Hoy 26 de julio conmemoramos a Santa Ana y San Joaquín, padres de la virgen María, por tanto, abuelos de Jesús hecho hombre, y por ese motivo celebramos “El Día Internacional de los Abuelos”: El día de las ilusiones y los recuerdos. El día de la ternura. Un día para admirar a los magos de las palabras de consuelo, compañeros de juegos que, pudiendo ganar, entregan la partida a cambio de una sonrisa…
Ojalá, ningún niño tenga que derramar una lágrima, porque queriendo a sus abuelos se les prive de su presencia y se les impida verlos…
Hay quien considera que los abuelos son el pilar fundamental en la educación de los nietos, les transmiten sabiduría, experiencia, tranquilidad, cariño, estabilidad... Sin embargo, el beneficio es mutuo, ya que los abuelos también se enriquecen emocionalmente con el contacto con sus nietos.
Hace tiempo que diariodeavisos publicó un artículo donde hablaba de los abuelos ejercientes: La antropóloga estadounidense Margaret Mead, precursora en la utilización del concepto género, determinante en los estudios y las luchas feministas, escribió que “todo el mundo necesita tener acceso a abuelos y nietos para ser un ser humano completo”. Las circunstancias concurrentes en la crisis que no termina de irse han puesto de relieve el papel de los abuelos en una sociedad que durante muchos años ha visto y padecido pérdidas de empleo, recortes de recursos o merma de ingresos. Los abuelos han venido a ser soporte decisivo de no pocas unidades familiares y han contribuido decisivamente, en muchos casos, al mantenimiento de los hogares. Gracias a sus pensiones y ahorros (al menos los que pudieron conservarlos y no fueron objeto de saqueo), han podido salir adelante. Entonces es cuando muchos hijos y las familias políticas entendieron bien esa frase de Mead: han sido seres humanos completos.
Es verdad que la sociedad de nuestros días respeta muy poco (a veces, nada) los valores de la sabiduría y la experiencia que atesoran las personas mayores. El que se haya intensificado últimamente la relación entre abuelos y nietos -los primeros han tenido que suplir a los padres en muchísimos casos- ha revalorizado, de alguna manera, el papel de los primeros, aunque sea en estancias cortas o períodos vacacionales, no digamos cuando la convivencia es bajo un mismo techo, intensa o duradera. Ese rol tiene un indudable beneficio para los nietos: serían los depositarios del caudal de conocimientos y experiencias que han acumulado los abuelos.
Estos son vistos hoy, acompañándoles, en casi todas partes: en consultas médicas, en actos públicos, en parques, en estaciones o paradas de guaguas y hasta en charlas de comunidades educativas o profesionales. El aumento de las expectativas de vida favorece el desempeño y hasta las responsabilidades de los mayores. Curioso también el comportamiento de abuelos y nietos durante el tiempo de vacaciones en familia. Un sitio web turístico, jetcost.es, ha publicado un estudio demoscópico, realizado entre tres mil abuelos, mayores de cincuenta años, de seis nacionalidades (entre ellas, la española) y que, al menos, tienen un nieto menor de quince años con el que han estado de vacaciones. Tres cuartas partes de los encuestados, el 74 %, respondió afirmativamente a la pregunta de si habían ido de vacaciones con los nietos. Dos tercios de los abuelos, el 65 %, admitió que abonaba todos los gastos. El precio medio pagado por niño (en España) de todos los gastos se situó en torno a los seiscientos cuatro euros.
Estos son vistos hoy, acompañándoles, en casi todas partes: en consultas médicas, en actos públicos, en parques, en estaciones o paradas de guaguas y hasta en charlas de comunidades educativas o profesionales. El aumento de las expectativas de vida favorece el desempeño y hasta las responsabilidades de los mayores. Curioso también el comportamiento de abuelos y nietos durante el tiempo de vacaciones en familia. Un sitio web turístico, jetcost.es, ha publicado un estudio demoscópico, realizado entre tres mil abuelos, mayores de cincuenta años, de seis nacionalidades (entre ellas, la española) y que, al menos, tienen un nieto menor de quince años con el que han estado de vacaciones. Tres cuartas partes de los encuestados, el 74 %, respondió afirmativamente a la pregunta de si habían ido de vacaciones con los nietos. Dos tercios de los abuelos, el 65 %, admitió que abonaba todos los gastos. El precio medio pagado por niño (en España) de todos los gastos se situó en torno a los seiscientos cuatro euros.
Y volviendo al principio: por qué estas vacaciones sin los padres. Las respuestas de la encuesta van en tres grupos: a) Sus padres no tenían vacaciones suficientes para poder participar en las vacaciones en familia (48 %); b) Los padres no podían permitirse llevarlos de vacaciones, así que lo hicieron los abuelos en un 33 % ; y c) De ese modo los padres tenían unos días para ellos mismos (26 %).
Con los resultados en la mesa, se trata ahora de valorar si estas tendencias se prolongan porque tampoco parece positivo que todas las responsabilidades recaigan sobre los abuelos, no sea que al final su ejercicio se convierta, poco menos, en una profesión.
Sobre los abuelos podríamos decir mil frases:
Siempre están en el lugar correcto, en el momento justo, listo para ayudarnos cuando los necesitamos.
Un abuelo es alguien con plata en su cabello y oro en su corazón.
Los abuelos son como las luces de un paisaje.
Los árboles más viejos dan los frutos más dulces.
Los abuelos son magos que crean recuerdos maravillosos para sus nietos.
El corazón de toda abuela es un mosaico de amor.
Nadie puede hacer más por los niños que lo que hacen los abuelos.
Los abuelos espolvorean polvo de estrellas sobre la vida de los niños pequeños.
Todos necesitamos un abuelo para para crecer más seguros en el mundo.
No hay en nuestras vidas cómplice más hermoso que el abuelo; en el tenemos a un padre, a un maestro y a un amigo.
Fotografía: Myriams-fotos
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