sábado, 26 de julio de 2025

La paz no es ausencia de conflicto...


 

Gandhi: “La paz no es la ausencia de conflicto, sino la capacidad de afrontarlo”.

En tiempos de conflictos, turbulencias y cambios constantes, encontrar la paz interior parece una misión imposible. Es difícil encontrar paz en tiempos angustiosos, el secreto, aseguraba Gandhi, no está en la ausencia de problemas, sino en la capacidad que tenemos de gestionarlos.

Es posible que el mensaje de Gandhi sea ahora tan necesario como lo fue en su momento. Nacido en India, Mohandas Karamchand Gandhi presenció en su tierra y en Sudáfrica, donde vivió entre 1893 y 1915, la violencia y la discriminación del sistema colonial. Y lo enfrentó. También promovió valores como la verdad, la austeridad y la armonía interreligiosa.

Aunque Gandhi fue también un ejemplo de paz interior. Porque como dice el filósofo y colaborador de Cuerpomente Rafael Narbona, “solo nos ganamos el derecho a ser felices cuando obramos éticamente”. Una vida incómoda, pero alineada con tus principios, siempre será mejor que una vida cómoda pero inmoral.

El mensaje de Gandhi para la paz: “La paz no es la ausencia de conflicto, sino la capacidad de afrontarlo”, dice una famosa cita atribuida a Gandhi. Una de las muchas que nos dejó. En un país, en un estado, la paz absoluta parece imposible. Lo importante es cómo se gestionan los conflictos, tanto internos como externos. Si se hace por la vía democrática y pacífica, avanzamos hacia el progreso. Si, por el contrario, nos acercamos a la violencia, estamos retrocediendo.

Pero el mensaje de Gandhi toma una nueva dimensión en estos tiempos inciertos que vivimos. Porque, como explica para Cuerpomente la psicóloga Paula Sastre Valverde, “el mundo parece estar enloqueciendo, y nosotras con él”.

“Cada día, muchas personas abrimos los ojos y, casi sin pensarlo, lo primero que hacemos es mirar el móvil. Un gesto automático que nos expone a una avalancha de realidades que nos atraviesan”, explica la experta, que ha observado que en los últimos meses la ansiedad por el contexto político, social y bélico de nuestro mundo ha aumentado.

“La exposición a la desgracia y el dolor del mundo tiene un precio, y lo estamos pagando con nuestra salud mental”, asegura. El problema, como señala la psicóloga, es que, si bien el mundo siempre ha sido hostil en muchos sentidos, nunca antes habíamos estado tan expuestas a la información. “Antes, dedicábamos un momento concreto del día a leer el periódico, ver las noticias o escuchar la radio. Hoy, sin embargo, no somos nosotras quienes vamos a la información. Es la información la que nos persigue, sin tregua, a cada paso. Desde su perspectiva, ha llegado un punto en el que “no estamos simplemente informadas, estamos saturados y emocionalmente involucradas”.

“Hay un camino entre el bombardeo constante y el exilio emocional”, asegura Valverde, que comprende que caer en la indiferencia o anestesiarnos ante los conflictos y la violencia no es una buena opción. Para ella, la clave es encontrar “un lugar intermedio donde podamos informarnos sin desbordarnos, conectar sin rompernos”.

Poner límites a la exposición. Es complicado, pero debemos hacer un esfuerzo por dosificar la información. Como explica la especialista de Somos Estupendas, “no necesitas estar informada todo el día. Elige un momento del día para informarte y luego desconecta”. La experta también recomienda elegir “medio fiables y evitar titulares sensacionalistas diseñados para impactar más que para informar”.

Ve más allá del titular. Para reducir el impacto del punto anterior, es importante no quedarnos siempre con el impacto del titular, sino que investiguemos y profundicemos en la pieza periodística. “Muchas veces los titulares están diseñados, no para contar la realidad, sino para impactar y generar miedo y confusión. Entender de verdad y la realidad de lo que pasa, también reduce la ansiedad”, afirma Valverde.

Tanto en las relaciones como en la comunicación mal intencionada, la mentira tiene el poder de enfangarlo todo. El sensacionalismo y la manipulación mina la información veraz, por eso tenemos que tener la capacidad de discernir para que el impacto no transforme la emoción en una acción confusa. Lo mejor es centrarse en aquello que sí entendemos y no dejarnos llevar de los manipuladores de turno. Actuemos al puro estilo de lo estoicos. “Compartir tiempo y aficiones con quienes nos quiere, cuidar a las personas de tu entorno…”, responde la psicóloga, “cuando hacemos algo, por pequeño que sea, dejamos de ser espectadoras pasivas del dolor, para convertirnos en activos valiosos”.

"No le demos poder a lo que nos quita la paz"...


Fotografía: Internet


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