lunes, 6 de septiembre de 2010

La Virgen de Canarias

Imagen de la Virgen del Pino.

Día 8 de Septiembre, Fiesta de la Virgen del Pino: Gran Canaria.

La celebración de la fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico bizantino, el cual se cierra con la Dormición en agosto. En Occidente fue introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.

Alegraos pueblos todos, hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Jesús, Dios y hombre verdadero, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: «parirás con dolor». A María, por el contrario, se le dijo: «Alégrate, llena de gracia».

María Santísima, al recibir desde el primer momento de su concepción la plenitud de gracia, conjuntamente fue adornada de la más profunda fe, de la más confiada esperanza y el más encendido amor de caridad con Dios y los prójimos, además de la infinidad de virtudes morales.

En el Evangelio y en la tradición cristiana aparece María llevando a la ejecución en grado heroico todas las más hermosas virtudes de que Dios adornó su alma, para que fuera digna Madre de Cristo, el Hijo de Dios hecho hombre.

La esperanza anima toda la existencia terrena de Nuestra Señora: en virtud de ella resplandece el misterio de su soledad y sacrificio; la vemos asimismo en la espera de la venida del Espíritu Santo, en el Cenáculo, con los apóstoles. Dentro de toda esta visión divina estaba también con preponderante papel, la persona y la misión de María Madre del Verbo hecho carne. La inmensa caridad de María la llevó a aceptar todo el peso del sacrificio que la vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo le imponía para realizar los designios de Dios en beneficio de la humanidad. María llena de gracia… La gracia es una participación de la naturaleza de Dios en la creatura racional. Este misterio divino de salvación se nos revela y continúa en la Iglesia, a la que el Señor constituyó como su Cuerpo y en ella los fieles, unidos a Cristo, su Cabeza, en comunión con todos sus santos, deben también venerar la memoria «en primer lugar, de la gloriosa siempre Virgen María, Madre de nuestro Señor Jesucristo».

No hay más Virgen que María, la madre de Jesús. Las advocaciones son los diferentes nombres con que llamamos a la Virgen María y que viene dado por el lugar donde se ha aparecido. Y nosotros, sus hijos, con todo nuestro amor la llamamos cariñosamente con nombres diferentes, pero consciente que Virgen no hay más que una y como Madre nos quiere y cuida a todos los que la llaman ¡Madre!

Existen dos tipos de advocaciones: las de carácter místico, relativas a dones, gracias, misterios, actos sobrenaturales de la Virgen, como Inmaculada, Encarnación, Asunción, Presentación etc; y las apariciones terrenales, que en muchos casos han dado lugar a la construcción de santuarios dedicados a la Virgen, como la del Pilar en Zaragoza, la de Lourdes en Francia, la de Fátima en Portugal, Guadalupe en México, la del Pino en Teror (Gran Canaria), la Candelaria en Tenerife…, etc.

La Virgen María, la Sierva del Señor que humildemente aceptó formar parte del plan divino de Dios: Madre de Jesús y Madre de la Iglesia. La Misionera que no abandona su labor de comunicar al mundo que su hijo Jesús nos ama y nos llama a salvarnos en torno a la eucaristía. María no se olvida que la humanidad son sus hijos y por todo el mundo se ha hecho visible porque ha querido anidar en el corazón de cada pueblo y de cada hombre, por eso, no puedo entender que en Tenerife se empeñen en denominar a la Candelaria como la Virgen de Canarias… No sé qué historia, pero la única historia verdadera es que la Virgen María está presente en cada Isla porque ella así lo ha querido. Ha llegado para quedarse, ha adoptado otro nombre, y sus hijos le han abierto sus brazos y ella se ha dejado querer.

Gran Canaria celebra su fiesta mayor. El corazón de la Isla reza, late, vibra y siente. Teror llama y se hace eco de promesas y todos los pasos que van por las sendas, caminos y veredas llevan a Teror. Los peregrinos cargados de sentimientos arraigados en el alma, quieren expresar a los pies de la Virgen y Madre todo su agradecimiento por sentirla cerca, por sentir su aliento, su apoyo y sus fuerzas, y mirándola a sus ojos le abren el corazón y le cuentan sus confidencias y le piden ayuda para seguir luchando y no desfallecer frente a tantas debilidades humanas.

La fiesta de la Virgen del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias, es un abanico de oportunidades donde se manifiesta lo religioso, lo típico y popular; lo cultural y lo tradicional. La identidad de un pueblo se palpa en cada una de las expresiones: Rezando, cantando, bailando, comiendo. En el hablar, en las notas musicales y en la vestimenta tan particular. Nuestras señas de identidad son nuestro orgullo, por eso estamos obligados a cuidar, conservar y proteger ese patrimonio único. No dejemos ni permitamos que el valor de «lo nuestro» nadie lo desvirtúe, lo adultere ni lo profane, pero, por desgracia está ocurriendo con la música y con la vestimenta. Respetemos nuestras tradiciones…

La romería-ofrenda a la Virgen del Pino, es un acto que le debemos a nuestro entrañable e inolvidable Néstor Álamo. Alegría, música y color llenan un escenario que nos ubica en otro tiempo y se funde el hoy con el ayer y se fortalece el futuro esperanzado. Señas de identidad… Espíritu religioso. Lo festivo, lúdico y religioso se confunde. Un acto de fe es algo muy íntimo y la presencia obligada de representantes políticos, pone de manifiesto sus intenciones de figurar. Faltan al respeto hablando durante la celebración eucarística y también he visto en una alcaldesa, que su vestir no es apropiado para dicho acto solemne. Creo que deben cuidar modo y forma de dar ejemplo frente a los conciudadanos. El saber estar no es cosa de clases…

Celebremos la Gran fiesta de Gran Canaria con respeto a lo cristiano, a lo tradicional y a nuestras señas de identidad. Nuestra singularidad se hace popular y universal, pero siempre, nuestra.

LA VIRGEN DE CANARIAS

El Pino y la Candelaria
un día subieron al Teide.
Sabían que los canarios
por igual a las dos quieren.

Allí se fueron reuniendo:
la de la Peña, los Reyes,
los Volcanes, la del Carmen,
de Guadalupe y las Nieves.

Aunque a diferente Virgen
en cada isla veneran.
Brota el cariño a una madre
del corazón de una tierra.

Juntas ya en el Roque Nublo,
escuchaban las plegarias.
Sólo se oía una voz
de canarios y canarias.

Rezan y piden a su Virgen
que la quieren con amor.
María es madre amorosa.
Se mete en el corazón.

Canarias adora a la Madre,
que es la virgen María.
No la llaman por un nombre.
Le musitan… Madre, mía.

Celebremos y veneremos con el fervor y el amor que una madre se merece. No dejemos de festejar hoy a Nuestra Señora con esa delicadeza propia de los buenos hijos.
Vayamos ataviados con nuestras mejores galas, las que manifiesta el alma a través del rostro: la fe, la paz, la bondad, la dulzura, la alegría y el amor. Seamos reflejo de nuestra Madre la Virgen María en su advocación canaria: Virgen del Pino.

Fotografía: JUAN LUIS MARTEL, cc.

2 comentarios :

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  2. "No puedo entender que en Tenerife se empeñen en denominar a la Candelaria como la Virgen de Canarias...": La Virgen de Candelaria es la Patrona de las Islas Canarias declarada así por Clemente VIII en 1599 y ratificada como tal por Pío IX en 1867. La Virgen de los Remedios es la Patrona de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna (provincia de Santa Cruz de Tenerife) desde la creación de la misma en 1819 por Pío VII y la Virgen del Pino es la Patrona de la Diócesis Canariense-Rubicense (provincia de Las Palmas) por bula de Pío X de 1914. El patronazgo de la Virgen de Candelaria sobre Canarias ha sido confirmado en numerosas ocasiones: como en 1630 por el papa Clemente VIII y por bula de 1867, también lo hizo el papa Pío IX. Una de las más recientes fue en 2009 por el papa Benedicto XVI.

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