Dios creó al hombre a su imagen y semejanza, creado para vivir feliz. Ese era y es el plan de Dios, pero el hombre, él solito, se ha ocupado de atraer sus desdichas y todo empezó por una mentira, pero para poder mentir hay que seducir con encantamientos, tanto por la vía de la simpatía como por medio del chantaje emocional. La mentira es un invento del diablo para convencer a Eva y Adán, y por culpa del pecado somos infelices.
La mentira es ancestral y la soberbia del hombre lo expulsó del Edén, y llevados de mentiras, avaricia y prepotencia somos errantes de nuestros propios males. La primera mentira se cuela en el Paraíso y la segunda en el Valle de Lágrimas. Caín, cegado por la envidia, mata a su hermano Abel, y cuando Dios pregunta a Caín por el hermano, éste contesta: «¿Acaso soy yo el guardián de mi hermano?» Caín miente, pretende engañar a Dios, pero a Dios nadie lo puede engañar…