martes, 8 de febrero de 2011

Extrañas sombras


La extraña estancia vacía.
La penumbra desolada.
Unas sombras inquietantes;
un miedo que me atenaza.
Un grito que se ha ahogado;
un sudor frío se escapa,
un rumor que sobrecoge.
La traición huele a mortaja.

Valiente me enfrento al miedo…
Abro puertas y ventanas
para que entre la brisa
y traiga luz y esperanza.
Quiero mirar a lo alto
a donde se elevan las alas,
libres y sin ataduras,
con las palabras muy claras.

Nadie podrá callar
la voz que tiene mi alma,
que se acurruca en la noche
y despierta en la madrugada,
cuando la aurora despunta
con cantos a la alborada.
Embriagados por la luna…
Sueña el ocaso esmeralda.