Cuando en la tierra planté
el tallito tierno y sediento.
Se abrazó a sus raíces
no lo arrancará ni el viento.
A aquel arbolito débil
lo cubre una copa fuerte.
Por el azote del tiempo
hasta el tronco se endurece.
Con la lluvia del otoño,
de los inviernos la nieve.
Se ha desnudado de hojas…
En primavera reverdece.
Ya el árbol es otro árbol
que con la brisa se mece.
En sus copiosas ramas
cantan pájaros y se duerme.
El viento alegre en la copa
silba una melodía,
y va tejiendo en el aire
dulces sueños cada día.
Aquel tallito es un árbol.
Sus ramas llegan al cielo.
La tierra lo alimenta.
Su sombra busca el abuelo.