El resplandor de aquel pino
a Gran Canaria encendió.
Es una luz ardiente
que brilla en el corazón.
En montañas y caminos
se escucha una canción.
Son piropos a una Madre.
Son rezos con devoción.
Todo camino acaba
en la Villa de Teror…
donde se encuentra la Madre
de Gran Canaria y de Dios.
Por ser Tú mi madre hermosa
puede que sea hermosa yo.
Jamás quiero que me arranquen
del racimo de tu flor.
María, Madre de la Iglesia.
¡Peregrina del Amor!
Para que me bendigas, madre,
soy peregrina en Teror.