmitir escepticismo, encogiéndose de hombros; agresividad, apretando los puños; indiferencia, sentándonos casi tumbados cuando alguien nos habla. La distancia física entre personas que se comunican también indica la proximidad emocional entre esos individuos. Dos cuerpos cercanos expresan proximidad afectiva. Volver la espalda o mirar hacia otro lado es una manifestación de rechazo o desagrado. Los gestos que se producen con las manos y la cabeza acompañan y enfatizan lo que se comunica con la palabra o el silencio.
El sociólogo polaco, premio Príncipe de Asturias 2010, Zygmunt Bauman advierte de que además de que se ha perdido el arte de relacionarnos, la humanidad ha olvidado cómo ser feliz. Dice que hay que replantearse el concepto de felicidad y cree que se nos ha olvidado como alcanzarla porque generamos una especie de sentido de culpabilidad que nos lo impide.

Profundiza sobre la felicidad y apunta que «La búsqueda de una vida mejor es lo que nos ha sacado de las cuevas, un instinto natural y perfectamente compresible, pero que en el último medio siglo se ha llegado a pensar que es equivalente al aumento de consumo y eso es muy peligroso».

Anima a cambiar los referentes: «Hemos olvidado el amor, la amistad, los sentimientos, el trabajo bien hecho, y lo que se consume y se compra son solo sedantes morales que tranquilizan tus escrúpulos éticos».

Describe un círculo vicioso familiar a propósito de la asociación de felicidad y consumo. El padre o la madre que dedican parte del sueldo a comprar la consola al hijo, le hacen el regalo, pero el modelo queda obsoleto pronto y se comprometen a facilitarle el siguiente. Para pagarlo necesitarán dedicarse más al trabajo y quitar tiempo a la familia…

Zygmunt Bauman no tiene teléfono móvil ni perfil en las redes sociales, pero «desgraciadamente no tengo más remedio que interesarme por estos fenómenos por motivos profesionales».
Abomina de ellos porque considera que invaden todos los espacios y diluyen las relaciones humanas. Se acuerda de Mark Zuckerberg, quien ideó la red social Facebook para ser un chico popular: «Claramente ha encontrado una mina de oro, pero el oro que él buscaba era otro: quería tener amigos».

«Todo es más fácil en la vida virtual, pero hemos perdido el arte de las relaciones sociales y la amistad. Las pandillas de amigos o las comunidades de vecinos no te aceptan porque sí, pero ser miembro de un grupo en Facebook es facilísimo. Puedes tener más de 500 contactos sin moverte de casa, le das a un botón y ya».

En verdad, mucho han cambiado las relaciones… Llama la atención ver a grupos que se reúnen, pero cada cual está entretenido con sus móviles de última generación. Da la impresión que las relaciones que más se cuidan son las virtuales y lo peor es que se comunican con palabras tan pobres que hieren de muerte a ‘la lengua viva’.

Dijo Paulo Coelho: «La vida no está hecha de deseos y sí de los actos de cada uno». La realidad que refleja hoy en día la sociedad produce inquietud, y está claro que para lograr un mundo mejor, cada uno tiene que poner todo su arte para vivir y relacionarse…

Y de las personas hipócritas, mentirosas y llenas de maldad, mejor apartarse, porque dañan las relaciones y perjudican la salud. Lo mejor para sobreponerte a este tipo de gente es hacer lo que dijo Valle Inclán: «Quisiera entrar en mí, vivir conmigo, poder hacer la cruz sobre mi frente, y sin saber de amigo ni enemigo, apartado, vivir devotamente».

Fotografía: Susan Sermoneta, cc.

No hay comentarios :

Publicar un comentario