lunes, 3 de enero de 2011

Solidaridad

Una voluntaria atiende a unos niños en la India.

La palabra solidaridad proviene del sustantivo latín soliditas, que expresa la realidad homogénea de algo físicamente entero, unido, compacto, cuyas partes integrantes son de igual naturaleza. La solidaridad es uno de los principios de la concepción hombre y sociedad, es decir, el empeño por el bien común, por el bien de todos y de cada uno, ya que todos somos verdaderamente responsables de todos. La solidaridad es uno de los principios básicos de la filosofía social. Son sentimientos que empujan a los hombres a prestarse ayuda mutua y esa reciprocidad hace que muchos no se sientan feliz si no lo son los demás.

Por estas fechas navideñas sobreabundan los actos solidarios, quizás aprovechando que la sensibilidad está a flor de piel, ya que son días donde compartimos y nos volcamos unos con los otros. Somos muy espléndidos con los regalos, comidas y sonrisas y la generosidad hace que no miremos mucho por el dinero y tenemos el monedero siempre abierto, repartiendo a manos llenas. Eso es bueno, lo malo es que hay quien agudiza su picaresca para aprovecharse de esa explosión de generosidad para su propio beneficio, abanderándose de las enfermedades y las miserias de otros. Me parece despreciable y ruin que alguien utilice el dolor de los demás para engrosar sus cuentas bancarias.

Algo que por estas fechas me llama poderosamente la atención es, la proliferación de almanaques solidarios y lo que me sorprende sobremanera, que para ello tengan que desnudarse… El alegato más recurrido es que es por «una buena causa». La solidaridad es un acto noble y digno, no confundamos los términos. Desde cualquier gremio te pueden ofrecer su «desnudo solidario»… Para ser solidarios hay que tener mucho corazón y para desnudarse, poco pudor.

En estos tiempos de falta de valores, que se exige todo a base de malos modos e impaciencia y vamos sobrados de egoísmo y soberbia y movidos por el materialismo, nos podemos sorprender de las repuestas solidarias frente a cualquier catástrofe.

Todavía nos sorprendemos frente a la magnifica respuesta en uno de los últimos llamamientos por la tragedia de Haití.
Se desbordó toda previsión, el mundo entero se volcó. Fue tanto el dinero que se recaudó que se quedan cortas las matemáticas por falta de numeración. ¡Magnífico!

Lo que ya llega a indignar es saber y ver que pasados tantos meses, la población haitiana no haya recibido las ayudas y siguen hacinados bajo tiendas de campaña, llenos de miseria y enfermedades y rompe el alma ver que tienen hambre y buscan algo de comer en basureros… ¿Dónde está ese dineral? ¿Quién lo tiene? ¿Quién lo controla? Suele pasar, que de las tragedias otros hacen sus supuestas fortunas ¡Increíble!

Existen cientos de ONG y todas con el principio de solidaridad, pero también pueden levantar sospechas de ser un supuesto aprovechamiento. Hay quienes han hecho de la solidaridad su profesión y negocio y de eso nos enteramos de cuando en cuando y, cuando te enteras, te duele cada céntimo que hayas dado con la finalidad de ayudar a paliar necesidades en este mundo tan desigual y necesitado.

También se ha sembrado la duda sobre ONG’s con renombre y muy arraigadas en la sociedad. La verdad que puedes sentir impotencia al saber, que los dineros destinados a programas de ayudas van a pagar grandes sueldos y festines, pero… así y con todo, debemos luchar y contribuir para erradicar el sufrimiento y las desigualdades y acabar con el dolor y la pobreza de tanta gente.

Tengo que decir que admiro y valoro el trabajo voluntario y altruista de tanta gente que se entregan y dedican a los demás. Esa forma de participación social es admirable. Es la fuerza que refuerza y contribuye a mejorar la calidad de vida de una sociedad denostada y olvidada. El voluntariado es un estilo de vida y la forma de entenderla. A decir verdad, en las necesidades de los demás es donde se manifiestan los más nobles sentimientos de solidaridad y el amor se hace sublime.
Estar cerca de los desfavorecidos es contribuir a mejorar al bienestar y calidad de vida de muchos semejantes que han tenido la desdicha de nacer en un lugar determinado.

Esa actitud responsable y solidaria es un recurso muy valioso e impagable. Sacrificas tu vida y las comodidades para llevar calor humano y esperanza a quienes viven en la miseria extrema. Allí, dónde la muerte es la única escapatoria al infierno, dónde el grito del silencio hiere los oídos, las miradas se pierden sin destino y el dolor se pasea sin quejido. ¡Qué desolación! Para enfrentarse a esa realidad tan dura hay que tener una doble capacidad: por un lado, una gran sensibilidad y por otro, la fortaleza para poder trabajar sin decaer, por eso valoro el coraje y arriesgo de tantas personas que dejan todo para marcharse a lejanas tierras a cuidar y facilitar los medios para que otra gente puedan vivir un poquito mejor. Sin importar raza, color, cultura y que para integrarse mejor, se esfuerzan por aprender otras lenguas. Hay que tener un corazón muy grande para llevar a cabo una labor tan generosa en un lugar que causa espanto; humanamente admirable.

Es una labor encomiable por muchas razones, no es fácil dejar familia, casa y país para embarcarse en una aventura con paisajes tan dantesco que lastiman, si no es por darle sentido a la vida personal y espiritual. Cuando se encuentra el sentido a la vida te sientes afortunado de existir y de poder ayudar a tantos semejantes que te necesitan y que dependen de los demás.

A nivel personal tiene que suponer un gran esfuerzo emocional enfrentarse a situaciones tan horribles y pienso que habrá que hacer un ejercicio de superación enorme, para poder sobrellevar tanto dolor en piel ajena. Con fuerza y valentía se ponen manos a la obra y reciben con creces la mejor de las recompensas, sonrisas agradecidas a cada gesto de tu generosidad solidaria.

Dios bendiga a las almas solidarias. Caridad, desprendimiento, magnanimidad es la virtud de las grandes almas… Almas que llevan un soplo de vida adonde la vida no tiene valor, el precio de la vida es la muerte.
Dios se mira en cada corazón solidario. Corazones generosos y espléndidos que hablan de amor, reparten amor y reciben amor.

Fotografía: Internet

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