Recortes… Palabra que al abrigo de la crisis han puesto de moda los políticos y su eco resuena por todos los organismos oficiales: estatales, regionales y locales. El temor a que los recortes, llevados a la acción, van a dejar en peor situación a un mayor número de personas es por lo que la palabra suena como amenaza. Reducen y menguan unos servicios ya de por sí deficientes porque no cubren todas las necesidades básicas. Aún estamos reivindicando para que «el estado de bienestar» sea una realidad extendida por todo el territorio nacional, y mira por donde, «nuestro gozo en un pozo».
Son tantos los hogares que presienten su «mala suerte» que están temblando llenos de miedo y temor frente a un futuro incierto: maestros, personal sanitario y demás funcionarios, y tantas empresas que al abrigo de la crisis, cierran… y esto parece que no tiene fin y la situación se presenta de mal a peor.
Da la impresión que hasta los recortes no son por casualidad porque no afectan a todos por igual. Suenan recortes para un determinado gremio en una Comunidad y en otras, toda va bien.
Te desconcierta ver que los pilares básicos de un país: sanidad, educación y justicia no estén centralizados y protegidos, para garantizar y asegurar en todo el territorio la igualdad de oportunidades de prestaciones y de servicios.
Recortes, lo que se dice recortar, sólo se habla de recortes sociales, pero en ningún momento se habla de recortar sueldos ni prebendas políticas. ¡No se privan de nada! Con un alto coste, ya tienen pedidas hasta las cestas de navidad a cargo de las arcas públicas, ¡estos políticos…!
Todos los recortes que se hagan hoy en educación, sanidad y justicia tendrán consecuencias inmediatas pero los resultados se prolongan por tiempo, ahora que los que no se merecen ese agravio son los pensionistas. Ellos que deben vivir con tranquilidad y gozar por derecho propio lo van a tener bien crudo.
Mira que han trabajado duro para dejarnos una vida mejor de la que ellos tuvieron y por eso España hoy tiene lo que tiene. Gracias a su lucha, esfuerzo y sacrificio lo han conseguido y siempre pensando en un futuro mejor, atesoraron para al final vivir sus últimos días con dignidad, pero no, después de más de cuarenta años trabajando y cotizando, con suerte les toca unos 700€ para malvivir, muchos aun menos y sólo algunos algo más.
Derecho… Tienen todo el derecho a que la sociedad les proporcione todo el bienestar, sin recortes. Nuestros padres y abuelos se merecen vivir sin sobresaltos, con respeto y atenciones. Por ejemplo, haciendo una comparativa vemos como se construyen macro-cárceles equipadas con todas las comodidades y servicios para goce y disfrute de gente delictiva… Nuestros mayores son los que merecen disfrutar de esas exquisitas instalaciones. ¿Por qué no meten a los delincuentes presos en los carentes asilos y los pensionistas en las lujosas cárceles donde te abren las puertas, tienes cine, teatro, gimnasio, piscina, biblioteca, talleres, profesores, psicólogos? ¿Por qué a los que se castiga son a los mayores?
La crisis… Esta crisis no es sólo de dinero, que tan pronto la economía se recupere vuelve a la «normalidad» el sistema establecido, pero también nos afecta, y gravemente, la crisis de valores y de esa es más difícil recuperarse, sus secuelas dejan huellas y sus consecuencias afectan por mucho más tiempo.
La crisis exige recortes y reajustes, bien, pero alguien debe pagar por esta crisis. Todos los «peces gordos» que nadan a sus anchas por todo el entramado que ellos mismos tejen para salvarse de sus putadas, esos, no se pueden ir de rositas, pero sí, porque para eso «ellos», que han pensado en todo, han legislado para librarse de toda responsabilidad y quedar libres de culpa.
Se asignan sueldos de «escándalo» y nadie dice nada, porque todos esperan su momento y quieren tener manga ancha, y además, lo que «cogen» también les queda limpio y a buen recaudo. La sensación que tenemos es que los cargos públicos están por ley, eximidos de responsabilidad civil y penal, aunque hayan arruinado las instituciones y el futuro de la población. Vaya que «nos dejan el hambre y se llevan el pan y con la pústula y sin apósitos»… y presuntamente, la ley los ampara.
Los que tienen trabajo pueden vivir e intentar reducir gastos para ahorrar algo, pero por la falta de trabajo son millones los afectados directamente por la crisis, aunque su repercusión sí afecta a toda la población que nos veremos privados de los servicios de atención básicos, aun gravando con más impuestos, porque los ajustes y reajustes van directo al contribuyente: los políticos, de apretarse el cinturón, ni un ojal.
Los que se llenan la boca hablando de la crisis son los mismos que la han provocado, la avaricia rompe el saco y lo rompió. Políticos, banqueros y empresarios se volvieron locos gastando lo que tenían y no tenían, y los bancos te daban préstamos para todos tus caprichos, pero las cuentas están claras, si yo tengo dos y gasto cuatro, pasa lo que pasa, y para arreglarlo, el gobierno va a recapitalizar a la banca para que sigan repartiéndose el pastel y asignándose indemnizaciones millonarias.
Recortes… Recortemos los poderes a esos «listillos pillos» que se meten en política para «vivir bien». Reajustemos nuestro decisión de voto para que el poder no caiga en malas malos.
Derechos… Tenemos derecho a exigir porque el contribuyente pone dinero de su bolsillo para recibir a cambio las prestaciones prometidas.
Esperemos que podamos despertar pronto de este mal sueño y que sepamos elegir con acierto, para poner en las manos de hombres con virtudes los designios del poder.
Fotografía: Daniel Kulinski, cc.
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