domingo, 10 de marzo de 2013

Tres eran tres (III)

Dos ramas de espino.


A los pocos meses de morir Rita, murió la madre. La tarde antes, Flor fue a casa de sus padres, (aunque no estuvieran presentes la casa seguía siendo de todos) para visitar a la hermana pequeña que seguía viviendo en ella. A Flor le producía mucho dolor visitar la casa, buscaba en cada rincón a su madre y no la encontraba… También fue al otro piso a ver a la abuela que se iba consumiendo atada a la silla de ruedas. Daba lástima verla con su aspecto triste y ausente, la nieta Flor más de una vez no iba a verla por no ver al marido déspota de la tía Nita. A la visita fue acompañada de la hermana, un hermano y la cuñada. La abuela ya estaba cenando. La tía Nita sostenía un tazón de leche con sopas de pan y apuraba a la madre para que tragara rápido y la pobrecita gemía asfixiada porque el trozo de pan se le quedaba atascado. Entonces Flor le dijo a la tía que tuviera paciencia y esperara a que tragara lo que tenía en la boca, pero ella con retintín contestó:
—¡Yo no voy a estar con mimo, que trague que tengo prisa!

Flor le dijo que si ella no tenía paciencia…, y dirigiéndose a la hermana, le pidió que estuviera pendiente a la hora de comer la abuela, para que la tía no descargara su mal humor contra su anciana madre, pero por desgracia al día siguiente murió la abuela, asfixiada mientras Nita le daba la cena. Nita llamó a un familiar médico y certificó su muerte… Flor callaba lo que vio y se sentía cómplice de algo horroroso. Llevaba esa espina clavada desde entonces.

Nita contaba que su madre murió llamando a su hija Rita y Flor le dijo que no la llamaba porque se acordara, que seguro que se acordaba de su mejor hija, sino que Dios quiso que viniera a su encuentro para liberarla de tanto sufrimiento, y ya en espíritu la acompañaba a gozar juntas de la vida eterna. ¡Por fin, no más agonía!

Nita por su comportamiento no tenía ningún cargo de conciencia, ella vive creyendo que su imagen es la de buena hija porque decía que cuidaba de su madre, y qué pronto la olvidó. Llegada la fecha del primer aniversario de su muerte, Flor llamó a la hermana que vivía en casa de sus padres para que preguntara a la tía dónde sería la misa pero, para sorpresa, ni se acordaba de tan triste fecha. Cuando no hay cariño… pronto te olvidan.

El hermano de Nita que vio cómo ella trataba a su madre, no pudo recuperarse del drama de su madre y se sumió en una depresión tan grande que pudo costarle la vida. Pasaba noches sin dormir y estaba desesperado porque no podía borrar de su cabeza el rostro angustiado y lloroso de su madre por culpa del trato despectivo y brusco de su hermana, y él se culpaba de no haber hecho algo por su madre, pero no era capaz de enfrentarse a la hermana.

Como tampoco se lo contó a los demás hermanos, su dolor se volvió locura. El hecho lo atribuían a otro problema, pero no, un día se colgó para ahorcarse y falló: aunque el cordón le cortó el cuello no lo asfixió. La sobrina Flor lo visitaba y él hasta con los ojos le hablaba, pero hablar, hablaban cuando estaban solos, así aliviaba su pena, desahogándose con la sobrina. Le confesó que no podía vivir porque las imágenes del maltrato a su madre lo atormentaban; veía a la hermana Nita apurando a su madre con la comida, su madre chillaba y él no hacía nada… La sobrina le decía que él no tenía culpa del mal comportamiento de su hermana, por la que ya sentía desprecio y no quería ni verla… El tío murió sin librarse de una pesadilla y a la sobrina Flor le pasaba lo que al tío, cuando veía a la tía Nita volvía a recordar la imagen dándole de comer a la abuela.

Al tiempo, Flor se encontró con el primo, hijo mayor de Nita, el cual recordaba con cariño a los padres de Flor (sus tíos) y lo buena gente que fueron. Recordaba lo mal que se lo hicieron pasar sus hijos, es decir, sus primos a sus tíos y añadió excluyendo a Flor:
—Entre todos tus hermanos mataron a tu madre, pero Soya la enterró —refiriéndose a la que vivía con ella—.

En ese momento Flor debió recordarle el maltrato de su madre a la abuela, porque no se puede acusar a nadie siendo reo… y cosas de la vida, esa prima quiere más a la madre que él mismo; se ocupa y preocupa por ella, la protege la disculpa y la respeta… Flor también le recordó al primo los malos modos de su padre, lo animal que fue y lo mal que se lo hizo pasar a todos, y le contó que por no aguantar las humillaciones de su padre hacía el suyo, le buscó un nuevo trabajo y la pena de que no pudo ejecutar el cambio.

Y qué es de Tina… Tina tenía su trabajo y con eso tenía bastante, poco le importaba lo que le sucediera a su madre, ya la cuidaba sus hermanas… Tina acostumbraba a meterse en la vida de todo el mundo. Ella no tenía reparos en alegar o preguntar sin sopesar que podía dañar con su indiscreción, la educación no era lo suyo. Hay que saber respetar a las personas en su suerte o en su desgracia; nadie tiene que entrometerse en la vida de los demás, ya bastante hay en cada casa por resolver para pretender arreglar los asuntos de los demás, primero hay que ocuparse de los propios.

Tina no se para a pensar, ella larga… A la hermana Rita parecía culparla de que una hija no tuviera novio (Flor le decía que se ocupara en casar a sus hijas), por esa misma cuestión amargó a una cuñada. Su exigencia era tan cargante que la agobiaba y la hacía sentir culpable de su situación de soltera. Ese runrún la fue aburriendo y ya deprimida se encerró en sí misma hasta que terminó por quitarse la vida. Eso se lo confesó la cuñada a la hija de una vecina, que también lo pasó muy mal porque Tina, entrometida, empezó a chismorrear sobre algo que no era cierto, eso le produjo tanto daño a la muchacha que la sumió en una profunda depresión. Según contaba la madre, aún muy dolorida con Tina, y que casualmente lo escuchó la sobrina Flor pasado ya el tiempo. Como si tener un novio y casarse fuera una obligación. Y por si fuera poco, también su suegra se quitó la vida… vivían en el mismo edificio familiar.

Rita, mujer ejemplar, no tenía nada que ver con las otras dos. Nita y Tina se tenían por guapas, ricas y famosas y a la hermana Rita siempre la llamaron “la pobre”. Pobres ellas que son más falsas que el beso de Judas. Las personas con doble cara no son de fiar y entre más lejos mejor…

De las dos hermanas, Nita y Tina, coincidieron en el tiempo dos acontecimientos, una tenía la boda de un hijo (ese muchacho abusó de una la hija de una prima y la dejó marcada) y la otra celebraba las bodas de plata y según ellas, querían tener a todos sus sobrinitos, es decir, la suma de todos sus sobrinos, pero resulta que los hijos de la hermana Rita eran muchos sobrinos, o sea, que los hijos de Rita no son sobrinitos, son bocas que comen…, son la ruina.
Las dos se pusieron de acuerdo y aunque invitaron e insistían, se ocuparon en hacer saber a los sobrinos, los hijos de Rita, que eran muchos para el convite. Hay que ponerle imaginación, yo insisto para que todos vayan a la boda de mi hijo, pero digo que para la celebración de las Bodas de Plata de mi hermana son muchos y pido que vaya una representación, y la otra hacía lo mismo, insistía para que fueran todos a su celebración, pero a la boda una representación. ¿La representación cuántos son, uno, tres, seis? ¡Vaya alegato de personas con poca calidad humana!

Hay que ser miserables para llegar a ese punto que denota insensibilidad y desprecio hacía la hermana Rita y hacia todos sus hijos, sus sobrinitos. La sobrina Flor frente a tanta hipocresía, le dijo que a su hermana Rita nadie la puede representar, porque es única y que se dejaran de rodeos e invitaran a quienes quisieran, pero que estuvieran tranquilas que ella no iría a comerse su comida y a partir de ahí, no acepta comer en sus platos.

En la vida, por desgracia, a veces, muchas veces, la realidad supera la ficción y las situaciones más dramáticas se viven puertas adentro. La propia familia proporciona los sufrimientos más dramáticos: tras una apariencia inofensiva se ocultan verdugos que van de listos, otros son envidiosos, tiranos, manipuladores y mentirosos… No hay derecho a amargar la existencia de nadie, no seas tú objeto de sufrimiento. Ama y respeta a tus padres. Vive y deja vivir.

Flor guardaba muchos secretos cargados de dolor y lágrimas. El sufrimiento de gente querida penetró en su alma como propio y necesitaba liberarlo… Decía Eugene O’Neill que: «No hay presente ni futuro, sólo el pasado que se repite una y otra vez, ahora». Pues ahora me gustaría que en las familias desapareciera el dolor añadido, que el amor, el respeto y la alegría reine en cada casa, porque «Tu casa puede sustituir al mundo; el mundo jamás sustituirá a tu casa».
Prov. alemán.


Fotografía: rob stalnaker, cc.

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