lunes, 29 de octubre de 2012

La historia no perdona mitos

Un caganer.

Ciertos catalanes llevan tiempo exigiendo la independencia de su «Nación» por las tantas peculiaridades que les proporciona una identidad tan particular que el resto de España no es digna de compartir… Últimamente ese ‘runrún’ nos tiene cansados, pero en realidad, si se conociera la Historia vemos que toda la identidad catalana de que alardean es una falacia. Sobre esos mitos y cuentos habla un catalán y como estoy de acuerdo con su carta, la difundo para conocimiento de todos:



Soy un barcelonés de 30 años que, como mi generación, creció con el Club Super 3, el Tomàtic, la Bola de Drac, la Arare, Sopa de Cabra, Els Pets, Els Caçafantasmes, Regreso al Futuro. Veíamos la predicción del tiempo en la TV3, con los dibujos de soles y nubes sobre un mapa de los Países Catalanes.

En la escuela nos explicaban la historia de las cuatro barras, pintadas por el emperador franco con la sangre de Wilfredo el Velloso sobre un escudo o tela de color amarillo-dorado: así nació nuestra bandera (la Senyera). Los domingos por la mañana bailábamos sardanas en la plaza de la Iglesia, y daba gozo ver en un mismo círculo a los abuelos y los nietos,
 cogidos de la mano. En Navidad hacíamos cagar al ‘Tió’, y poníamos un ‘Caganer’ con barretina en el Nacimiento. Así, disfrutábamos de una auténtica Navidad catalana como Dios manda.

En la primavera cogíamos las Xirucas (Chirucas, marca de calzado), y nos íbamos a nuestros Pirineos a disfrutar de nuestras montañas y sierras, en nuestra tierra. Celebrábamos la ‘Diada’, con ánimo de no olvidarnos de la derrota de nuestro pueblo contra Felipe V y los españoles.

Somos un pueblo trabajador, con carácter, distinto del resto. Tenemos la Caixa, el RACC, los Mozos de Escuadra los Ferrocarriles Catalanes. ¿Qué más queremos? Pues queremos, queremos, queremos.

Pero la verdad no se puede ocultar siempre. Te vas de Erasmus a Londres, y descubres que existe vida fuera de nuestro pequeño planeta catalán. Que también hay trabajadores con carácter en otros territorios.
Que la Caixa no es tan importante, si se compara con el Comercial Bank of China. Que solamente una ciudad como Shanghái tiene 20 millones de personas (tres veces toda Cataluña). Descubres la verdad: que lo de las cuatro barras de Wilfredo el Velloso sólo era una leyenda, un mito, sin fundamento histórico. Ni Wilfredo fue contemporáneo del emperador, ni se usaba la heráldica en ese siglo. 
Además, hasta la unión con Aragón, el emblema de los condes de Barcelona fue la cruz de San Jorge (una cruz de gules sobre campo de plata).

Descubres que la sardana la inventaron en el año 1817. Fue un tal Pep Ventura, que tampoco se llamaba Pep sino José, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén, e hijo de un comandante del Ejército español. Se la inventaron, porque no podía ser que la jota de Lérida o del Campo de Tarragona fuese el baile nacional. Y tampoco podía serlo el baile denominado ‘El Españolito’. Por eso se inventaron la sardana a comienzos del siglo XIX: para crear una identidad nacional inexistente hasta entonces. La sardana, otro mito.

Descubres que en 1714 no hubo ninguna guerra catalana-española, que Cataluña no participó en ninguna derrota bélica. Fue una guerra entre dos candidatos a la Corona de España, vacante desde la muerte de Carlos II sin descendencia: entre un candidato de la dinastía de los Borbones (de Francia) y otro de la de Austria (de tierras germánicas). En todos los territorios de la Corona de España hubo austracistas y borbónicos: por ejemplo, Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona. No fue, como intentan venderlo, una guerra de secesión, sino de sucesión: ningún bando aspiró nunca a romper la unidad dinástica entre Castilla y Aragón, ni la separación de Cataluña. La Diada, otro mito.

Descubres que el ‘Caganer’ del belén es una tradición que no se generaliza hasta el siglo XIX, como la sardana. Y que el ‘Tió’ es otra milonga identitaria y absurda. La Navidad catalana, otro mito. 
Te das cuenta que (los nacionalistas catalanes) nos han tomado el pelo. No nos han educado, sino adoctrinado. Que nos han alimentado, sin darnos cuenta, de una ‘ideología total’ que se encuentra por encima de todo y de todos.
 Lo abarca todo: permite pisar el derecho de las personas, modelar la Historia a su gusto, y determinar que está bien o mal.

Te das cuenta que (los nacionalistas catalanes) nos han adoctrinado a través de mitos, leyendas, mentiras. Que han construido o falseado una realidad, con tal de fundamentar su ideología. Intentaré poco a poco ir comentando esos mitos. Pido ayuda y la colaboración de todos, para tratar de encontrar otras mentiras. Así, (los catalanes) podremos liberarnos de esos mitos, y ser libres de verdad.

Está claro que eso de viajar, es para algunos, una estupenda vacuna contra la estupidez y el aldeanismo.

P.d.: La historia es irreversible, nos pueden contar cuentos, milongas y mitos, pero al final, el peso de la HISTORIA reluce por sí sola. De hecho nunca deberíamos creernos mucho de lo que nos cuentan ‘muchos interesados’ hasta haberlos constatado, y aún así ¡¡cuántas dudas tendremos!!
Esta carta refleja una realidad que está muy arraigada, siempre hay quien llevado por fanatismos, inquina, aborrecimiento o envidia, manipula y tergiversa la realidad con el único interés de confundir para obtener el beneplácito de ciertos ignorantes que ofuscados siguen el juego sin sopesar el error que lleva a errores.
Estos intolerantes que quieren cambiar la Historia no buscan el bien de sus conciudadanos, buscan alimentar un sectarismo propio de personas insociables, bipolares emocionales y de poco fiar, por eso la sociedad tiene que estar alerta para reaccionar frente a los chantajes y no dejar que nadie invente nada. La Historia es la que es y hay que preservar la verdad de acontecimientos pasados para seguir escribiendo el presente para un futuro creíble.

La envidia es muy mala… Igualmente pasa también con los que queriendo perjudicar la honorabilidad de alguien (siempre van a por la buena gente), levantan falsos testimonios y mentiras. Esos miserables se inventan historias increíbles pero para que crean sus argumentos engañosos utilizan toda clase de argucias, ahora que lo que nunca falla es el chantaje emocional, eso es lo más efectivo porque despierta cierta lástima y crea vínculos emocionales que unen para aunar rechazo hacia la persona a la que el ‘mal bicho’ dispara su veneno. Pobres ‘malos bichos’ que más tarde o más temprano tomaran de su propia medicina porque serán víctimas de su propio veneno…

Los mitos forman parte del sistema de creencias, ya que el mito es un texto de origen oral, cuyos detalles varían en el curso de su transmisión, dando lugar a diferentes versiones, pero sobre la realidad no cabe más versiones y no se puede sembrar el descredito ni sobre la Historia ni sobre la dignidad de las personas. Por tanto, no se pueden permitir ciertos mitos, esas invenciones son engaños que perjudican la realidad de la Historia y el honor de las personas.

Fotografía: Thomas Heyman, cc.

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