viernes, 16 de noviembre de 2012

Memorando a mis compañeras

Árbol en una colina al atardecer.

La sociedad está formada por diversidad de grupos: vecinales, deportivos, empresariales, literarios, que se unen en asociaciones, derecho humano que consiste en la facultad de unirse y formar grupo para buscar apoyo y aunar fuerzas, para compartir ideas, aficiones e inquietudes, y para difundir y desarrollar labores culturales… Una asociación es una entidad formada por un conjunto de asociados o socios para la persecución de un fin sin ánimo de lucro. En mi caso, lo que me mueve a asociarme en grupos literarios es el compartir una misma sensibilidad, nunca para competir ni rivalizar con mis compañeros.

En las asociaciones creamos vínculos fraternales y de amistad y nos causa mucho dolor cuando algún miembro ‘levanta el vuelo’. Hace pocos días despedimos a otra compañera de la ‘Asociación de Poetas de La Arcadia’, y es la cuarta… Memorar es recordar y hoy quiero recordar con todo mi cariño a mis compañeras. Compañeras de camino, del camino de los versos, mujeres poetas de pluma evocadora y trazos soñadores, todas ellas mujeres, madres de familia, nobles de sentimientos, sencillas, con dulzura en el trato, generosas en su amistad, cultas y con porte sereno.

Nieves Henríquez Pérez: mujer luchadora, fue la artífice de nuestra Asociación. Soy socia fundadora y la ‘culpable’ de que Nieves decidiera aunarnos: ella tuvo la idea y sugirió el nombre de ‘La Arcadia’, y como abogada puso en marcha los trámites y Estatutos para dar formalización legal al proyecto en común. Nieves nos dejó, irremediablemente el 4 de octubre de 2007, pero nos quedan sus poemas de ‘su corazón está en el sur’:

Fui buscando por la vida
un corazón para el cuerpo,
un alma para el olvido,
una canción para el recuerdo.
Encontré el corazón
en un volcán encendido.

El alma sobre un monte
escapando del olvido.
La canción iba en el viento
cantando a un niño dormido.

María Camino Oliva: mujer acogedora y comunicativa, nos dejó el 26 de enero del 2009. Ella sigue ‘pidiendo la palabra’ con sus poemas…

Quiero decir las cosas que he callado.
Antes que mi voz, conmigo muera,
quiero echar mis versos del alma
igual que en la canción ‘Guantanamera’.

Las palabras se anidaron dentro
sin poder decir lo que quisiera,
en el silencio que me impuso la vida,
inventé mil sueños y quimeras.

Me resistí a ser campo desierto,
no quise ser jamás tierra baldía,
y brotaron mis versos en mi era.

Recogiendo ilusiones cada día.
Por eso, cuando llega el invierno,
¡creo que siempre es primavera!

Herminia Naranjo Hernández: mujer ‘todo arte’, premiada como poeta, pintora y compositora de infinidad de canciones que han dado la vuelta al mundo. Sobre ella escribí cuando nos dejó el 16 de diciembre del 2010, nos queda su extenso trabajo cultural, sus ‘ecos del alma’ y cientos de poemas inéditos…

Por el río va cantando,
el barquero en su barca.
Va remando despacito,
en la corriente mansa.

Canta sus ilusiones.
Canta sus esperanzas.
Canta sus alegrías,
a la corriente que le arrastra.

Hacen ecos las orillas,
en su quebrada garganta,
en la espesura del bosque,
se pierden sus alabanzas.

Canta por ser feliz.
Canta y no canta.
Tiene una barca
y un remo,
tiene cielo, sol
y agua,
tiene el mundo
en sus manos,
que son:
¡su remo y su barca!

Francis Gracián Galbeño: mujer intimista que nos ha dejado recientemente, el 16 de octubre del 2012. Nos queda su ‘luna de otoño’…

No se asome a tus ojos la nada
porque ya me haya ido;
que en paraje cercano a tu casa
me encuentro escondido.

No se cierre tu oído a la risa,
mi voz no está lejos;
y en un leve soplar de la brisa
te llama mi sueño.

Que mi nombre no quede en las sombras,
no cambies tu acento;
ni las bromas antiguas escondas
detrás de un lamento.

Que la vida es la misma de siempre,
yo sigo viviendo;
mientras quede un recuerdo latente
doquier me estás viendo.

Mis queridas compañeras, aunque no estén no se han ido… No se van porque la poesía nos ha unido y los versos vibran más que nunca cuando las recordamos…

No, compañeras del alma.
Ustedes no se han ido…
Sus voces recitan al viento
y el eco devuelve suspiros.

Fotografía: Nikos Koutoulas, cc.

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