Dar el valor a las cosas por lo que significa, no es otra cosa que tener y tomar conciencia del valor de los valores.
Aunque en las cosas importantes el valor ya está catalogado, cada uno pone su oportuno valor según su conveniencia, pero no el que tiene sino el que quiere o el que interesa en cada momento, porque el valor de los valores, tuvo su valor, tiene su valor y tendrá su valor a través de los tiempos.
Cuando la sociedad vive en una irrealidad parcial o delirio aceptado a cambio de halago ¡mal vamos!
Nada es por casualidad… En todos los ámbitos, todo lo que da sentido a nuestro modo y manera de relacionarnos, en gran medida, los valores se han ido devaluando, aunque el valor de los valores seguirá conservando, eternamente, todo su valor. Otra cosa es convencerte de que los valores es cosa del pasado y hay que modernizarse.
Están tan denostados los valores que hay que pedir respeto. Como no hay valores no tiene sentido respetar ni a una madre, al profesor, un entorno, una vida, una bandera, …
Pues en los valores es donde está la grandeza de un pueblo. Si la democracia es justicia, la justicia debe aplicarse porque no puede quedar impune quien no respete a su bandera, su patria, su rey; sus padres, su casa, su ley, …
Vemos como el honor y la dignidad de las personas se pisotean sin escrúpulo y como si de un circo se tratara, unos jalean y otros aplauden frente a gritos, insultos y descalificaciones. Eso no se puede consentir ni como espectáculo de entretenimiento ni como ejemplo a seguir. A la juventud se le está indicando que para qué esforzarse educándose y estudiando una carrera, si con ser groseros y peleones y con una vida de escándalo y desenfrenada van a conseguir trabajo en la tele para desbocar sus lujurias y sus desvergüenzas.
«Las personas no pueden quitarte la calma. Salvo que tú lo permitas». Hoy hay que ser valiente o estar seguro de tu personalidad, de lo que te interesa, de lo que quieres y de lo que dices, porque lo que dices puede llevarle la contraria a una corriente interesada que te puede catalogar de malasombra, aunque yo sin sombra de duda manifiesto libremente lo que pienso, siento y vivo. Mi corriente es la de ser fiel a mis principios y valores. Mi ética y moral no se vende aunque algunos para ningunear y desmerecer lo que dices te tachen de retrograda, de izquierdas o derechas, o de iletrada…
Es hora de despertar porque España vive en una irrealidad parcial y la población no puede seguir consintiendo que los delirios de la clase política y de los medios de comunicación nos pongan al límite de la enajenación para ser modernos sin memoria.
En estos momentos, ¿hacia dónde se encamina España? España ha perdido el norte y ahora mismo se encuentra a la deriva y condenada a sufrir una irremediable descomposición de la que tardará mucho tiempo en recomponerse. España no debe estar de moda en el mundo por sus desmadres libertinos, España debe ser ejemplo para el mundo por su cordura sostenida.
En muchos aspectos la sociedad finge una ceguera frente a las fuerzas que le controlan y perciben la realidad basada en la imaginación del dominante, convirtiéndoles en rehenes sumisos y maleables. Lo malo viene en apariencia, de la necesaria cohesión para que respalde y justifique una alocada manera de proceder, ya que si la promulga los políticos y queda fuera de la ley, vale todo, y lo mejor del todo vale es que estás «limpio de pecado».
No se puede estar sordo, ciego y callado frente a los manipuladores irreverentes. La voluntad es un valor muy personal para ponerlo en manos de seres desaprensivos que quieren aniquilar tu identidad y la de los pueblos. Mi identidad son mis raíces y esas nadie podrá arrancarlas.
En la vida sucede lo que tiene que suceder para que tomemos conciencia y valoremos lo que es de verdad y lo que vale la pena, aunque a veces da la sensación de que la verdad tarda en manifestarse, pero no desesperemos porque al final la verdad siempre sale a la luz y pondrá a cada persona en su lugar.
«El tiempo es muy lento para los que esperan, muy rápido para los que tienen miedo, muy largo para los que se lamentan, muy corto para los que festejan. Pero, para los que aman, el tiempo es eternidad». W. Shakespeare.
Sí, el tiempo es efímero o eterno, depende de la intensidad interior con que vives la vida y de lo que tú le aportes. «No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo». No dejes que gratuitamente, nadie te rompa el corazón. Quién hace daño es porque está dañado y va sembrando su mal y lo que guarda en su interior es lo que se manifiesta, y frente a esa podredumbre carroñera ten valor y conserva tus valores.
¡Ay de ese tipo de gente que en su papel de víctima esconde sus resentimientos y rencores y trata de poner bajo su control a la persona que pretende debilitar! Para que ese tipo de persona encadenada a un mundo viejo y cansado, no pueda hacerte daño, (aunque con la mentira siempre se daña), lo mejor es estar y entrar en paz y en libertad a las raíces de nuestra propia naturaleza, y dejar que la mente fluya y se eleve a la divinidad para liberar nuestro ser de cualquier separación y dolor, porque se puede estar cansado de vidas y de relaciones rotas, de triunfos inútiles y de logros efímeros, de pérdidas eventuales y de finales inevitables.
Es hora de que en nuestra sociedad se reflejen los valores, esos valores que donde más relucen es en el seno familiar y ahí están fallando desde hace mucho tiempo. Valora la vida y a las personas, porque quien ataca a una persona, no importa de qué modo, esa mente está en guerra contra personas y recuerdos. Mientras que una mente serena y tranquila transmite simplicidad y paz, y la paz no se compra, emana del corazón noble.
Fotografía: Biblioteca de Arte / Art Library Fundação Calouste, cc.
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