Llena de gracia: amada y favorecida. «Yo soy la servidora del Señor». María expresa su fe y su entrega.
Dios, no necesitaba una servidora para fabricar un cuerpo humano, sino que buscaba una madre para su Hijo y, para que María lo fuera de verdad, era necesario que Dios la hubiera mirado con amor antes que a cualquier criatura. Por eso le dijo: «Llena de gracia».